domingo, 28 de diciembre de 2008

2008 que se va y 2009 que nos enfrenta…”Pasemos al otro lado”



Los especialistas, destacan que a pesar de los esfuerzos de cada Gobierno de Estado por mejorar las condiciones de vida de sus habitantes, la crisis financiera mundial en el año 2009 impactará a cada nación."El 2009 será un año difícil para el Gobierno estatal y los municipios, por lo que tienen que ser estratégicos en la aplicación de los recursos públicos", consideran y proponen ahorrar dinero de cosas superfluas para aplicarlo en obras.Si una comuna por ejemplo, está acostumbrada a invertir en eventos de promoción, ya no podrá hacer ese gasto porque será dinero tirado a la basura, de ahí que deben readecuar su forma de usar el dinero.Al mismo tiempo, urge la necesidad de crear un grupo multidisciplinario de especialistas e investigadores para que diseñen una estrategia viable y posible para hacer frente a la debacle.Se trata de convocar a una gran estrategia estatal, jalar a los mejores cerebros y académicos y en un compromiso ciudadano y civil , sentarnos para buscar una estrategia de desarrollo que sea viable y posible. No soy un experto, pero creo firmemente que este equipo puede ser multipartidista, porque no debe importar el color o la afiliación partidista, o la religión que profese, sino atender y resolver las necesidades del pueblo.
Estamos terminando un año. Hay quienes prefieren celebrar este acontecimiento de una manera superficial y vana, con explosión de vaciedad y ruido para no pensar.
Yo me invito, y los invito a todos ustedes, a aprovechar esta oportunidad, de iniciar un año nuevo, de una manera mas sensata y madura: serenándonos y calmadamente entrar dentro de nosotros mismos para reflexionar, orar y compartir amistosa y familiarmente.
Vamos a tomar consciencia del tiempo y de su valor e importancia; para agradecer el tiempo vivido y esperar el que siempre viene cargado de dones y dificultades. El tiempo es el hilo que teje nuestra historia, es como un correo de gracias y bendiciones.
En una encíclica pude leer una declaración muy importante: “Un elemento distintivo del cristianismo es que los cristianos tienen un futuro. No es que conozcan los pormenores de lo que se espera, sino saber que su vida, en conjunto, no acaba en el vacío… La puerta oscura del tiempo, del futuro, ha sido abierta de par en par y se ha dado una vida nueva”. Entonces tu vida puede y debe cambiar, ya no tienes nada que temer. Ya no puedes mirar con angustia el mañana. La misma muerte se convierte en amiga. Cristo con su muerte y resurrección nos ha dado la llave para abrir el mañana y hacer de cada día una nueva oportunidad.
Nos da las llaves para abrir la esclavitud, la persecución, la incomprensión y cada lucha y esfuerzo se convierten en peldaños de liberación. El tiempo, para el que vive su fe y de la fe, es una oportunidad de crecimiento y de siembra. Todavía podemos ser más y hacer más y servir y amar más y más. No tengamos miedo al paso del tiempo. No tengamos miedo a envejecer. Cultivemos más bien, cada día, la esperanza de un día mejor.
Cristo es el día sin ocaso, el lucero que no se apaga, la llama que siempre arde. El puede iluminar todas las noches. El puede llenar de fuerza todos los vacíos. El puede dar sentido y consistencia a todos los instantes. Todas las cosas y todos los acontecimientos pueden tener gran valor si ponemos en ellos la marca del Espíritu de Cristo, el sello del amor. El amor vence la temporalidad.
Lamentablemente, también podemos acumular días vacíos, esos días que no cuentan. Son días vividos con ligereza y egoístamente. Lo que da peso y consistencia a los días es el amor. El día que no se haya amado, bórralo de tu calendario de vida; y si has amado solo un poquito, cuéntalo por la mitad: “No se trata de llenar la vida de años, sino de llenar los años de vida”.
Agradece: a aquellos que con su manera de ser, te ayudaron a ser más humano, más sencillo, más sensible a las cosas de Dios. A aquel que supo escucharte comprensivo. A aquellos con quienes compartiste tus ratos difíciles y de alegría. A aquel que te ayudó a descubrir tu riqueza interior. A aquel que con su gran bondad te hizo ser sencillo. A aquellos que descubriste un día y “se quedaron en ti”. A aquel que corrigiéndote con cariño te hizo caminar. A aquel que con su vida incansable te animó a luchar. A aquellos que sin desesperarse siempre esperaron lo mejor de ti. A aquel que te exigía siempre haciéndote crecer en grandeza. A aquel que te hizo sentir importante cuando necesitó de ti. Aquellos que estando lejos los sentiste cerca. A aquel que con su desacuerdo te hizo descubrir tu verdad. Aquellos que sabes te quieren y siempre confían en ti. A aquel que siempre te anima a ver lo positivo. A aquel que te quiere como eres, animándote a crecer. A aquellos que con su experiencia interior te ayudaron a conocer a Dios y te anunciaron la buena noticia de que: Dios es tu mejor amigo, y te ama.

No olvidemos de pedir perdón, por nuestras faltas de fe. Por nuestros miedos y desconfianzas. Por nuestras omisiones. Por nuestras prisas, ligerezas y rutinas. Por no dar el fruto esperado. Por hacer sufrir a otros. Por no correr en ayuda de los demás. Por nuestros menosprecios e intolerancias. Por no compartir con los hermanos. Por nuestro orgullo y por no saber confiar y esperar en Dios.
Entre las tantas historias que los Evangelios relatan de Jesús, hay una que me es personalmente muy significativa; se trata de cuando el Señor calma la tempestad. Ciertamente un día en la vida de Jesús, durante su permanencia acá en la tierra no debió haber sido muy reposado ni para Él, ni para sus discípulos, pero al finalizar un buen día de aquellos, el Maestro montándose en una barca dice: “ pasemos al otro lado ” Podemos usar nuestra imaginación para revivir en cierta manera la escena, hasta donde la Palabra nos lo permite, y de esa manera me imagino a los discípulos de Jesús cansados, anhelando sentarse a solas con su Maestro, disfrutando tal vez de un merecido buen pedazo de pan fresco y algo de pescado, mientras deleitan sus oídos con las enseñanzas de su Señor, y sin embargo en lugar de todo eso, el Señor dice “ pasemos al otro lado ”. Muchos de los que seguían a Jesús, seguramente se miraron entre ellos, pero a pesar de las condiciones, posiblemente no muy favorables para un viaje en barca, como lo eran el cansancio, la oscuridad, el viento que iniciaba a soplar amenazante, era el Señor quien había hablado.
Lo que ocurrió a continuación es bastante conocido, se desató una gran tormenta y la barca se anegaba, mientras que el autor de la aventura “dormía plácidamente” en la popa de la barca. Puedo imaginarme aún a los discípulos afanados luchando contra los vientos y tratando se sacar el agua de la barca, hasta que fueron donde el Señor estaba y le despertaron diciéndole: Señor, no tienes cuidado que perecemos? Posiblemente se hubiese podido leer entre líneas algo así como “¡Señor, fuiste tú el de la idea de pasar al otro lado y te quedas acá durmiendo, por lo menos álzate y ayúdanos a sacar agua de la barca, para que no muramos!”. El Maestro se levanta, calma los vientos y la tempestad y reprende a sus discípulos, por la su falta de fe.
El Señor muchas veces me ha dicho, “ Nelson, pasemos al otro lado ”, sé que con usted también lo ha hecho; “ hijo mío, es hora de cambiar, de ir a otro lugar, de subir otro nivel en tu vida de cristiano ” y puede ser que las condiciones no parezcan ser las mas favorables y puede ser que en medio del camino se desate una terrible tormenta y peor aún, puede ser que en medio de todo, el Señor se acueste a dormir en la popa de nuestra zozobrante barca. ¡Qué situación desesperante! Pero, cómo puede ser posible que se nos olvide ¿Quién es el que va con nosotros en la barca?, es el Dios Todopoderoso. Recuerda que si Él te dijo “pasemos al otro lado” no lo hizo en singular, no te dijo : “pasa al otro lado” dijo PASEMOS .
Él va conmigo en mi barca, Él va contigo en tu barca, la barca no se hundirá jamás. Aunque parezca que duerme, El Señor se está mojando con la misma agua que parece anegarnos sin remedio, y aunque las condiciones parezcan ser las más contrarias, la barca no se hundirá jamás. Porque Él va con nosotros en ella y no permitirá que eso suceda.
Por esto querido amigo lector, frente a los desafíos del año 2009, a pesar de lo difíciles que puedan ser, ten confianza en Jesucristo que te dice: “Pasemos al otro lado” y como un valiente responde:
Gracias, mi Señor…. no le temo ni a los vientos, ni a las olas, ni a la tormenta porque tú vas conmigo en esta barca y llegaremos juntos al otro lado, tal y como tú me lo has prometido.

“MUY FELIZ Y PRÓSPERO AÑO NUEVO 2009”






domingo, 7 de diciembre de 2008

“El que nace una vez morirá dos veces, pero el que nace dos veces…morirá una sola vez” 2ª parte


En la primera parte dejamos claro que este nuevo nacimiento es más que una reforma. Muchas personas hacen resoluciones de año Nuevo, con abrazo, champaña y risas; sólo para quebrantarlas de nuevo, pues no tienen capacidad para guardarlas. El hombre está siempre reformándose, pero la reforma, a lo sumo, es sólo transitoria. La naturaleza del hombre debe ser transformada.
Un grupo de estilistas en belleza y corte de pelo, en su convención anual, decidieron exhibir su arte. Hallaron un vagabundo en los barrios bajos, le cortaron el cabello, lo afeitaron y le dieron un baño; lo vistieron con un traje nuevo de la mejor confección. Habían demostrado a satisfacción el valor de la excelencia en corte de pelo y belleza personal, pero tres días después, el hombre estaba de nuevo en el lecho del río. Había sido transformado exteriormente en un hombre de aspecto respetable, pero los impulsos y urgencias de su ser íntimo no habían cambiado. Había sido empolvado, perfumado y hermoseado, pero no cambiado.
¿Sabía Usted que se puede cepillar a un cerdo, rociarlo con agua de colonia, ponerle un moño en el pescuezo y hasta llevarlo a la sala? Pero en cuanto lo suelten, saltará al primer charco que encuentre, porque su naturaleza no ha cambiado. Sigue siendo un cerdo como antes.
La Biblia enseña que mediante el nuevo nacimiento el hombre entra en un nuevo mundo. La vida adquiere una nueva dimensión. El cambio que se opera se expresa en la Biblia por medio de varios contrastes: lujuria v/s santidad, tinieblas v/s luz, muerte v/s resurrección, un extranjero en el reino de Dios v/s un ciudadano del mismo. Al hombre que ha experimentado el nuevo nacimiento se le llama miembro de la familia de Dios. La Biblia enseña que cambia su voluntad, cambian sus propósitos en la vida, cambia su disposición, cambia sus afectos y ahora tiene propósito y sentido para su vida. En el nuevo nacimiento ha nacido en su alma una vida nueva. Recibe una nueva naturaleza y un nuevo corazón y se convierte en una nueva criatura.
Nicodemo se extrañó ante estas declaraciones de Cristo y preguntó: “¿Puedo entrar otra vez en el vientre de mi madre y nacer?” Una pregunta natural que cualquiera de nosotros hubiera hecho. Sus creencias habían sido sacudidas. Estaba descubriendo que no era suficiente ser religioso. La ley de Moisés no podía salvarlo, porque realmente no estaba cumpliendo sus requisitos. Tenía que nacer de nuevo. Se le dijo que nadie puede entrar en el Reino de los cielos sin nacer de nuevo, sin tener vida eterna, pues allí no puede existir sino la “vida de Dios”. Será admitido el que tenga esa vida. La gran pregunta es: ¿Poseo la vida eterna? Si no, ¿Cómo puedo obtenerla? Esta es la pregunta más importante que un ser humano puede hacer o lograr que se le responda.
La Biblia habla de muchos hombres que fueron transformados por el encuentro con Jesucristo. Hay un endemoniado al cual las cadenas no podían sujetar contra la fuerza de sus ataques, pero cuando encontró a Jesús fue transformado y más tarde lo encontramos en su hogar, “vestido y en su sano juicio”. Ya no era presa de alucinaciones. Ya no estaba en las garras del poder satánico. Ya no tenía los temores que lo habían acosado constantemente. Ya no era una amenaza para la comunidad. Era un hombre transformado en su carácter, vestimenta y conducta; hasta su medio ambiente había cambiado (Lucas 8 ).
Está Zaqueo, que defraudaba a la gente como recaudador de impuestos. Cuando se encontró con Jesús, todo cambió. Procedió a hacer restitución. “La mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado” (Lucas 19:8 ).
La mayoría de estos encuentros con Cristo dieron por resultado una transformación instantánea. En Pentecostés fueron tres mil los que nacieron de nuevo ese mismo día. A la mañana estaban perdidos, confusos y eran pecadores. Antes de que el día terminara, habían nacido al Reino de Dios.(Hechos 2:41).
Un joven llamado Saulo iba camino de Damasco en persecución de los cristianos, cuando tuvo un encuentro con Cristo bajo el ardiente sol de Siria. No habría de ser jamás el mismo. Una y otra vez se refirió después a aquel encuentro. Podía mirar al pasado y hablar de él años más tarde, recordando el día y el instante mismo en que se encontró con Cristo (Hechos 9).
El carcelero de Filipos tuvo una experiencia similar. Estando presa del miedo, exclamó: “¿qué debo hacer para ser salvo?” Y el apóstol le dijo: “Cree en el señor Jesucristo y serás salvo”. Muchos psiquiatras modernos dirían que no estaba emocionalmente en condiciones de adoptar una decisión permanente. Pablo no lo vio de esa manera y bautizó al carcelero esa misma noche. Y éste entonces lavó sus heridas como señal de la nueva vida que había recibido de Dios (Hechos 16).
Toda persona que esté dispuesta a confiar en Jesucristo como su salvador personal, puede recibir ahora el nuevo nacimiento. No es algo que se haya de recibir en el momento de morir, o menos después de la muerte; se ha de recibir ahora. “He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación” (2 Corintios 6:2) Dios ofrece vida eterna a todo el que quiera recibirla.
El hombre del siglo 21 hace la misma pregunta que siempre ha hecho el hombre. Es antigua, pero siempre nueva. Es tan pertinente hoy como en el pasado.
¿Qué es precisamente lo que uno tiene que hacer para reconciliarse con Dios? ¿Qué quiere decir la Biblia cuando emplea palabras tales como conversión, arrepentimiento y fe? Estas son todas palabras de salvación, pero muy poco entendidas.
Jesús lo hizo todo muy simple y nosotros lo hemos complicado. El hablaba a las gentes con sentencias breves y palabras de uso común, ilustrando sus mensajes con historias inolvidables. Presentaba el mensaje de Dios con tal sencillez que muchos no podían entender lo que decía. “Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo” (Hechos 16:30-31) , esto es tan sencillo que millones tropiezan en ello. La sola y única decisión mediante la cual puedes convertirte es que decidas creer en el Señor Jesucristo como tu Señor y Salvador personal.
Muy importante: No tienes primero que enderezar tu vida. No tienes primero que enderezar las cosas en tu hogar. No tienes primero que enderezar las cosas en tu negocio. No tienes que tratar de abandonar primero algún hábito que te mantiene apartado de Dios. Todo eso lo has intentado y has fracasado muchas veces. Hay un hermoso himno titulado “Tal como soy”, y tú debes acudir a Cristo tal como eres. El ciego acudió como estaba. El leproso acudió como estaba. María Magdalena, con siete demonios, acudió como estaba. Tú puedes acudir a Cristo tal como eres.
Podría mencionar innumerables casos de hombres y mujeres que han tenido un encuentro con Jesucristo y se han convertido en nuevas criaturas. Toda su vida se ha transformado. Han entrado en una nueva dimensión de vida. Han nacido desde lo alto. Les ha sido impartida la naturaleza de Dios. Mientras antes estaban llenos de codicia, ambición y egoísmo, ahora tratan de glorificar a Dios ayudando a sus semejantes.
Sí, el hombre puede reconquistar el paraíso. Lo perdió en el jardín del Edén, pero puede volver a hallarlo por Jesucristo. Si hubiera suficientes hombres y mujeres en posición de esta vida nueva, ¡ Ella podría cambiar el mundo en que vivimos !
Esta es la única esperanza, el único remedio. No hay otro. El hombre debe experimentar una renovación interior completa.
“El que nace una vez morirá dos veces, pero el que nace dos veces…morirá una sola vez”

Nacer dos veces está claro: Una vez cuando celebras tu cumpleaños y otra vez cuando aceptas a Jesucristo como Señor y Salvador de tu vida.
Morir dos veces también: Una cuando expiramos, nos meten en un cajón y nos llevan con la punta de los zapatos apuntando al cielo y la otra es la muerte segunda que Dios nos previene en el libro de Apocalipsis 2:11, 20:6, 20:14, 21:8 (condenación eterna).
Recuerda siempre que Dios te ama, y no quiere que nadie se pierda, es por eso que te previene:
“El que nace una vez morirá dos veces, pero el que nace dos veces…morirá una sola vez”


sábado, 6 de diciembre de 2008

“El que nace una vez morirá dos veces, pero el que nace dos veces…morirá una sola vez”.(1ª parte)


Es indudable que si la humanidad ha de salvarse, habrá que hacer pronto algo radical. El hombre sin temor de Dios, está al borde del infierno.
Recién comienza la exigencia de la legalización de matrimonios “homos” (en Chile), cuando en Europa ya se levantan voces de legalización de matrimonios zoofílicos (ser humano y animal), matrimonios pedastras (padre e hija o madre e hijo), matrimonios incestuosos (entre hermanos), usando el mismo argumento: Libertad de libre elección, libertad de los derechos humanos, libre opción, no discriminación, etc.,etc.
Las fuerzas que están hallando concreción en nuestro mundo son tan abrumadoras, que por doquiera el hombre sincero está empezando a clamar desesperado: “¿Qué debo hacer para salvar mi alma?”
En nuestro mundo todo parece mejorar, menos el hombre. En su naturaleza moral esencial, que gobierna sus relaciones con sus semejantes, roba, asesina, miente, engaña y arrebata. Desde el comienzo del tiempo ha permanecido sin cambio. Las noticias periodísticas de cada día y la televisión, nos muestran asesinatos, raptos, brutalidades, estafas, robos y engaños aún de gente que un tiempo antes eran confiables. Esto demuestra que en algún lugar hemos fallado. Bien decía un viejo psicólogo: “Todos los viejos pecados primitivos no están muertos, sino agazapados en los rincones oscuros de nuestros corazones modernos…permanecen allí todavía, y tan horribles como siempre”. (Carl Jung).
El hombre se está viendo obligado a aceptar la realidad del pecado y la necesidad de un nuevo nacimiento. El común denominador de los ancianos, cuando te sientas a conversar con ellos, es que ellos mismos creían y estaban seguros que colaboraban para formar una generación perspicaz y vehemente, para enderezar este mundo desordenado…y capaz de hacerlo… “tanto lo deseábamos, tan tenazmente lo intentábamos, y miren lo que hemos hecho. Del desorden sacamos un desorden mayor. Lo que hace falta es una nueva especie de hombres”.
El nombrado filósofo danés Kierkegaard escribió un libro titulado “La enfermedad mortal”, en el cual escribe: “El hombre ha nacido y vive en pecado. No puede hacer nada por si mismo, sino perjudicarse”.
Estamos empezando a reconocer, tras largos siglos de fútiles esfuerzos religiosos, culturales, morales y educativos, la incapacidad del hombre para cambiar su corazón. El hombre ha trabajado sin resultado para lograr sus metas morales y transformarse por el mejoramiento de su ambiente. Ahora estamos desilusionados y sabemos que, de alguna manera, el cambio debe venir del interior.
Los intentos del hombre por ayudar a los seres humanos a transformarse son diversos, a través de ciencias de la conducta como antropología, la psicología y la sociología, a fin de descubrir las leyes del comportamiento humano. La dificultad de estos experimentos es que no tienen en cuenta el hecho del pecado humano. Según las nuevas ciencias, el pecado es en gran parte “imaginario”. El hombre es producto de su medio ambiente. Es el feliz o desgraciado resultado de una combinación de cromosomas. Según este sentimentalismo seudo científico, un delincuente juvenil es sólo un sub privilegiado y un ladrón es simplemente un inadaptado. En esta filosofía abandonamos la idea del pecado y la responsabilidad personal y culpamos a todo menos ofensor. Por lo tanto, no tenemos nada que remediar, sino el medio ambiente del hombre, su mala vivencia, los tugurios, la pobreza, la desocupación y la discriminación racial, mientras que al primer responsable, el individuo, no se toca para nada ni se transforma. El hombre mismo y su conducta, según esta nueva ciencia, son considerados como el resultado necesario e inevitable de la selección natural.
Luego, está el intento del hombre para transformarse mediante la química. Los hombres de ciencia están empeñados actualmente en el control de la conducta mediante agentes farmacológicos. Estamos al borde de un vasto desarrollo de drogas para el control de la conducta del hombre. Al principio eran empleadas solamente en las enfermedades mentales, luego en muchas más enfermedades, siempre apuntando la posibilidad de que los dictadores del mundo puedan usarlas para dominar a sectores enteros de la sociedad. Son las drogas “que modelan la mente del hombre”, porque “los científicos están descubriendo como manipular las emociones, los pensamientos y la conducta mediante nuevos inventos”. Estas drogas “cambian las mentes, alteran las sensaciones, las percepciones, los estados de ánimo, los deseos, las maneras de pensar y actuar”. Pero estas drogas, a lo sumo proporcionarán sólo cambios transitorios, ya sea para mejorar o para empeorar, según la naturaleza del que las administre, con probable daño permanente para el cerebro.
Ahora bien: La exigencia de Jesucristo es: “Os es necesario nacer otra vez” (Juan 3:7). El nunca habría lanzado semejante desafío si no fuera una posibilidad. Sí, el hombre puede ser transformado, radical y permanentemente, desde adentro hacia fuera. Existe la posibilidad de llegar a ser un hombre o mujer completamente nuevos.
Es interesante que Jesús le hiciera esta declaración a Nicodemo, un recto y devoto dirigente religioso, que debió escucharla con asombro. Si se lo hubiera dicho a Zaqueo, que por medio de engaños y robos se había encaramado en el primer puesto de su mundo comercial, o a la mujer del pozo, que había tenido varios maridos, o al ladrón crucificado, o a la mujer hallada en adulterio, habría sido más fácil entenderlo. Sabemos que esas personas necesitaban una transformación. Pero Jesús se lo dijo a uno de los grandes dirigentes religiosos de su tiempo. Nicodemo ayunaba dos días por semana, pasaba diariamente dos horas orando en el templo, daba el diezmo de todos sus ingresos, enseñaba teología en el seminario. La mayoría de las iglesias se habrían alegrado de contarlo entre sus miembros; pero Jesús le dijo: “Eso no basta. Tienes que nacer otra vez”. Esto implica a lo menos dos cosas: Que todos necesitamos un nuevo nacimiento y también, que todos pueden lograrlo.
¿Qué queremos decir con eso de que uno debe nacer de nuevo, o nacer otra vez?
Para empezar, significa algo tremendamente radical. Lo que somos por naturaleza lo somos debido a lo que éramos al nacer. Al nacer, nuestro sexo está establecido, la misma armazón de nuestro cuerpo está ya determinada. No hay duda de que nuestro temperamento, nuestras capacidades, nuestros hábitos, nuestras inclinaciones, nos son dados todos al nacer, al menos fundamentalmente; de hecho, nuestra misma apariencia. Nacer de nuevo implica al menos un comienzo absolutamente nuevo, no una reforma de la vida, no el volver una nueva hoja, no la adición de algún atributo o aspecto o capacidad, sino algo tan radical que por ello vamos a ser algo totalmente diferente de lo que hemos sido. Desde luego, cualquiera sabe que no podemos nacer la segunda vez físicamente. Por lo tanto aquí se hace referencia a un nacimiento espiritual, un renacimiento no del cuerpo, sino del alma, la mente y el carácter. Además, debemos notar…que este milagro es absoluta y universalmente necesario, si uno ha de ser miembro del reino de Dios. Nadie está exceptuado y nadie puede reemplazar esta tremenda realidad por alguna otra cosa.
Para su vergüenza, y en detrimento de la sociedad, la Iglesia moderna en general, ha abandonado en gran parte este mensaje del nuevo nacimiento. Predica el cambio social, el desarme mundial, el mejoramiento de la legislación, la “prosperidad social y económica”, las “guerras y luchas espirituales”, las “conquistas y toma de posesión de territorios”, etc.; pero no insiste en lo único que puede resolver los problemas de nuestro mundo: La transformación de los hombres. El problema fundamental del hombre es espiritual, no social. El hombre necesita un cambio interior completo.
La Biblia se refiere muchas veces a este nuevo nacimiento que hablaba Jesús. El profeta Ezequiel dijo: “Os daré corazón nuevo y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros”(Ezequiel 36:26). En el libro de los Hechos, Pedro lo llama arrepentimiento y conversión. Pablo habla de él en Romanos diciendo “como vivos de entre los muertos” (Romanos 6:13) y en Colosenses lo llama “despojarse del viejo hombre con sus hechos y revestirse del nuevo el cual conforme a la imagen del que lo creó, se va renovando hasta el conocimiento pleno” (Colosenses 3:9, 10). Tito, lo llama “el lavamiento de la regeneración” y también “la renovación en el Espíritu Santo” (Tito 3:5). Pedro decía que era llegar a ser “partícipes de la naturaleza divina” (2 Pedro 1:4). Para Juan era haber “pasado de muerte a vida” (Juan 5:24).
Así, pues, la Biblia enseña que el hombre puede experimentar un cambio radical, moral y espiritual y ello por obra de Dios mismo. La Biblia enseña que el hombre sin Cristo, está muerto en delitos y pecados y su gran necesidad es la vida. Pero no tiene dentro de sí la semilla de la nueva vida; ésta debe venir de Dios mismo.
Para terminar, déjame ilustrarlo más fácil: Un día una oruga trepa a un árbol, donde la naturaleza la reviste de un vestido de fibras. Allí duerme y pocas semanas después emerge una hermosa mariposa. Así mismo el hombre, angustiado, desalentado, infeliz, acosado por la conciencia, arrastrado por la pasión, dominado por el egoísmo, beligerante, pendenciero, confuso, deprimido, miserable, adicto al alcohol y a los barbitúricos, que busca como escapar…Puede acudir a Cristo por fe y emerger como un hombre nuevo. Parece mentira, y hasta parece imposible y sin embargo, es precisamente lo que Jesús enseña en la Biblia. Recuérdalo, hay que nacer dos veces para morir una sola vez. ¿Y qué es eso de morir dos veces?...veámoslo en la segunda parte de esta nota. Dios te bendiga

domingo, 9 de noviembre de 2008

AUTODISCIPLINARSE

Estoy de acuerdo con mis contemporáneos que muy disgustados expresan que a la juventud actual le falta disciplina, pero nosotros, los de mayor edad, ¿les dimos ejemplo de autodisciplina? ó ¿les enseñamos a auto disciplinarse?
Primero que nada, la persona común piensa que lo mejor es “evitar” los problemas, y esto es falso, porque al no enfrentar una dificultad, sólo se esta pensando en el momento presente, pero no se toman en cuenta las consecuencias, y a la larga, los conflictos resultan mayores.
Veamos un ejemplo: Se sabe que a las personas obesas les cuesta mucho bajar de peso, porque su cuerpo tiende a mantenerse con determinados kilogramos.
Muchos eligen “el camino más fácil”, y siguen degustando y disfrutando de la comida, mientras dura la ingesta, bajo el pretexto personal diciendo: “De algo hay que morirse” o “La pinta es lo de menos”.
Pero, ¿se van a sentir igualmente felices si continúan engordando?, ¿Van a estar contentos cuando quieran ir a la playa o a la piscina y no se atrevan a lucir un traje de baño? Bueno, es un ejemplo sencillo. Alguien puede decir: “No es mi caso”.
De acuerdo. Analicemos otro ejemplo: Un estudiante que no prepara un examen a tiempo, probablemente dedicará sus horas libres a escuchar música o jugar. Pero, ¿qué ocurrirá más tarde, cuando deba dar su prueba? Es casi seguro que fracasará, puesto que desconoce la materia.
Déjeme decirle algo que le servirá para toda su vida:”No hay caminos fáciles”.
Además, cuando no tenemos disciplina, nos gusta exagerar las molestias que producen las dificultades.
Supongamos que un joven quiere pololear con una niña y no se atreve a decírselo. “Imagina” que experimentará un gran dolor si ella le dice que NO.
Con ésta expectativa, ni siquiera va a intentar una aproximación. Y el daño que se hace a si mismo, evitando la dificultad, será peor que enfrentarla. ¿Porqué?, porque es cierto que puede fracasar. Pero aún así, algo aprenderá de lo sucedido. Y esa “experiencia” podrá servirle para un segundo intento, quizás con otra persona.
Y por último, aunque siga recibiendo rechazo tras rechazo, de acuerdo con el cálculo de probabilidades, con alguien triunfará. (“A nadie le falta Dios”). Pero si se considera vencido antes de intentar nada, se condena a vivir sin pareja. Formará el Club de los que dicen: “no he ganado, pero tampoco he arriesgado”.
Si la persona establece cuales son sus metas, la única forma de alcanzarlas es actuando: Por ejemplo, si no quieres caries ó enfermedades en las encías, deberás lavarte los dientes después de cada comida.
Para lograr la autodisciplina, es indudable que deberá enfrentar dificultades y tentaciones. Estas son mayores al comienza y por lo tanto hay que disponer de una “energía extra” para superar la inercia. Sin embargo, cuando uno ya se ha acostumbrado a cepillarse los dientes después de cada comida por ejemplo, ya no es tan difícil y hasta puede resultar agradable hacerlo.
Lo mismo rige para quién desee subir su rendimiento escolar o laboral, o bajar de peso, o lograr cualquiera otra meta. NO HAY OTRO CAMINO PARA AUTO DICIPLINARSE , QUE LA DISCIPLINA
Lo cierto es que “podemos” alcanzar muchas metas, por lo tanto, de aquí en adelante, en lugar de decir: “mejor sigo tal como estoy”, repítase convencidamente: “Soy un ser humano. Puedo auto disciplinarme, aunque me resulte difícil”.
¿Quieres empezar de inmediato? Veamos:
Lo primero es determinar qué objetivo o meta quieres lograr. (mejorar tu rendimiento en los estudios, bajar de peso, dejar alguna adicción, salir de un mal hábito, aumentar tus amigos, mejorar tu autoestima, mejorar tu rendimiento laboral, reconquistar el amor de la esposa(o), etc.,etc.)
Lo segundo es ver y analizar cuantas excusas te das, para no realizar la tarea. (no puedo hacerlo, estoy vencido, no va a resultar, estoy demasiado cansado, es más fácil no hacer nada, así nací, es mi vida, será mi suerte, etc., etc.)
Lo tercero es proponerse un “proyecto simple”. Esto tiene por objeto comprobar cuantos argumentos falsos surgen “antes” de realizar un trabajo. Cuando los tengas identificados, los analizas y buscas la manera de derrotarlos. (habitualmente, se derrotan con una acción concreta).
Lo cuarto es estimularte por el resultado de tu esfuerzo. (a las personas que harás feliz cuando lo logres, las felicitaciones que recibirás de tus amigos y seres queridos, el dinero que ahorraras al no ser malgastado, etc. , etc.).
Y por último, manos a la obra, a demostrarte a ti mismo que efectivamente “puedes hacerlo”.
Cada persona, según sus intereses, se propondrá distintas tarea. Eso que parece “tan difícil”, puede simplificarse si se elabora un programa graduado, con pequeñas “sub- metas”.
Esta forma graduada de realizar la labor, facilita mucho el proceso. Y es válida para cualquier tarea que uno se proponga. Porque si se pretende hacer “todo de una vez”, la meta parece imposible de alcanzar.
En la mayoría de los casos, las personas pasan por períodos depresivos, al considerarse “incapaces” de controlar sus “indisciplinas”, pero ahora tienes la posibilidad de empezar una tarea y por lo general, pronto se comprueba que no era tan difícil ni tan larga como uno había imaginado. Dios te bendiga.

domingo, 28 de septiembre de 2008

UN DÍA CASI OLVIDADO…

UN DÍA CASI OLVIDADO…


Hoy 26 de Septiembre, día de la Biblia, pero que con tanto ajetreo político y los afanes de fiestas Patrias, se ha convertido en un día casi olvidado.
Recuerdo que antes se celebraba el mes de la Biblia, luego la semana de la Biblia, ahora, hasta un día parece ser demasiado.




El día de la Biblia es una celebración que se hace en varios países, los cuales no coinciden necesariamente en una misma fecha, aparte de ser realizada por diferentes grupos religiosos que se relacionan con la Biblia en alguna manera, entre ellos: evangélicos, católicos romanos y ortodoxos.En Chile aún no hay un día institucionalizado, aunque la Sociedad Bíblica, al igual que en otros países, ha sido la responsable de impulsar la campaña de la celebración del mes de la Biblia, el cual es el mes de septiembre.(+) Seguir leyendo...¿Por qué Septiembre es el mes de la Biblia?Debido a que la Sociedad Bíblica mantiene lazos tanto con la iglesia evangélica como con el Vaticano, ésta ha constituido el mes de Septiembre como mes de la Biblia por dos razones:1) Para los católicos: Porque el 30 de septiembre es el día de San Jerónimo, el hombre que dedicó su vida al estudio y a la traducción de la Biblia al latín.2) Para los evangélicos: Porque el 26 de septiembre de 1569 se terminó de imprimir la primera Biblia traducida al español por Casiodoro de Reina llamada “Biblia del Oso”. Se llamaba así porque la tapa de esta Biblia tenía un oso comiendo miel desde un panal. Esta traducción, que posteriormente fue revisada por Cipriano de Valera, dio origen a la famosa versión “Reina Valera”.El día de la Biblia es una celebración que se hace en varios países, los cuales no coinciden necesariamente en una misma fecha, aparte de ser realizada por diferentes grupos religiosos que se relacionan con la Biblia en alguna manera, entre ellos: evangélicos, católicos romanos y ortodoxos.En Chile aún no hay un día institucionalizado, aunque la Sociedad Bíblica, al igual que en otros países, ha sido la responsable de impulsar la campaña de la celebración del mes de la Biblia, el cual es el mes de septiembre.(+) Seguir leyendo...
Hace un año, el 30 de Septiembre del 2008, escribí una nota del día de la Biblia., y dije que es una maravilla. Sigo sosteniendo que debe serlo, si procede de Dios. Si David lo encontraba tal teniendo sólo una pequeña porción del mismo, ¿Cuánto más debe serlo para nosotros?...Su nombre corresponde a su categoría: Se llama “El libro”, “La Biblia”.
La Biblia es imparcial, pues cuenta las caídas y flaquezas de sus héroes y santos, sin disculparlos ni atenuarlos..
Si un comité de teólogos, sacerdotes ó pastores se hubiese reunido para escribir la Biblia, no sabríamos nada de las mentiras de Abraham, ni del adulterio de David., ni de las discusiones de Pablo con Bernabé y con Pedro. Tampoco sabríamos , ni de los pecados y envidias de los corintios. “No conviene publicarlos” habrían dicho, pero la sabiduría superior del Espíritu Santo sabía que estas porciones eran necesarias para alentar a sus servidores del futuro.


Lo más curioso es que no escoge a una persona humilde para avergonzarla, pues todavía no conocemos el nombre del ladrón de la cruz ( aún cuando la Iglesia católica le ha dado el nombre de Dimas) No lo dice el evangelio . Tampoco sabemos el nombre de la pecadora adúltera, aunque dicho nombre la iglesia tradicional se lo otorga a María Magdalena. En cambio, la Palabra inspirada hace bajar al rey David de su trono para que oigamos decir: “¡ Ten piedad de mí, Oh Dios!” .
Esta imparcialidad revela su origen sobre humano. No se encuentra en los libros sagrados de otras religiones, dónde todos ensalzan a sus santos y a sus héroes.
La Biblia además, encanta por la maravilla de sus profecías. El hombre ha sentido siempre la necesidad de conocer el porvenir, pero inútilmente. Es evidente que si algún adivino o brujo pudiera saber las fluctuaciones de la bolsa, o el número del gordo de la lotería, no tendría necesidad de atender a clientes. ¡Cuánto más difícil es adivinar el futuro de las naciones y del mundo!
En Isaías 41:21, el único Omnisciente desafía a los ídolos o falsos dioses a que prueben su realidad por sus profecías. Nadie jamás ha podido hacerlo, pero la Biblia sí. Veamos algunas:
1.- La destrucción de Babilonia:(Isaías 13:19). Una ciudad tan grande y regada por el Eufrates, por más que llegara un día a perder su importancia política, no había razón para que quedara desolada, deshabitada y morada por fieras, si no fuera como lo ha sido, para que sirviera de ejemplo de cómo Dios cumple sobre los pueblos su soberana voluntad.

2.- Lo mismo puede decirse de Nínive (Nahún 3:7), ciudad grande y próspera de su tiempo.

3.- El nacimiento, vida y muerte de Cristo: Treinta pasajes del Antiguo Testamento se refieren a Cristo, los cuáles se cumplieron el día de su muerte. Es evidente que Jesús no podía elegir exactamente el lugar de su nacimiento, ni hacer obrar a los soldados romanos a su antojo para hacer cumplir las profecías, si era solamente hombre como algunos creen. Pienso y creo que algo de Divino había en todo esto.

4.- La destrucción de Jerusalén y la dispersión de los judíos(Zacarías 12:10).- De acuerdo con Isaías 53:6-11, el esparcimiento de los judíos está anunciado en centenares de textos, y concretamente en Ezequiel : 11:17 y en Isaías 66:20, y se está cumpliendo.

Por último, quiero decir que la Biblia anticipó a los hombres dándoles vestigios de lo que después serían grandes descubrimientos., en el orden natural. Aclarando que la Biblia no es un libro científico, si podemos admirarnos de sus declaraciones, muchos miles de años antes, de que los hombres llegaran a descubrirlos:

Que la tierra es esférica y redonda, ya lo anuncia Dios a través de Isaías 40:22, casi 600 años antes de Cristo.

Que la tierra está suspendida sobre el vacío, teoría de Newton, y aún discutida, ya lo anunció Dios en Job:26:7, hace más de cuatro mil años.



Que su corteza reposa sobre una especie de fuego interior, ya lo dijo Dios hace más de 4.000 años en Job:28:5.


Que la tierra estuvo cubierta de aguas, pero salió de ellas, lo dice génesis 1:9 hace casi 4000 años.-

Que el agua de los ríos procede del mar, está aclarado en Eclesiastés 1:7.-


Que las plantas fueron creadas antes de los animales, y éstos antes que el hombre, está claro en Génesis 1:11.-

Estos y otros conceptos científicos eran, por lo general, contrarios al modo de pensar y opinar de los hombres de los tiempos antiguos en que el libro fue escrito, pero están de acuerdo con la ciencia moderna.
En el orden histórico, hay más maravillas:
1. Que la torre de Babel,
2. La destrucción de Sodoma y Gomorra,
3. Que José fue un héroe imaginario y
4. que no hubieran existido naciones poderosas y depravadas en Canaán, sobre todo la llamada hitita. Poco trabajo hubiera costado hacer que la leyenda entrara a formar parte de este libro antiquísimo, sino hubiese sido inspirado por Dios, y así lo pretenden muchos críticos. Hasta que el pico y la pala del arqueólogo, y la ciencia del filósofo, refutaron a los refutadores bíblicos.
Por eso podemos asegurar que la Biblia es verdad, como dicen los salmos; y sobre todo, por lo que dice Jesús: “Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre si no es por mí” (Juan: 14:6); afirmación corroborada por los hechos , cuando es rubricada por la declaración solemne: “Los cielos y la tierra pasarán, más mis palabras no pasarán” (Mateo 24

sábado, 30 de agosto de 2008

ESTRATEGIAS DELIBERADAS PARA ENFRENTAR EL AGOTAMIENTO.

ESTRATEGIAS DELIBERADAS PARA ENFRENTAR EL AGOTAMIENTO.

No basta que nuestro síndrome de agotamiento desaparezca. Tenemos que tomar medidas activas y deliberadas para lograrlo.
En el retiro de pastores último, se comentó acerca del síndrome de Berthaut, definiéndolo el psicólogo como un cansancio laboral, al que llegan también muchos pastores. Esta antesala al “stress”, producirá no sólo cansancio, sino bajo rendimiento ministerial, enfermedades físicas, ahnedonias y desánimos. El psicólogo afirmaba además, que las personas que laboraban liderando frente a un buen número de personas, son las más propensas a ser afectadas por éste cuadro clínico.
Indudablemente que si deseamos y ahora estamos más seguros que Dios enviará un avivamiento a nuestra ciudad, es necesario entonces que estemos al máximo de nuestro vigor y entusiasmo para cuando esto suceda.
Los avivamientos se reconocen por el crecimiento de personas que arrepentidas acuden a una casa del Señor y si estamos agotados con veinte, treinta, cincuenta o más, ¿que haremos cuando el Espíritu Santos envíe a nuestros templos una multitud?
Debemos aprender a vivir con las ansiedades que nuestro llamamiento al ministerio involucra. Y lo quiera o no Usted pastor, nuestro trabajo tiene que ver con la gente y mucha. A nuestro Amado Señor le encanta las ganancias de almas, y nuestro ministerio debe aportar una buena cantidad de ellas. He aquí algunas estrategias, para enfrentar el agotamiento, o salir de él, si ya nos alcanzó:
1º.- Dependa de la ayuda Divina: Innegable que es la mejor y esencial intervención. a) Ore más tiempo y de lo más profundo de su corazón. b) Encuentre un lugar privado y haga todo lo necesario (música, tranquilidad, lectura), para lograr la completa conciencia de la presencia de Dios.
Es hermoso leer en voz alta un salmo (recomiendo el salmo 24) y luego concéntrese en sus propias necesidades. Dígalas al Señor en voz alta y confíe en el Señor para que le ayude a enfrentarlas. c) Busque la intervención de Dios y recuerde sus promesas. “Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos” (2 Corintios 5:1).2º.- Dependa de la “autoayuda”: Debemos estar dispuestos a cambiar algunos estilos de nuestra vida. Recuerde siempre que Dios nos ha equipado con un mecanismo de “auto ayuda”. Ahora bien, ese mecanismo funciona con los siguientes componentes: a) Motivación, es decir, debemos tener el deseo sincero de efectuar un cambio. b) Relajamiento, usando todas las técnicas que Usted conoce, desde ir a pescar, hasta que su ayuda idónea le dé el masaje que Usted necesita. c) Concentración, para establecer muy sinceramente los límites de nuestra meta. Hay que dejar de soñar. Pensamos tanto en lo que no hemos podido alcanzar, que no valorizamos lo que Dios ha logrado a través de nosotros en beneficio de su reino. Hago notar que es concentración, o sea Usted y Dios,

domingo, 10 de agosto de 2008

salgamos de los calabozos

Salgamos de los calabozos.


Estoy cansado de oír a las personas que lloran y dicen vez tras vez: “Estamos mal, ya no hay solución, ¿qué vamos a hacer?, esta es la suerte del pobre, estamos cag…, la culpa es de los políticos, o del gobierno. Estoy cansado de oír a los que ocultan su imperfección diciendo: “así fui hecho yo”, “así nací”, “así soy”, “soy débil y no puedo evitarlo”, “siempre seré así”.
Bueno, mi vida se dedica integralmente a oír a las personas. Cuando salgo a la calle, raramente habré andado media cuadra sin que alguien me detenga y comience a contarme sus dificultades. Simplemente es así en muchos de nuestra ciudad. Invariablemente, estos muchos echan la culpa de sus dificultades, de sus fracasos, de sus derrotas, siempre a otras personas. Muy a menudo, hasta inventan excusas para sus fracasos, basados en las debilidades que tienen. En conclusión dicen: “Este es mi punto débil. Es mi debilidad”.
¿Se ha preguntado alguna vez porqué tiene que ser ese su punto débil? ¿por qué acepta usted mi amigo la idea de que tiene que ser débil en algún punto? Déjeme decirle que Dios nunca formó la debilidad de nadie. Si la debilidad se ha desarrollado, eso depende de nosotros.
Por ejemplo, un hombre dice que su debilidad son las mujeres. Pero Dios no lo hizo a él con esa debilidad. Su debilidad por las mujeres fue desarrollada y estimulada por él mismo. Otro dice que tiene debilidad por el licor. Sin embargo, él mismo es responsable de que se le haya desarrollado esa debilidad.
Conversando con un convicto, me dijo francamente que él tenía que robar. Esa era la mayor emoción de su vida. Dijo que tenía que hacerlo. Luego trato de excusarse de ese pecado, sencillamente diciendo que él tenía esa debilidad.
Amigo, permítame decirle que Dios nunca colocó tal debilidad en ese hombre ni en nadie. Si se le ha desarrollado la debilidad de robar, se debe a que el hombre la ha desarrollado desde que era jovencito. Tal vez eso, sea el resultado de las malas compañías o la mala educación de sus padres.
¿Qué le pasa a la ciudad de la eterna primavera? ¿Es posible que una ciudad se sienta agotada en su desesperado vivir? ¿Es pecado que se sienta hastiada de todo?¿Qué áreas en la vida de la ciudad pueden verse afectadas por el cansancio y la falta de esperanza? Y ¿Hay solución para todo esto?
El agotamiento de una ciudad no es nuevo. He visto en mis años de vida muchas veces flamear banderas negras en distintos lugares. El agotamiento de Arica tampoco es nuevo, pero quizás ahora se está reconociendo y se está hablando más de él, pero ha existido desde hace mucho tiempo. Darle un nombre a este agotamiento y buscar culpables no resuelve el problema. Por lo tanto dejémonos de tanto analizar, recordar buenos momentos, buscar culpables, revivir el pasado exitoso y pongámonos a trabajar. Este puede ser el primer paso para salir de él.
El agotamiento de una ciudad, a veces es el pecado oculto de sus propios ciudadanos, desde el más pequeño que al bajarse del taxi-bus devuelve el boleto al chofer, sintiéndose generoso de aliarse a una estafa, el propio chofer que hace sabanitas cortas para engañar a su patrón; siguiendo con el empleado medio que paga por una licencia médica y los muy millonarios que han falseado los impuestos, o han hecho su fortuna a través del financiamiento del tráfico de coca, corrompiendo autoridades de toda índole con el soborno y destruyendo a cuanta persona joven o adulto y hasta niños, que caen en la adicción.
¿Sabía Usted que los alcohólicos anónimos tienen un sistema. Tienen una confesión. Cuando uno de ellos habla, las primeras palabras son: “Soy un alcohólico”. A ellos les hace bien confesarlo. Nadie los juzga ni los acusa de sufrir esta enfermedad. Por lo menos quieren sanarse.
Necesitamos un sistema similar para el agotamiento de nuestra ciudad. La humillación que se siente cuando reconocemos que estamos cerca del agotamiento, quizás sea el primer paso para solucionar esta situación.
Los alcohólicos no van a “alcohólicos anónimos” para seguir siendo alcohólicos. Desean mejorar. Algunas de las mismas razones por las que un alcohólico va a una reunión de alcohólicos anónimos podrían ayudar a esta ciudad para sacar su “pecado” del “ropero” e ir a una reunión de “ciudades agotadas anónimas”, si es que existieran.
Quiero decirles a Ustedes que hay un poder, un poder que esta disponible, por medio del cual cualquier hombre o mujer puede vencer sus agotamientos, debilidades e imperfecciones. El punto en que uno tiene que comenzar, es el siguiente: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí; todas son hechas nuevas” (2 Corintios 5: 17). Y esta autoridad viene del libro más confiable que jamás se haya escrito: Viene del mismo Dios.
Sin duda alguna, este es el pensamiento más grande que se le pueda ocurrir a la mente humana. Es más grande que pensamiento de Descartes; “pienso, luego existo”. Significa que Usted y yo podemos llegar a ser nuevos. Todas estas debilidades que nos han plagado durante años pueden ser destruidas.
“¡Ha!”- exclamarán algunos y se preparan para emitir el recurrente comentario: “Lo que él quiere es que abracemos su religión”. Lo extraño es que abrazar una religión no es la solución. Hablo en serio. El hecho de ser Presbiteriano no lo salvará a usted del pecado. Ni católico, mormón, testigo de Jehová, ni pentecostal.
Las religiones quitan el gozo de pecar, pero el pecado no desaparece, aún está ahí.
Ser indulgente en un pecado que no produce gozo, no es ninguna felicidad. Eso quiere decir que uno tiene suficiente religión para volverse desdichado en su pecado, pero no tiene suficiente religión para dominarlo por medio de nuestro Señor Jesucristo.
Entonces, ¿dónde está el problema? ¿Es esto todo lo mejor que el Cristianismo puede ofrecer? Algunos teólogos modernos y muchos políticos dicen que esto es lo único. Y entre dientes murmuran: “Dios mío, ten misericordia de nosotros”.
Sabe amigo, Dios no quiere que hagamos hincapié continuamente en nuestros errores, los errores de los demás, nuestra culpa o las culpas de los demás, sino más bien que lo hagamos en su perdón, en su bondad, en su amor, en que Él olvida y que está dispuesto a empezar de nuevo. El puede mejorar nuestra ciudad y restaurar todo lo que desapareció: Los peces volverán y 15 pesqueras no serán capaces de rescatar toda la pesca. Las tierras de los valles renovarán todas sus fuerzas y serán las más productivas de toda América. El cobre, el oro y la plata estarán esperando impacientes beneficiar a esta región, y la cesantía no existirá, porque hasta de Santiago vendrán a buscar trabajo a esta ciudad tan próspera. Las esposas y los hijos ya no verán a su padre cada 15, 20 ó 25 días, pues lo tendrán a su lado para siempre. Las machas volverán a estorbarnos los tobillos cuando nos bañemos en lo que era su balnerio y los clubes de pesca aumentarán. La General motor volverá en cinco años a contratar a los hijos de los que ahora dejó cesantes. La Iglesia tiene que volver a ocupar su lugar, de fidelidad a Cristo, de preocuparse de los afligidos, de ser un sincero y valiente Atalaya y de no contaminarse con la corriente de este mundo. Entonces y sólo entonces, ya no se verán pastorcitos mendigando al estado nacional o comunal, que les regalen bloquetas, equipos amplificadores, terrenos, alfombras, pinturas o que les presten el infocentro, el teatro municipal u otro lugar sin pagar el valor del arriendo correspondiente. Muy por el contrario, las autoridades vendrán a golpear cada puerta de la Iglesia para buscar el consejo de Dios.
Tiene que ocurrir la transacción definitiva de la conversión de esta ciudad de una vez y para siempre.
Supongamos que un niño anda alrededor de su casa continuamente murmurando: “Papá, mamá, tengan misericordia de mí”. Por favor, tengan misericordia de mí”. ¿Sabe Usted una cosa? Esa actitud bloquearía muy efectivamente la relación entre los padres y el hijo.
Exactamente de la misma manera, Dios no quiere que nosotros hagamos continuamente hincapié en nuestro depresivo vivir, sino que lo hagamos en su bondad, amor, perdón y por sobre todo en que Él olvida y restaura. En resumen, no quiere que haga hincapié en mí, sino en Él.
Tiene que producirse la actitud de arrepentimiento. Y tiene que producirse en forma decisiva. La solución viene de parte de Dios, pero el arrepentimiento tiene que sacarnos de la pena y conducirnos al perdón, y este a la vez conducirnos a la comunión con Cristo y la comunión con Cristo al gozo y el gozo de salvación de haber sido aceptado por Cristo para ser nueva criatura. Entonces se cumple que las cosas viejas pasaron, y todas tienen que llegar a ser nuevas. Reconciliémonos con Dios, quitemos el “viejo hombre”, y aunque estemos consientes de nuestras debilidades, estemos más consientes del portentoso poder que nos sustenta. “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”(Filipenses 4:13).
Amigos de Arica, en estas palabras no hay derrota. En esta promesa no hay lugar para las debilidades. “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. Todo, ¿oyó bien? Todo y ¿de dónde viene la fuerza? De Cristo que nos fortalece.
Los cristianos debemos recordar siempre a quien pertenecemos. Repita conmigo: “Yo soy de Él, porque fui creado por Él. “Soy de Él porque fui redimido por Él; “Soy dos veces suyo”: por derecho original y por compra. Soy de Él, y Él me defenderá, me corregirá, y mejorará mi medio entorno. Se deleitará en mí bienestar, porque quiere lo mejor para mí. “Yo soy de mi amado y nadie más tiene ni el derecho ni el poder sobre mí, a menos que esté en conformidad con la voluntad de Él”. “El es mío, y todo lo mío , aunque es poco, es de Él”. “Entrego a Él todos mis temores, mis fallas, mis debilidades, mi condenación y todos mis pecados”. Todo es de Él. Su fortaleza es mi fortaleza; su justicia es mi justicia; su sabiduría es la mía y su santidad y su salvación. Dios Padre es mi Dios, su padre es mi Padre, sus hermanos, son mis hermanos. Y su cielo es mi hogar, pues yo le pertenezco a Él y es mío.
Ciertamente, todos tenemos nuestros calabozos. Todos tenemos nuestras aflicciones. Tenemos calabozos de diversas clases. Algunas veces nos es difícil hallar la gracia de Dios cuando estamos encalabozados. Pero Dios siempre nos dará una gracia, esa gracia que brinda fortaleza. Nada más tenemos que pedírsela. Recuerde siempre esto: “Por caminos de rosas se arrastran los débiles, pero los corazones valientes se atreven a trepar la pendiente”º

lunes, 28 de julio de 2008

síndrome del éxito (2ª Parte)

El Síndrome del Éxito (Segunda Parte)categorias: Columna - Sociedad - Local
Se supone que los edificios hermosos son una señal de éxito espiritual. Jesús miró al templo de su época y les dijo a sus seguidores que sería destruido¡Y así fue! Se había convertido en una cueva de ladrones. Por Nelson Zenteno
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Escrito por Nelson Zenteno
Gracias amigo, por estar interesado en descubrir a los lobos con piel de oveja. Quedamos en la primera parte que el entusiasmo surge ante la idea de construir un hermoso edificio. A la gente le gusta trabajar poniendo cemento, colgando adornos o contribuyendo generosamente para que se construya un nuevo e impresionante santuario que aumente su prestigio personal en la comunidad. Algunos líderes utilizan la mayor parte de su tiempo, energía y vida levantando monumentos de ladrillo, piedra, cristal y madera para mostrar su talento. Se supone que los edificios hermosos son una señal de éxito espiritual. Jesús miró al templo de su época y les dijo a sus seguidores que sería destruido¡Y así fue! Se había convertido en una cueva de ladrones. El resultado final de tales actividades es que muchas veces la Iglesia tiene el aspecto de una simple empresa comercial. El énfasis principal es organizar una maquinaria humana que mantenga la actividad, pero en realidad están engañando a la gente al hacerla creer que están logrando mucho para Dios. La verdad que estos santuarios no son otra cosa que mausoleos adornados donde los muertos entierran a los muertos. En todo el mundo occidental, incluyendo Europa, hay miles de iglesias casi silenciosas. El óxido crece en los techos y paredes. Las arañas tejen sus telas en sus vitrales, mientras los bancos están casi vacíos a no ser por unas cuantas personas de edad que asisten, aferradas a la esperanza de oír un mensaje de Dios. La gente promedio de la comunidad de Arica, no asiste a la iglesia. Usan la iglesia para casarse, bautizar a sus hijos o cuando mueren; allí les celebran un servicio religioso. Ven a la Iglesia como una entidad comercial en la sociedad. Creen, y algunas veces con razón, que todos los ministros cristianos, sean sacerdotes o pastores, en lo único que se interesan es en las contribuciones de dinero. Miran a la religión como una forma de hacer dinero. Así que no toman parte en las actividades de la Iglesia. No se les puede culpar, pues es válido lo que intuyen en cuanto a la iglesia. Esta no hace nada para llenar el vacío que hay en sus espíritus, el dolor intenso que clama por Dios y, sin vergüenza alguna, solamente busca el dinero de la gente. ¡No nos debe extrañar que mucha gente, especialmente los jóvenes sientan desprecio por la Iglesia! Jesús también habló en contra de los abusos de los líderes religiosos de su tiempo, y los acusó severamente de llenar sus arcas a expensas de los pobres. Las palabras que dirige a los escribas y fariseos hipócritas son muy duras. (Vea Mateo 23:1-39). Jesús no solamente reprobó a los líderes religiosos de su generación, sino que también habló contra el comportamiento espiritual de los que asistían a las sinagogas. En aquellos días, como en los nuestros, había una duplicidad que demostraba parcialidad hacia los ricos y prominentes, mientras que al mismo tiempo se descuidaba y hasta abusaba de los pobres y oprimidos. Para decirlo de otra manera, la sociedad de hace más de 2.000 años, estaba tan involucrada en el “síndrome del éxito” como lo está la nuestra a principios del siglo 21. Los sacerdotes, los escribas y los fariseos, es decir todos los líderes hipócritas de la ley, complacían a los ricos, a los prominentes y a los populares del éxito. A éstos se les daba el lugar de prestigio en las asambleas. Eran tratados con alabanza y aprobación especial. Se les mostraba deferencia especial en las deliberaciones en la sinagoga. Nuestro Señor habló duramente contra esta clase de comportamiento. También lo hicieron los apóstoles en sus cartas a la iglesia primitiva. Por ejemplo, lea los capítulos 2 y 5 de la epístola de Santiago. Allí se les advierte a los creyentes que los ricos los explotarían. En nuestras sociedades democráticas todo esto nos puede parecer un poco anticuado, pero ¿lo es realmente?... El hecho sorprendente es que todavía existen estas actitudes entre el clero. Pocos son en verdad los ministros que en la actualidad tienen el suficiente valor como para confrontar a la gente de éxito de sus congregaciones con la verdad en cuanto a su comportamiento, el origen de sus ganancias millonarias, sus modos de divertirse y "pasarlo flor", todo a cambio de una estimable contribución. ¿Dónde están los líderes con suficiente fuerza espiritual como para demandar que su congregación viva de acuerdo a las altas normas de mayordomía de Cristo? ¿Por qué los llamados líderes cristianos a menudo permanecen callados en cuanto al asunto del dinero, bienes y propiedades que estos ricos deberían compartir con los pobres y necesitados? Muchos predicadores, pastores y sacerdotes, se sienten intimidados por la gente de “éxito”, los brillantes ejecutivos, profesionales, ocupadores de puestos políticos, ricos, poderosos, y la alta sociedad que asiste a su iglesia. Ellos tratan de complacer a estos triunfadores sociales poniéndolos en posiciones de prominencia dentro de la jerarquía eclesiástica. Se les da reconocimiento inmerecido en puestos que demandan decisiones de peso. Son seleccionados por su encanto personal, carisma o posición en la comunidad más bien que por su fiel devoción a Cristo. ¿Nos sorprende, entonces, cuando la Iglesia llega a ser otro club social? ¿Nos extrañamos cuando las políticas triviales y la rivalidad por el poder y la influencia juegan un papel tan importante en la vida de una congregación? ¿Nos sorprende que la iglesia permanezca muda después de haber prestado sus púlpitos y rendido pleitesía a algún político que resultó ser un sin vergüenza y cero temor de Dios? ¿Nos sorprende que las personas que ocupan los púlpitos no se atrevan a hablar nada que no sean cosas bonitas que le guste oír a la congregación? Déjeme decirle que un líder que no tiene el valor suficiente para exponer la verdad de Dios por temor a que su gente de éxito lo haga callar, está traicionando a su congregación. El no es ni fiel a su Padre celestial, ni a sus hijos terrenales. Éstos buscan que él les dé pan, pan espiritual, pero en vez de pan ellos reciben una migaja que no satisface a nadie. Su mensaje se adapta para acomodarlo a las preferencias privadas de la gente de éxito. Él está seguro de que ésta es la única forma en que puede alcanzar el éxito. Sin embargo, lo único que hace es traicionar la confianza que Dios ha depositado en él. La consecuencia final es que nadie se beneficia. El que ocupa el púlpito, que debió haber guiado a su congregación para que caminara con Cristo en obediencia a su Palabra, la ha arrastrado a un hoyo de desesperación y cinismo. Interiormente, estas personas sólo sienten desprecio por la Iglesia y se ríen de sus líderes. Saben que todo eso, como sucede con tantas cosas en la vida secular, es falso y vacío, una parodia. foto

martes, 22 de julio de 2008

síndrome del éxito (1ª parte)

El Síndrome del Éxito (Primera Parte)categorias: Columna - Sociedad - Local
Por tanto tiempo este concepto ha sido parte integral de nuestra cultura que los de Arica lo aceptamos como si fuera la forma correcta de vivir. El problema está en que esta situación contagió a la Iglesia. Por Nelson Zenteno
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Escrito por Nelson Zenteno
Nuestra ciudad está completamente convencida de que no existe sustituto para el éxito. Esta intensa preocupación por el éxito impregna cada parte de la sociedad ariqueña, incluyendo su Iglesia. La palabra éxito es realmente sinónimo de términos como “el más grande”, “el más inteligente”, “el mejor”, aplíquese a lo que sea. Lo más triste y lamentable es que tal “éxito” no se mide necesariamente en términos de calidad, pureza, honestidad, ni siquiera sinceridad. Más bien, está estrechamente relacionado con cualquier cosa que sea espectacular, emocionante, sensacional y que nos atraiga. Los espectáculos y festejos nos cautivan y nos dejamos hipnotizar por todo aquello que alimenta nuestra vanidad y gratifica nuestro orgullo. Incluso inculcamos este punto de vista a nuestros niños desde su tierna infancia. Nuestro sistema educacional enseñan a los jóvenes a ser los “mejores”, a “que su límite es el cielo”, a “que es bueno ostentar, a “que traten de ganar como sea”, a “que traten de ganar mucho dinero”, a “que deben emprender y dejar atrás a todos”, y a que sean siempre “triunfadores”. Este síndrome del éxito es corroborado aún más por el mundo del espectáculo en que vivimos, donde con absoluto descaro se usa cualquier cosa para exaltar a las llamadas “estrellas”. Si no tenemos héroes genuinos, los fabricamos en las mentes de un público crédulo. En el ámbito de los deportes, negocios, educación, religión y aún las artes, se hace todo el esfuerzo posible para exaltar al individuo o a la empresa que parece que va a tener éxito. Así se “fabrican” deportistas que ganan en un día lo que otros no ganan en dos años ($ 2.600.000 diarios). Así se “fabrican” cargos políticos importantes cuyos servidores ganan en ocho horas lo que otros ganan en tres meses ($640.000). Hemos inventado un dicho favorito que resume todo esto muy bien: “¡No hay mejor éxito como el éxito!" Por tanto tiempo este concepto ha sido parte integral de nuestra cultura que los de Arica lo aceptamos como si fuera la forma correcta de vivir. El problema está en que esta situación contagió a la Iglesia. Una Iglesia se considera exitosa si aumenta rápidamente el número de sus miembros aun cuando la mayoría de ellos no estén realmente consagrados a Dios. Se considera que un líder es exitoso si gana miembros usando sus cualidades personales. Una y otra vez descubrimos que la mayor preocupación de la Iglesia de hoy en día, no solo de su líder sino también de sus miembros, es el llamado “programa espectacular”. La idea básica es proveer algo tan sensacional que atraiga a las multitudes y que aumente la asistencia a sus lugares de reunión. Cuando esto sucede, se alimenta nuestra vanidad y de algún modo satisface nuestro profundo deseo de impresionar a la gente con el tan llamado “éxito”. Se ofrecen toda clase de cursos sobre “crecimiento de la iglesia”. Se dan seminarios por todas partes sobre “como ser dinámicos” con el fin de instruir a futuros líderes a atraer a las multitudes. Hay muchos libros sobre este tema. Se emplean los estilos de comunicación más exagerados y desvergonzados copiados del estilo de Hollywood (del cine) y de Nashville (de la música) para atraer a las masas. Casi todos los medios son aceptados y válidos siempre y cuando produzcan el resultado final de reunir una multitud. La Iglesia ha recibido una “transfusión” del punto de vista del mundo en cuanto al éxito y ésta ha capturado la imaginación de sus líderes. La consecuencia es que ignoramos o mal interpretamos las aseveraciones básicas que nos formula nuestro señor Jesucristo. Es verdaderamente extraño que el Señor siempre hablara de sus seguidores como pocos en números. Él siempre expresó claramente que muchos nunca andarían en sus caminos. El desafío era muy grande, las demandas de auto negación muy duras y el llamado a una lealtad total y amor por Él, demasiado alto. Aun así nuestros líderes religiosos continúan haciendo alarde de una “mayoría moral”, o de “un despertamiento mundial”, o de un “evangelismo en masa", o de una “unidad ecuménica”. Si en verdad es así, ¿Por qué no cambia la forma de ser de nuestra sociedad contemporánea? ¿Por qué 65 millones de personas que se llaman creyentes en Norte América no la hacen una región justa en la tierra, cuando en realidad es una de las más corruptas? ¿Por qué es que hoy, en porcentaje a la población mundial, hay menos verdaderos seguidores de Cristo en la tierra que en los últimos ciento cincuenta años? El hecho es que la mayoría de los creyentes ha sido engañado. La preocupación de nuestros líderes, sin importar el púlpito que ocupen, en su mayoría de los casos ha sido impresionar a la gente con su éxito. Hay dos razones fundamentales para eso. La primera es que jamás se arriesgarían a aparecer como fracasados. La segunda es que su sustento financiero depende de que se les considere personas con éxito. En nuestra cultura, la gente no respalda a una persona que no tenga éxito. Así que, por necesidad, un líder tiene que aparentar ser un triunfador. Tiene que estar activo. Su organización tiene que crecer en tamaño y escalar posiciones. Tiene que impactar a las masas. Si no lo hace, está destinado al fracaso. Todo esto contrasta señaladamente con la vida de nuestro Señor Jesucristo. Él no hizo ningún intento de distraer, entretener o atraer a las multitudes. Cuando éstas se reunían a su alrededor, simplemente les suplió sus necesidades básicas de alimento, sanidad y ayuda. Jesús jamás trató de impresionar a nadie. El maestro nunca trató de manipular a las multitudes. Las vio como ovejas que no tienen pastor. (Véase Mateo 9:35-38). Jesús se vio a sí mismo como el buen pastor que podía ayudarlas a suplir sus necesidades. Sanó a los enfermos, libertó a los que estaban cautivos por las fuerzas del mal y alimentó a los hambrientos. Y mientras sirvió a la gente en esta forma, ni una sola vez usó su popularidad para establecer una esfera de influencia para su beneficio. Hasta se negó a establecer un reino terrenal entre sus admiradores. Esto es exactamente opuesto a lo que hacen muchos líderes de la Iglesia actual, quienes a menudo usan todos los medios posibles para edificar un pequeño reino para sí mismos. Muchos de ellos complacen a la gente cándida para promover sus propias personalidades y para lograr sus ambiciones de gloria y ganancia financiera. Debo reconocer que en mis cuarenta y dos años que vivo en esta ciudad, he visto y aún veo líderes sinceros y humildes al Señor que nunca se han dejado seducir por el “síndrome del éxito”. En medio de sus aflicciones y pobrezas no han claudicado y seguramente en su postrer día oirán la voz de Jesús diciéndoles: “Bien, mi buen siervo fiel, en lo poco fuiste fiel, en lo mucho te pondré…”Así también otros, venidos de países vecinos como misioneros o algunos “made in Chile”, mejor no comentar. Si el crecimiento numérico de la Iglesia no se puede lograr por tantos programas espectaculares, entonces existe una segunda estrategia común y es que el líder involucra a la congregación en un vigoroso programa de construcción. El entusiasmo que surge ante la idea de construir un hermoso edificio es una estrategia refinada para involucrar y mantener activa a la congregación… pero de esto lo analizaremos en la segunda parte de esta nota titulada “Síndrome del éxito”. ________________________________________________

domingo, 13 de julio de 2008

Los de Arica y ...su mala suerte

Los de Arica y Su Mala SuerteEnviado por Nelson Zenteno el Sáb, 2008-07-12 12:20 Local Columna Sociedad
El sábado pasado, entrando por los portones de Asoagro, donde abundan los ambulantes, fleteros, recogedores de carritos, mendigos, gitanas, guardias, compradores, vendedores, etc., casualmente escuché a un grupo de personas que haciendo la fila para obtener un boleto de juegos de azar; discutían con respecto a la suerte de Arica. La primera en opinar era la misma dueña del local que decía lo siguiente: “Los ariqueños influimos en nuestra propia suerte mediante nuestra actitud hacia la vida. Si tenemos actitudes pesimistas, parece que nos viene la mala fortuna”. El segundo era un vendedor de helados y decía: “Hasta cierto punto, los ariqueños nos labramos nuestra propia suerte, buena o mala. Aquí estoy yo por ejemplo. Pudiera estar sentado y rumiando la amargura por la muerte de mi esposa y el olvido e ingratitud de mis hijos, sin hacer absolutamente nada, sino quejándome de que la suerte está contra mí. Pero en vez de ello, estoy vendiendo helados por las calles y me considero afortunado de poder hacer esto”. El tercero era un carnicero. Su idea era la siguiente: “En primer lugar, permítanme decir que no existe la suerte. Cualquier éxito que nuestra ciudad tenga, lo logramos mediante nuestra propia ambición y nuestros propios esfuerzos. Las personas que dicen que la suerte está contra nosotros los de Arica, son las que generalmente suelen negarse a levantarse de sus asientos”. La última opinión era la de un empleado del agro, en condición de retiro. “La suerte es algo que estamos destinados a tener o a no tener. Por ejemplo, una ciudad tiene una gran capacidad y potencialidad, pero en razón de lo que pudiéramos llamar suerte, no puede mejorar su condición social, en tanto que otra ciudad que tiene menos capacidad, pero que si tiene suerte, llega a la cima”. Este asunto de la suerte ha sido discutido prácticamente por todos los seres humanos vivientes. Tengo mis ideas al respecto. Usted tiene las suyas. Papá tenía las de él. “Si te esfuerzas lo suficiente…” y “no tienes envidia de nada que tenga otra persona. No importa lo que sea. Porque si te esfuerzas lo suficiente, puedes tener cualquier cosa que tenga cualquiera”. Esa era la filosofía de mi papá. Yo me crié con esa filosofía. “Si te esfuerzas lo suficiente…” Créanme ustedes, mi papá realmente trabajaba. Era niñito y crecía para trabajar. Regaba jardines, acarreaba agua, hacía las compras, vendía naranjas y limones de Pica. Más adolescente, aprovechaba las vacaciones de verano para trabajar en una amasandería y podía abastecer mi hogar de pan calientito. Me crié en un hogar chapado a la antigua donde todos trabajábamos. Esa era la filosofía de mi papá: “esfuércense lo suficiente y podrán tener cualquier cosa que quieran en este mundo”. Cuando ya fui mayor, descubrí que la filosofía de papá realmente no se sostiene. El sólo trabajo no basta. He visto a muchas personas que trabajan desde las cinco de la mañana hasta el último rayo de luz del día. Trabajan, trabajan y trabajan, y sin embargo, nunca han salido adelante. Al fin de año no tienen más de lo que tenían al comenzar. Al fin del próximo año no tendrán más de lo que tendrán al fin de este año. Para salir adelante se necesita algo más que el trabajo duro. Dedique usted a pensar conmigo en esto. La noche después del mayor incendio que ha habido en la historia de la ciudad de Iquique, los comerciantes dueños de la tienda “El sol” y alrededores estaban diciendo que irían a hacer. Se lamentaban, lloraban y volvían a repetir que irían a hacer. Un joven, hijo de un dueño de tienda que aún yacía en brasas ardientes, se volvió hacia los hombres que le rodeaban y les dijo: “Caballeros, en este punto voy a levantar la tienda más grande del mundo”. Eso parecía imposible. Todo su mundo había sucumbido y se hallaba en brasas ardientes. Lo único que los demás podían ver era una aparente derrota, pero este joven tenía una visión. En ese mismo sitio se levantan hoy las tiendas más grandes de la zona. ¿Por qué? Porque la determinación de un joven cambió la derrota y el fracaso en victoria. Eso no fue suerte. Eso no sucedió por casualidad. Fue la combinación del trabajo y la determinación. Permítame contarle otro hecho real: Glenn Cunningham, cuando era jovencito, sufrió quemaduras tan horribles que los médicos dijeron que quedaría inválido para siempre. Pero este hombre llegó a ser el corredor más rápido de su país. Los médicos dijeron que él nunca jamás volvería a andar. Mala suerte diría alguien. El incendio en la escuelita rural de Kansas había destruido todo, incluidas las piernas de este adolescente. Sin embargo este jovencito, horriblemente quemado, mientras estaba acostado en el hospital escuchando el diagnóstico que daban a su madre, le temblaban los labios, hacía crujir los dientes y grandes lágrimas le brotaban de los ojos. Pero cuando los médicos salieron de la habitación, él se volvió hacia la madre y le dijo: “¡Pero yo volveré a andar mamita! Te lo digo, yo volveré a caminar”. Se enjugó las lágrimas, levantó su pequeño mentón para indicar determinación y continuó: “No sólo volveré a caminar, sino que correré. Y no sólo correré, sino que seré el corredor más rápido”. Eso fue lo que dijo un pequeño jovencito, cuando yacía en el hospital con quemaduras de tercer grado en todo el cuerpo. No importaba que los médicos hubieran dicho que el nunca volvería a caminar, que pasaría el resto de su vida en una silla para inválidos. El tenía determinación. Unas 90.000 personas atestaban el Madison Square Garden de Nueva York, y gritaron y aplaudieron cuando Glenn Cunningham rompió todos los records como el corredor humano más rápido del mundo. El muchacho que estaba destinado a ser un inválido, convirtió ese destino en victoria por pura determinación. No me diga Usted, por favor, que el éxito de Glenn se debió a la suerte. El emprendió el camino de su propio éxito mediante el trabajo duro, la determinación y un espíritu invencible. Esa, estimados amigos, es una fórmula mágica. He aquí una maravillosa historia que siempre me ha gustado. Se trata de Pedro y Juan, una pareja extrañamente formada. Uno de ellos siempre estaba disgustado. Nunca tenía ningún control sobre sí mismo. A él se hace referencia con el término “hijo del trueno”. El otro era un impetuoso pescador, un tipo rudo. Sin embargo cuando el Espíritu Santo invadió la vida de ellos, todo cambió. Un día, cuando iban para el templo a orar, se encontraron con un pordiosero que tenía las manos sucias extendidas, pidiendo limosna. Este hombre era cojo de nacimiento; tenía las piernas secas. Los amigos lo llevaban todos los días a las gradas que estaban cerca de la puerta del templo; y por la noche volvían para llevarlo a casa. El cojo se sentaba todo el día a implorar que le dieran limosna: “¡Una limosnita por el amor de Dios!” La gente le ponía limosna en las manos. Pero eso no solucionaba su problema. Su problema no era de dinero, sino de derrota. Muchas personas en esta ciudad tienen este problema y lo peor es que están contagiando a la ciudad. Pedro y Juan comprendieron que si le daban dinero, eso no le haría ningún bien. Ellos no estaban tan “iluminados” como nuestras instituciones de socorro. No creían que lo único que se puede hacer es dar algo a todos y eso sería suficiente para que la vida fuera dulce. No, ellos primeramente eran pobres, hombres sencillos que estaban mirando al mendigo. Notaron que éste ni siquiera miraba a los que estaban pasando. Pedro, que era el que siempre hablaba primero, le dijo al pordiosero: “Míranos”. Pero como no tenía el hábito de levantar la mirada, no les puso atención. Pedro le volvió a repetir: “Míranos”. En esa voz había algo imperativo, una fuerza indefinible que hizo que el pordiosero lenta y dolorosamente levantara la cabeza. Sus ojos débiles y húmedos levantaron la mirada, que se cruzó con la de Pedro. Vio que la cara de Pedro, curtida por la intemperie del mar, era bondadosa y sin embargo, vigorosa. Y en ella había cierta luz, una luz que le venía de adentro. En sus ojos había algo que el pordiosero nunca antes había visto. Entonces habló Pedro: “Como tú estás ahora, así estuve yo una vez. En el nombre de Jesucristo, levántate y anda”. El limosnero gritó: “Pero yo he sido cojo desde pequeño. No puedo andar.”Como ustedes saben, algunas veces las personas que pasan largo tiempo en una mala situación, se acostumbran a ello. Por ejemplo en la cárcel hay muchos que odian las cadenas y el encierro. Le piden a Dios que les dé la libertad y una vez libres, vuelven a delinquir para volver a lo mismo. Realmente no quieren estar libres. Pedro repitió la orden: “En el nombre de Jesucristo, levántate y anda”. Lentamente el hombre extendió las manos. Pedro le tomó una, Juan le tomó la otra. Le dieron un tironazo para ponerlo en pié y el pordiosero dejó descansar su peso completo sobre los huesos de los tobillos, aunque nunca había estado acostumbrado a ello. Una mirada de asombro, un gozo inmenso fulguró en sus ojos, porque la palabra de Dios dice: “Y saltando, se puso en pie y anduvo; y entró con ellos en el templo, andando y saltando; y alabando a Dios” (Hechos 3:8 ). Alguien que ahora mismo está leyendo esto, quizás tiene su vida como la de aquel limosnero: llena de escepticismo, llena de dudas, derrotado, desconfiando de un futuro incierto y se niega a creer que esto pueda ocurrir. Quiero decirle que hay un poder tan asombroso en el universo, un poder que puede convertir la derrota en victoria. Seguro que usted dice que no tiene suerte. Usted le echa la culpa de su propia derrota a la mala suerte y a los demás. Estimados amigos que viven en “Arica siempre Arica”, hay un Cristo que transformará nuestra “mala suerte” en victoria. Ahora mismo podemos ser sanados. “Levantémonos y caminemos con Jesucristo”. Leemos en la Biblia lo siguiente: “Fíate de Jehová con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y Él enderezará tus veredas” (Proverbios 3:5,6). ¿Queremos una vida victoriosa?, tenemos que practicar tres principios: trabajo duro, determinación y sabiduría. No la sabiduría nuestra, NO. No estribemos en nuestra propia prudencia, sino en la sabiduría de Dios. Debemos reconocerlo en todos nuestros planes, proyectos y trabajos y Él enderezará nuestras veredas. ¿Están destrozados los planes para poner en vuelo nuestra ciudad?, ¿Están destrozados los planes para con tu familia?, ¿Están destrozados los planes para tu matrimonio?, ¿Están destrozados tus planes laborales?, ¿Están destrozados los planes para el futuro de tus hijos?...Entonces digamos con determinación, por la gracia de Dios: “Haremos nuevos y mejores planes”, nunca más por “suerte”, sino por el amor de Dios. ________________________________________________

lunes, 30 de junio de 2008

lobos con piel de oveja

Lobos con Piel de Ovejacategorias: Columna - Sociedad - Local
Las universidades, colegios y seminarios producen líderes que hacen que la gente se sienta cómoda en su corrupción. Su objetivo principal: que la gente crea que en nuestra cultura todo es bello. Por Nelson Zenteno
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Escrito por Nelson Zenteno
Generalmente las naciones grandes, tanto en Europa como en Norte América, asumen que su cultura y sociedad son las más civilizadas del mundo. Sencillamente eso no es así. Cualquier sociedad que vive en la forma en que viven estos países, está en decadencia. Las altas torres de acero y vidrio que se elevan al cielo, los aviones que cruzan los continentes en horas, la televisión que nos permite ver cualquier cosa que sucede en el mundo en segundos, todo esto puede que nos dé una medida de la alta tecnología, pero no significa nada en cuando a los principios morales de la gente. Cuando la gente vive para complacerse y es egoísta, puede destruir las fibras de su mundo por la avaricia, el mal comportamiento y la autocomplacencia. Una sociedad que estimula toda clase de relaciones promiscuas por placer y luego cubre las consecuencias con millones de abortos mundiales es indecorosa e inhumana. Ni los animales hacen eso. Una sociedad tan permisiva, que admite el acceso fácil a drogas destructivas tales como el licor, tabaco, los alucinógenos y otras sustancias químicas estimulantes, va a la destrucción segura. El producto final de esto son mentes arruinadas, personalidades desequilibradas, comportamientos irresponsables, crimen, violencia. Cada día millones caen presa de la destrucción. Una sociedad cuya meta en la vida es el ocio y el placer no podrá sobrevivir al ataque de culturas más disciplinadas. La conducta común en el gobierno, en la educación, en el deporte, en la religión y en las relaciones sociales es la corrupción, la distorsión de la verdad y el no cumplir compromisos personales. El que engaña a los demás es considerado astuto, listo y sofisticado. El individuo ya no es respetado por su integridad o decencia, sino más bien por su habilidad para “hacer un trato”, aun usando un subterfugio más sutil. Rápidamente el mundo occidental está rechazando las normas morales absolutas que antes se conocían como el sello distintivo de la llamada sociedad cristiana. En cambio, a los jóvenes se les enseña que todo está bien. Que todo está permitido. Que ellos tienen su propia alternativa. Ellos pueden romper la ley y aprovecharse de las personas, siempre que no lo pillen. Lo peor de todo no es hacer mal, sino que lo descubran. No está mal usar a los demás para beneficio propio. Muchos de nuestros líderes emergen de esta cultura corrupta. Es el medio ambiente que ha formado sus mentes y ha condicionado sus pensamientos. Muchos de ellos han sido parte de este proceso y lo aceptan como norma, por lo tanto, el mundo al que ministran no los asombra ni acongoja. Esto explica por qué en tantas áreas de nuestra ciudad y en tanto lugar donde Dios ha puesto cristianos, seculares, sacerdotes, pastores y maestros y hasta políticos que se hacen llamar cristianos, están callados en cuanto a los males sociales. Tienen miedo y no se declaran en contra de aquellos elementos que están destruyendo a nuestra gente. No tienen ninguna convicción profunda de la corrupción que los rodea. No se arriesgan a enfrentar a las fuerzas del mal. Su silencio da aprobación tácita a las influencias malignas y a las filosofías humanas que nos están destruyendo. Estos “cristianos” tienen miedo de que los señalen como excéntricos, puritanos o “profetas del juicio”. Prefieren ser agradables y populares. Cuando reconsideramos la vida de nuestro Señor Jesucristo, nos asombramos y avergonzamos por la posición que Él tomó en su sociedad. Fue muy diferente de sus contemporáneos y afirmó sin temor: ”Yo soy la verdad”. Sí, su vida fue un ejemplo de suma integridad dentro de una cultura de completa corrupción, un sistema mundial contaminado en que hasta un cínico como Pilatos, el gobernador romano, tuvo que preguntar: “¿Qué es la verdad?”. Pilatos nunca se había encontrado con la verdad hasta que la enfrentó cara a cara con Cristo. Sus contemporáneos encontraron muy difícil seguir a Cristo. Las exigencias eran muy altas para aquellos que iban a ser sus discípulos. Él nunca les ofreció una vida fácil, de lujo o de autocomplacencia. Su llamado fue a una vida dura de grandes sacrificios. Él les advirtió a los que querían caminar con Él que había un gran precio que pagar por tal privilegio. El costo significaba tribulación, soledad, vituperio y sus opositores los odiarían. Todo esto es muy distinto a lo que afirman actualmente muchos líderes cristianos. La afirmación de ellos es que la mayor parte de la gente realmente desea ir a Cristo y que es tan fácil unirse a la iglesia como unirse a un club social. ¡Qué mentira! La Iglesia contemporánea no impone a sus adherentes normas rígidas de comportamiento. La mayoría de los líderes no lo hacen por temor a ser llamados legalistas. El concepto actual es que los creyentes deben ser tan afectuosos, tan amorosos y tan dulces que toleren cualquier cosa. La idea de pedirle a un cristiano que se abstenga de prácticas corruptas del mundo actual, ya casi no se ve y es difícil de encontrar aún en la mayoría de las iglesias conservadoras. Casi no hay diferencia entre uno que dice ser creyente y un inconverso. Virtualmente la única diferencia es que el primero va a la Iglesia el domingo mientras el otro se queda en casa durmiendo. Los pastores y sacerdotes están tan interesados en ser populares entre sus miembros, los evangelistas y maestros tan interesados en cobrar por enseñar en auditorios llenos, los músicos y conjuntos “cristianos” tan interesados en ser populares en una sociedad que los acepte, que casi todos, rehúsan predicar contra los males como lo hicieron los profetas del pasado. Viven temerosos de que la sociedad los desprecien y los rechacen, tal como lo hicieron con el Maestro. Pero por otro lado, se esfuerzan por introducirse en la sociedad para ser “uno de los buenos muchachos de antes”, de buena apariencia y maneras, y logrando una armonía feliz con el mundo a su alrededor. Los creyentes primitivos eran totalmente fieles a Cristo, o por lo menos se esforzaban al máximo. Se decía en tiempos antiguos: “La Iglesia nunca fue tan poderosa en el mundo como cuando no tenía nada que ver con el mundo”. La razón es que se distinguían claramente por contraste la una del otro. Los creyentes eran totalmente fieles a Cristo, a pesar de que el mundo los despreció y rechazó. El pueblo de Dios, aunque estaba “en el mundo”, no era del mundo, porque sabía que habitaba en terreno enemigo. Y la última tarea que le asignó el Altísimo fue penetrar esa dimensión, como la luz penetra las tinieblas y la sal penetra a lo que está descompuesto, para reclamar, a enorme costo personal, territorio para Dios. Esto está muy lejos de la forma en que muchos líderes de la Iglesia ven al mundo hoy en día. El enfoque actual es estar de acuerdo con la época en que vivimos, adaptar nuestras actitudes para conformarnos a las corrientes de la sociedad moderna, usar medios y métodos mundanos para cambiar en bien el mal que nos está destruyendo. La palabra lema de nuestra generación es comodidad. Desde sus púlpitos, muchos líderes alimentan a la congregación con leche adulterada, para que los que escuchan no se sientan incómodos. Por temor a ser atacados por la comunidad o por los medios de comunicación, no se atreven a tomar una posición firme por Cristo. Permanecen en silencio aun cuando se pisotea la verdad y se repudia la justicia. No se atreven a ser diferentes. Actualmente, los sociólogos tienen muchísimo que decir en cuanto al comportamiento humano y sus enseñanzas han invadido la sociedad y también la iglesia. Han engañado a las masas a creer que los hombres y las mujeres no son responsables por sus malas acciones. Ellos insisten que los que hacen cosas malas son “víctimas” de padres que no los supieron criar, influencias ambientales adversas o herencia genética. Se dice que las personas están “enfermas”, pero nunca se dice que son pecadoras. Palabras tales como “pecado”, “pecaminoso” y “pecador” casi han llegado a ser arcaicas, excepto entre un pequeño círculo de creyentes que todavía acepta lo que Dios dice de la condición humana. La sociedad considera estas personas como fanáticas, que están al margen de las cosas y no tienen parte en la corriente principal del pensamiento moderno. Todo este concepto de que la gente está “enferma” ha penetrado la idiosincrasia de nuestra decadente sociedad a tal punto que ha afectado hasta nuestro sistema judicial. Hombres y mujeres pueden cometer los crímenes más violentos y consentir en las más infames atrocidades en contra de la sociedad y aún ser exonerados. En base a lo que dice la psicología, se declara inocente a un criminal y no se le hace responsable por su vil comportamiento. Tanto el jurado como los jueces concluyen que se le debe imponer un castigo mínimo. De esta forma el criminal se ríe de la ley y desprecia todo lo que es decente. Luego la gente clama con desaliento: “¿qué anda mal?” “¿dónde está la justicia?” “¿por qué no puede haber ley y orden?” La respuesta es que algunos de nuestros líderes nos han traicionado. La justicia y la verdad ya no son un sello de distinción para las personas, porque los lobos con piel de oveja que ocupan estrados y púlpitos, han propagado principios perniciosos basados en la filosofía humana. Como dice bien claro la palabra de Dios, ellos llaman a lo bueno malo y a lo malo bueno. Las universidades, colegios y seminarios famosos producen líderes que hacen que la gente se sienta cómoda en su corrupción. Su objetivo principal es lograr que la gente crea que en nuestra cultura todo es bello, cuando en realidad se está volviendo vil. Por todos lados hay gente que quiere que aceptemos la corrupción que hay en el mundo. En la sociedad multicultural en que vivimos se nos ha dicho y enseñado que seamos tolerantes con las creencias y comportamientos de los demás, aun cuando esas creencias y comportamientos nos lleven a la destrucción. Se nos insta a cerrar los ojos al mal y a barrer “las cochinadas” o “libres opciones” debajo de la alfombra llamada “mente amplia contemporánea” mientras nos tambaleamos al borde del precipicio de la anarquía. Toda clase de voces extrañas claman insistiendo en sus libertades civiles. Gritan que tienen derecho de hacer el mal, aunque destruyan la dignidad humana, aniquilen el último vestigio de decencia social y priven a otros de sus derechos. En medio de esta confusión, la conclusión final a la cual hay que arribar es que muchos de estos líderes, hasta algunos que se llaman cristianos, realmente no conocen a Cristo. No tienen relación personal con Él, ni viven bajo su unción. No se someten a su voluntad ni están de acuerdo con las elevadas normas de conducta humana que Él nos ha dado. Por esta razón no ven los grandes males de nuestro día a la luz clara e intensa de la justicia de Dios. No pueden comprender que lo que llevó a la cruz a nuestro Señor fue la corrupción y el pecado del hombre, y que en la cruz Jesús pagó el precio por nuestra maldad. Estos lobos con piel de oveja no entienden su generoso amor redentor que puede limpiar nuestro pasado y guardar nuestro presente. Ellos no predican en contra del pecado como pecado porque no lo ven como un crimen contra Cristo, un mal en contra de otros o una traición a nosotros mismos. Al frente de sus seguidores son ciegos guiando a otros ciegos. _______________________________________________

martes, 17 de junio de 2008

egolatría...el amor a si mismo

Egolatría…el amor a si mismo.

No creo que haya habido jamás una generación tan egoísta como la presente. Realmente nuestra ciudad está viviendo “la generación del yo”. Su preocupación principal es amarse a si misma en todas sus insidiosas manifestaciones. Eso explica en gran medida porque nuestra Arica está en confusión y caos mirando su futuro.
La filosofía del egoísmo se ha esparcido por todo el ámbito político como un voraz incendio que consume las mejores cualidades de la conducta humana. La nobleza de las personas, demostrada por la preocupación de los demás y el trabajar para el bienestar de los semejantes, prácticamente se ha extinguido en nuestra cultura hoy día. Basta ver los comentarios en el diario morrocotudo, y ¿qué leemos?: difamación, ofensa, denigración, faltas de respeto, malos deseos, creencia de chismes, contenciones y lo que es más destructivo; abrir el ropero de lo personal e íntimo del oponente.
En gran medida, la responsabilidad por estos trágicos eventos se encuentra en la iglesia contemporánea. Esta declaración puede ser chocante, pero sin embargo es la verdad.
El concepto de los seres humanos amándose a si mismos es tan antiguo para el mundo .El deseo de poner los propios intereses primero, por encima de todo, no ha disminuido desde que Caín mató a Abel en un arrebato de ira y envidia.
Lo que debemos recordar es que el claro llamado de Dios en Cristo corta diametralmente a través de esta actitud antigua de agresividad. Caín usó un palo o una quijada de burro, no lo sé; pero en la actualidad se usa la tecnología del Internet para actuar de la misma manera, y muchas veces con la cobardía e hipocresía del seudónimo que deja todo en el anonimato. Jesús nos dijo claramente que debemos amar a nuestros enemigos, bendecir a los que nos maldicen, hacer bien a los que nos odian y orar por los que nos persiguen.
Pero la gran mayoría no lo hacemos.
Para la gran mayoría de los seres humanos, la realidad es “que el pez más grande se come al más chico”. Así, convertimos nuestra hermosa Arica en una jungla, donde para llegar arriba, al poder, de cualquier forma, sin importar a quien pisoteemos en el camino. La consideración más importante es: “¿Qué ventaja le puedo sacar a eso?”
Cuando decía que hacer responsable a la iglesia contemporánea parecería chocante, no lo es tanto, cuando algunos líderes de la iglesia buscan poder, prestigio y prominencia en los estrados. Muchos líderes de toda clase, incluso cristianos, están de acuerdo con el “síndrome del éxito” a toda costa, aunque éste sea contrario al sistema de Jesucristo.
Así que no es difícil entender como el concepto del amor a sí mismo cae tan bien en nuestra Arica contemporánea.
Cualquiera que hoy se atreva a sugerir que el carácter de Dios es totalmente opuesto al del hombre moderno es considerado fuera de foco y anticuado. Cuando un vocero sincero dice a esta generación que Dios, revelado en Cristo, es la suprema abnegación y el supremo altruismo se nos ríen en la cara, nos desprecian y nos consideran excéntricos.
Después de todo, las palabras de moda, tanto en la sociedad como en muchos círculos cristianos, son “mi dignidad”, “mi satisfacción”, “mi realización”, “mi autoestima”, que se resumen en una sola palabra: Egolatría .
Gran parte de nuestros líderes se han conformado a este mundo y el resultado final es que ahora tenemos una cómoda iglesia que descansa feliz. Ya no enfrenta el reto de ver al pueblo de Dios como un cuerpo de creyentes en guerra, manteniéndose firme en territorio enemigo y luego marchando hacia la victoria mientras vence las fuerzas del mal que se oponen a Cristo. Aplican el dicho popular que dice “Si no puedes vencerlos, únete a ellos”. Porque ciertos conceptos y estrategias seculares cautivan rápidamente a las masas en el mundo, se asume que se puede usar el mismo enfoque y estrategia en la iglesia.
Para entender como sucede todo esto, es necesario que entendamos claramente las consecuencias de la “egolatría” y alertar al lector en cuanto al peligro de este sutil fraude.-

La egolatría , irremediablemente lleva al egoísmo y éste produce una personalidad cuya mayor preocupación es el interés personal. El carácter se corrompe porque siempre mira hacia adentro para complacer los intereses y deseos personales. Esto se hace sin considerar el respeto que merecen los demás ni el daño que pueda causar tal conducta.
Esta es la filosofía de vida que dice: “¿Qué ventaja le puedo sacar a eso?”. “¡si tengo ganas lo hago, si no, no!”. “¿Qué me importa?”
Este punto de vista no tiene sentido alguno de responsabilidad hacia los demás y los que lo siguen, no se preocuparán por el bien de la comunidad de Arica. No tienen intenciones de hacer ninguna contribución de valor por los ariqueños. Al contrario, les sacarán todo el jugo posible hasta dejarlos secos.
Esto es diametralmente opuesto al llamado de Cristo de sobrellevar los unos las cargas de los otros. Como pueblo de Dios, tenemos la obligación de levantar al caído, de ayudar a los oprimidos, de llevar descanso al cansado, de restaurar a los afligidos de Arica.
La egolatría si se complace y satisface, produce mucho orgullo. La persona ególatra casi siempre tiene actitudes arrogantes, una cierta altanería en su comportamiento y es difícil de llevar. Hay un elemento de defensa en tal persona que mantiene a los demás alejados., Les cuesta aceptar sugerencias.
Estos atributos son totalmente opuestos a la humildad y mansedumbre que Dios, nuestro Padre, considera de mucha importancia. En realidad Él está en contra de la persona orgullosa. Tampoco se digna residir en la persona altiva de corazón. ¿Cómo puede hacerlo, cuando la voluntad de estas personas está contra de su voluntad?
La egolatría lleva a una conducta cruel que causa enormes daños. Por ejemplo, en el área de las relaciones sociales y gobiernos políticos comunales, provinciales y nacionales , que pueden ser tan hermosas, la persona o área interesada usará a los demás para su propia satisfacción personal. No solamente degrada a la otra persona sino que destruye la integridad del ofensor.-
Cristo nos insta a abstenernos de tales cosas. El desea lo mejor para nosotros. Sin embargo, nuestros líderes nos quieren hacer creer que es posible manchar la pureza y al mismo tiempo permanecer puro. ¡qué mentira!
La egolatría siempre termina en un descontento crónico. Uno se ha colocado a si mismo en un pedestal. Vive constantemente preocupado de que puedan quitarlo de allí, insultarlo y humillarlo. No hay paz ni contentamiento.
Sin embargo, Cristo nos llama a aprender de Él .Es Él quien puede producir en nosotros un espíritu contrito y un corazón humilde. Es él quien nos ofrece descanso y alivio de la tortura de la egolatría . La egolatría es una antítesis del carácter de Cristo. ¿nos sorprende entonces descubrir que tal comportamiento es una afrenta a la santidad amorosa de un Salvador , compasivo y que se preocupa de nosotros?¿Nos podemos dar cuenta de por que Dios dice que una vida como ésta está en densas tinieblas, esclavizada al pecado y a si misma?. ¿Vemos porqué tal conducta contrista a Dios y al Espíritu Santo?. El Espíritu Santo es el que convence al mundo de pecado, justicia y juicio venidero.
Esta es la única manera posible en la que un individuo egoísta y ególatra puede ser cambiado en un hijo de Dios abnegado y desinteresado. Es el milagro de volver a nacer.
Tal alma, sobrecogida de amor y gratitud por la generosidad de un Dios tan amoroso y lleno de gracia, no puede hacer otra cosa que amar a Cristo. El deseo que la mueve ahora, por encima de todos los demás, es hacer la voluntad de Dios, obedecer sus instrucciones y vivir con Él en gozosa armonía.
En su fuerza salimos a servir a nuestra generación y ya no lo hacemos como adoradores a nosotros mismos. Ahora amamos a nuestros semejantes y con gozo estamos dispuestos a dar nuestra vida por ellos, así como Jesús dio su vida por nosotroas.