lunes, 24 de marzo de 2008

Resurrección, Despues de la muerte...¿Qué?

Resurrección: Después de la muerte, ¿qué?categorias: Columna - Sociedad - Local
Si bien la muerte de Cristo nos llena de la más honda tristeza, la resurrección nos llena de grande gozo... Por Nelson Zenteno
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Escrito por Nelson Zenteno
La resurrección de Jesucristo, junto con su complemento, la ascensión, fue el sello de aprobación del Padre sobre las pretensiones y la obra expiatoria de su hijo. Fueron los dos eventos que pusieron término a la vida terrenal del Salvador, produjeron el cambio de su estado de humillación por el de exaltación e iniciaron su ministerio celestial. La resurrección del Señor es el milagro más grande de la Biblia. Así es como Pablo lo expresa como la piedra fundamental de la fe cristiana (1ª Corintios 15:1-20). Si bien la muerte de Cristo nos llena de la más honda tristeza, la resurrección nos llena de grande gozo, porque sabemos que Cristo fue entregado a la muerte por nuestros pecados, pero resucitó para nuestra justificación (Romanos 4:25). Además, este milagro nos demuestra que Jesús es todo lo que decía ser: El hijo de Dios (Romanos 1:4); porque Dios no hubiera resucitado a un impostor. Sobretodo, nos muestra que Dios es capaz de levantar a los muertos, y así nos da la esperanza de la inmortalidad o vida eterna. El hombre es una trinidad que consta de cuerpo, alma y espíritu. Para nosotros es difícil entender este aspecto único del hombre. Permítame usted aclarar algo, a fin de que no haya confusión de ninguna clase en su mente. Cuando se produce la muerte física, el hijo de Dios continúa viviendo. Si Usted ha recibido a Cristo como su Salvador personal, si Usted ha aceptado su poder salvador, entonces usted es heredero de Dios y coheredero con Cristo. La mayor herencia, la más grande provisión, el supremo tesoro que cualquier hombre puede poseer en la vida eterna con Cristo. Si le viene la muerte al creyente en Cristo en este mismo momento, inmediatamente el alma y el espíritu se marchan de la tierra hacia la presencia del Señor. Las dos terceras partes de ese individuo abandonan el cuerpo instantáneamente. Sólo una tercera parte queda ahí en la tierra. Pablo llama eso “estar ausentes del cuerpo, y presentes al Señor” (2ª corintios 5:8). Eso sucede instantáneamente cuando el corazón da su último latido. Si en este mismo momento, mientras estoy escribiendo para Ustedes, mi corazón dejara de latir y la vida se saliera de mi cuerpo, aun antes que mi cuerpo se desplome de la silla en que estoy sentado, en una fracción de segundo, mi alma y mi espíritu estarían en la presencia del Rey a quien amo, adoro y sirvo, pero a quien; sin embargo, nunca he visto. Cuando Usted oiga que un hijo de Dios murió, incluido Nelson, no lo crea. Como somos nacidos de nuevo, estaremos en la presencia de El. Lo veremos por fin. Sólo una parte permanecerá en la tierra: el cuerpo. La carne será lo único que pondrán en el ataúd. Y cuando coloquen mi cuerpo en la tumba, eso será lo único que pondrán allí, pues mi ser real continúa viviendo. Estimado amigo, Jesucristo resucitó y es la primicia de lo que todos sus hijos harán también. El alma no duerme. El espíritu no duerme. Lo único que se mete en la tumba es el cuerpo. Nadie podrá nunca colocarme a mí, a mi ser verdadero y completo, a esa parte que es eterna, al espíritu y alma en la tumba. Permítame sacar afuera mi entusiasmo, no diga que estoy loco, pero yo nunca seré sepultado totalmente. Cristo me dio vida eterna. La muerte no puede tocarme. El fuego no podrá destruirme. Sólo mi carne será colocada en la tumba, un tercio de mí. Y aún esa parte de mí esperará la gloriosa alborada de la resurrección, cuando se reunirá con el resto de mí. Mientras yo esté en este cuerpo de carne, soy susceptible a la enfermedad, a la tristeza y a la aflicción. Este es un cuerpo de corrupción. Es un cuerpo mortal. Pero uno de estos días ya no será un cuerpo vil. Este cuerpo de corrupción será vestido de incorrupción. Lo mortal será vestido de inmortalidad. Los hijos de Dios resucitaremos, no con un cuerpo vil, sino con un cuerpo como el cuerpo de El, el cuerpo de nuestro maravilloso Jesús. Un día estaré en la gloriosa presencia del Señor, con un glorioso cuerpo nuevo. Cuando suene la trompeta del Señor, y los muertos en Cristo resuciten primero, y los que están vivos sean arrebatados para encontrarse con El en el aire, yo subiré y estaré con El para siempre. A los que amé y están muertos, no los perderé para siempre, ni estarán separados de nosotros permanentemente. Uno de estos días volveré a ver a mi papá. Uno de estos días volveré a ver a mi mamá. Uno de estos días voy a estar con mis seres amados. Yo no cambiaría esa gloriosa esperanza ni por un título mediante el cual se me entregue todo el mundo. Nuestro lugar en el cielo está preparado. Nuestra esperanza es segura. Estoy preparado para irme. Nos veremos en el otro lado... FOTO: bbaltimore

sábado, 22 de marzo de 2008

¿Cómo ser un verdadero cristiano?

Sábado Santo: ¿Cómo ser un Verdadero Cristiano?

En este día de reflexión, quisiera mencionar tres principios básicos de la palabra de Dios que describen a un cristiano verdadero.
Leído 38 veces. publicado en EL MORROCOTUDO
Escrito por Nelson Zenteno
Quisiera mencionar tres principios básicos de la palabra de Dios que describen a un cristiano verdadero. En primer lugar, la Biblia dice que UN CRISTIANO CAMINA EN EL CAMINO DE VIDA, en contraste con el camino de muerte. Ese camino es Jesucristo, el hijo de Dios. Jesucristo dijo: ”Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie podrá ir al Padre si no va a través de mí”. Nota que Jesús no dice que mostrará el camino, sino que declara “Yo soy el camino”. Jesús también habló de un camino ancho y uno angosto. “Al cielo solo se puede entrar por la puerta estrecha. Ancha es la puerta y espacioso el camino que conducen al infierno; por eso millones de personas lo prefieren”. ¿Te encuentras sin saber a donde vas?... ¿No sabes que te sucede?... ¿Las cosas no andan muy bien?... ¿te acosan conflictos por todas partes?... ¿estás perdido?... ¿No puedes encontrar la salida?. Cuando te conviertes en cristiano, encuentras el camino de vida. Me preguntas: “¿Qué clase de camino es este camino de vida?
Es el CAMINO DE PAZ. Cuando caminas con Cristo, hay paz en tu corazón. Jesucristo dijo: “Les voy a dejar un regalo: Paz en el alma. La paz que doy no es frágil como la paz que el mundo ofrece”. Cuando caminas en el camino de Cristo, hay paz, una gran paz en tu corazón. Si tu vida se había roto en pedazos, todo se vuelve a unir. El camino de vida es también el
CAMINO DE PUREZA. La Biblia declara: “Dichosos los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios”. Si estás jugando con el pecado, con la inmoralidad; si tus negocios no son limpios, si eres deshonesto en tus estudios, en tu trabajo, en tus ratos libres, resulta difícil creer que seas un cristiano verdadero. Quizás seas una persona muy agradable y todos disfruten de tu compañía, pero no eres cristiano, porque el camino de Cristo es un camino de pureza. Cuando Cristo llega a tu vida, perdona tus pecados y purifica tu corazón, aunque no por ello te conviertes en un santo de la noche a la mañana. Al contrario, eres más consiente que nunca de tus debilidades, pero Dios te da el poder parta vivir una vida limpia. El camino de vida en Cristo es también el
CAMINO DE AMOR . Leemos en la Biblia: “La intensidad del amor que se tengan, será una prueba ante el mundo de que son mis discípulos”. Hoy en día la palabra AMOR está muy distorsionada. Se usa para describir el sentimiento de una persona que explota las emociones de otra para su satisfacción egoísta. Eso no es amor. El verdadero amor implica que deseamos lo mejor para el otro, no importa cuánto nos cueste. Además, el camino de vida es el CAMINO DE OBEDIENCIA. El camino del cristiano es servir a un solo Señor. La Biblia se refiere a Jesucristo como Señor de Señores y Rey de Reyes. El cristiano vive teniendo en cuenta esa verdad. Jesucristo se convierte en su Señor y Rey. El siervo de un Rey espera la más mínima señal de una orden y se apresura a obedecer. Un buen soldado, que sigue a su líder, un gran comandante en jefe, siempre está pronto a obedecer. De la misma manera, un cristiano verdadero también acepta de Dios este tipo de autoridad. Iremos donde Él quiera que vayamos; haremos lo que El quiera que hagamos. Y no nos importará lo que cueste en cuanto a comodidad, reputación o sacrificio. Jesús tiene todo el derecho a esa autoridad. Recordemos que Él no es Supremo porque haya heredado autoridad de sus antecesores, como sucede con los reyes actuales. No gobierna porque su poder amenaza destruirnos, como sucede con un dictador militar. Jesucristo es Rey y Señor porque nos creó, nos redimió dando su vida por nosotros, nos salvó de la muerte eterna y quiere lo mejor para nosotros. Y lo mejor para terminar:
UN CRISTIANO TIENE VIDA ETERNA, una vida muy distinta a la física. Jesús dijo: “Mi propósito es dar vida eterna y vida en abundancia”. La vida con Cristo es la vida vivida de la manera que Dios desea, desde este mismo instante. El te creó para que vivas de este modo. Y por ello esta vida es abundante. Es maravilloso tener vida eterna, porque uno está en contacto con Dios y ya nunca está sólo. Además la vida eterna nunca acaba, va más allá de la muerte física y es para siempre. Mi estimado amigo, ahora va la pregunta más importante: ¿Tienes vida eterna? Quizás respondas: “Bueno, no sé, no estoy seguro”...Esa respuesta es tan absurda como si preguntáramos a una mujer si está embarazada y la respuesta fuera: “Un poco”. O bien la mujer está embarazada o no lo está; no hay términos medios. La respuesta es tan ridícula como si alguien me preguntara si soy casado y contestara: “No sé, creo que sí, tengo esposa e hijos, pero no estoy completamente seguro de estar casado”. Estas son cosas de las que uno tiene que estar seguro en un ciento por ciento. De la misma manera, es posible tener la certeza de que uno es cristiano y tiene vida eterna. Jesús prometió a los que le siguen y creen a sus palabras: “Yo les doy vida eterna y jamás perecerán. Nadie podrá arrebatármelas”. Es una triple promesa. Permíteme repetirlas: 1.-Yo les doy vida eterna. 2.-Jamás perecerán. 3.-Nadie podrá arrebatármelas. ¿QUE MAS PODEMOS PEDIR? Un cristiano es quien descubre que estas tres promesas son una realidad en su vida. La Biblia afirma: “Así que el que tiene al Hijo de Dios tiene la vida”. En otras palabras, Cristo viene a vivir en ti. La vida eterna es tener a Cristo en el corazón. Es mi deseo que puedas decir: “Sí, yo tengo vida eterna. Puedo hasta recordar el momento en que Cristo vino a mi corazón”. Pero si aún no entiendes lo que es tener vida eterna después de la muerte física, dejémoslo para mañana que es domingo de Resurrección y compartimos de nuevo...

lunes, 17 de marzo de 2008

RICOS O POBRES .

“ ¿R I C O S O P O B R E S? “
(Teoterapia para Usted)

Semana Santa, fiesta de recogimiento para muchos cristianos, que de una ú otra manera recuerdan la vida, pasión, muerte y resurrección de nuestra señor Jesucristo.
Sin Cristo, vivimos una vida tan falsa. Algunas veces, cuando pienso en esto, recuerdo el algodón de azúcar que compré a mi hija varias veces, en las entretenciones del FISA.-
Claro que era bello verlo. Ese maravilloso algodón de azúcar, rosado, grande. “¡Ah papá!...¡Por favor papá ¡...¡ Cómprame uno papá!...y bueno, era lo primero que compraba en el FISA.
¿Pero han tratado ustedes de comer alguna vez algodón de azúcar?. Lo único que se le encuentra es un par de granos de azúcar. Es lo único que tiene. Parece grande y maravilloso. Hasta uno piensa ¿Cómo me voy a comer todo esto? Pero en dos minutos, todo se ha esfumado. Y lo único que uno ha comido es un par de granos de azúcar.
¿Saben Ustedes? La mayor parte de la vida sin Cristo es así. Nuestra vida es como el algodón de azúcar: vacía, inútil, insignificante, pobre.- Sin Cristo somos una real falsificación.
Semana Santa, buena semana para preguntar y cada uno responder a su propio corazón: ¿rico o pobre?...
Esto es tan personal, que solamente trataré de ayudar a que Usted mismo se responda.
¿Rico o pobre?...déjeme decirle que Ustedes pueden estar viviendo en un pequeño cuarto arrendado, no tener muebles, ni tener un peso en sus bolsillos; pero si Ustedes pueden levantar los ojos y saber que el Todopoderoso Dios de este universo es su Padre Celestial, entonces Ustedes tienen algo que no puede comprar todo el dinero ni oro del mundo.
¿Qué podría ser más emocionante que el saber que nos ha legado una inmensa herencia?...¿Qué riquezas en las cuales jamás soñamos están a nuestra disposición?. Estimado amigo, esa es precisamente la posición del que cree en Cristo.
Jesús, cuando partió, llamó a sus siervos les entregó sus bienes. Con esto quedamos en el centro de la esfera más elevada del servicio. El Señor nos encomendó sus más inapreciables posesiones. Tenemos el encargo de hacerlas producir lo más que podamos mientras dure la ausencia de El. Cuando El ascendió al Padre, luego de haber vencido al pecado y la muerte, recibió un nombre que es sobre todo nombre. Y su nombre fue lo que El nos dejó: “Y todo lo que pidieres al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pidieres en mi nombre, yo lo haré” (Juan 14:13,14).
¿Qué legado! Entonces Ustedes son ricos. Ustedes son hijos de El. De El que fue perfecto en la vida, triunfante en la muerte, glorioso en la resurrección, que vendrá con poder y gloria , y que ocupa una posición que está muy por encima de todo gobierno y autoridad, poder y dominio. Todo eso se nos da a nosotros. Pensemos en eso de nuevo: “Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré”.
Hablemos acerca del árbol familiar. Pensemos en el árbol de la familia espiritual que nos corresponde. El poderoso Dios del universo es nuestro Padre celestial. Jesucristo es nuestro hermano coheredero. Somos coherederos con El. Por lo tanto, somos ricos. Ya no somos pobres.
Y se nos ha dejado más en este legado.”La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo”(Juan 14:27). Pensemos en esto. Su paz es nuestra. Esa paz es tan real como el aire que respiramos. No se desvaneció bajo la sombra de la cruz. Permaneció inalterable durante las tensiones más severas que se conocen en la historia. Esta paz que ha sido tentada y probada se nos ha legado: a Ustedes y a mí. Es la paz de que Pablo habló y dijo que sobrepasa a todo entendimiento. Esa paz es nuestra.
Estimados amigos:¿Han aceptado Ustedes ese legado?¿Están viviendo con la tranquilidad de tener esta conciente posición? ¿Es suya la paz de El?...Si Ustedes tienen esa paz y están disfrutándola?...Son Ricos. Ustedes no son pobres. Ustedes pueden tener un título de propiedad de este mundo y sin embargo, sin esa paz...Ustedes son pobres. Puede ser que Ustedes no tengan ni un peso, pero con esa paz en su mente, Ustedes son ricos. Si Ustedes se pueden acostar por las noches, sin necesidad de píldoras, mucha tele o copete; tan sólo con esa paz en la mente, son ricos.
Además El nos dejó su gozo. “Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido”(Juan 15:11). Pensemos en esto.”Mi gozo”, dice El. El secreto para que no falle el recurso de su gozo en nuestro corazón es la permanente presencia de El en nuestra vida. Con su presencia gozamos de este dulce santo amor, andamos en obediencia y en su perfecta voluntad, estamos dentro de la sonrisa de su aprobación y nos regocijamos con la conciencia de su presencia.-
¿Quieren Ustedes saber algo?...La felicidad es externa, está regida por las circunstancias. Tendremos felicidad sólo cuando lo que nos suceda, nos la garantice. Por otra parte, el gozo es personal. Se encuentra en la profundidad del alma, donde las circunstancias y las condiciones de los eventos no pueden perturbarlo.
¿Están Ustedes manteniendo una relación con Jesús, en que pese a las dificultades, las circunstancias, y las pruebas, el gozo de El llena la copa de Ustedes hasta rebozar?...¿Esa es parte de su herencia?. Si Ustedes tienen esa clase de gozo, son ricos. Sin ese gozo, ustedes son pobres. Si todo lo que ustedes tienen es sólo felicidad, entonces usted está siendo controlado por las circunstancias, y son pobres. Si Ustedes tienen gozo, el gozo de El, entonces son ricos.
“En la casa de mi Padre muchas moradas hay, si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mi mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis”(Juan 14:2, 3).
Acercando a los suyos hacia El lo más que pudo, con una ternura insuperable, el Maestro les descubre el corazón. Les revela la provisión que ha hecho para los suyos en la casa de su Padre. El propio hogar celestial de El, sería convertido en el hogar de ellos. Esta es la cumbre de su previsión, la meta de su pensamiento a favor de sus hijos. “PARA QUE DONDE YO ESTOY, VOSOTROS TAMBIEN ESTEIS”.
Amigos míos...¿Tienen Ustedes esa esperanza para el futuro?. Si es así, entonces Ustedes son ricos. Ustedes pueden vivir hoy en la mansión más bella y grande, con sirvientes, piscina, vehículos y todo lo que el dinero puede comprar; sin embargo, sin la gloriosa esperanza de la vida después de la muerte, ustedes son pobres.
Por otra parte, aunque Ustedes vivan en un cuartucho, con muebles raídos y apolillados, si tienen la seguridad de esta gloriosa esperanza más allá de la tumba, entonces Ustedes son ricos. RICOS EN LAS COSA QUE EL DINERO NO PUEDE COMPRAR.

domingo, 16 de marzo de 2008

La Humildad

Teoterapia para Usted: La Humildad categorias: Columna - Sociedad - Local

La primera prueba del verdadero hombre grande o de la verdadera mujer grande, es la humildad. La humildad es el sólido fundamento de todas las demás virtudes. Por Nelson Zenteno

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Escrito por Nelson Zenteno


Cuando se le preguntó a San Agustín cuál era la primera de las gracias cristianas, el contestó: “La humildad”.

Cuando se le preguntó cuál consideraba él que era la segunda gracia más grande que todas, contestó “La humildad”.

Entonces se le preguntó : ¿Cuál es la tercera gracia que considera entre las mayores? Volvió a responder:”La humildad”.

Esto de la humildad es sumamente mal entendido. Sin embargo, no creo que haya una lección más difícil de aprender que la de la humildad. Es el más raro de todos los dones, la más difícil de todas las lecciones.

Hemos llegado al punto en que pensamos que la humildad es señal de debilidad. Amigos míos, la humildad no es señal de debilidad. No es una cualidad débil y tímida. Es una manifestación de fortaleza y madurez. Muéstrenme ustedes la virtud de la humildad, la mayor de todas las gracias cristianas en la vida de un hombre o de alguna mujer, y yo les mostraré a un individuo que tiene gran fortaleza espiritual y una gran seguridad espiritual. Solo uno que esté espiritualmente seguro, puede darse el lujo de ser humilde.

La primera prueba del verdadero hombre grande o de la verdadera mujer grande, es la humildad. La humildad es el sólido fundamento de todas las demás virtudes.

La humildad le permite a uno tener una correcta estimación de si mismo. No hay nada peor que la persona que se jacta acerca de su humildad, la que siempre está fanfarroneando con respecto a su humildad. Tan humilde es, que siempre está orgullosa de ello. Uno debería tomar un alfiler y pinchar su orgullo espiritual. Sólo cuando todo el orgullo espiritual salga de nosotros, podremos ser un vaso rendido y flexible; un vaso que Dios pueda utilizar.

El mismo maestro dijo: ”Aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón”.

Cuanto más espiritual llegue a ser una persona, cuanto más del Espíritu tenga en su vida, cuanto más rendida esté al Espíritu del Dios viviente, cuanto más consagrada llegue a ser, cuanto más cerca esté del Señor; tanto más humilde llegará a ser. Y esto no es un signo de timidez espiritual, sino un signo de fortaleza y de seguridad espiritual.

Llegó el día cuando el poderoso Abraham dijo: ”He aquí ahora que he comenzado a hablar a mi Señor, aunque soy polvo y ceniza”. Abraham, al verse a si mismo, tenía el derecho de estimarse. El exclamó: ”Soy polvo y ceniza”.

Hoy, si Dios hablara a alguien como habló a Abraham, para hacerle poderosas promesas y establecer con él pactos, tal hombre se pondría tan inflado y tan orgulloso, que no podríamos mantenerlo dentro de su chaqueta. La chaqueta largaría los botones y él saldría pavoneándose y diciendo:” ¡ hey!...Oigan lo que Dios me dijo. Miren lo que me prometió. Pongan cuidado de mí y de éstos grandes pactos. Dios me los dio a mí y a mi descendencia”. No fue así Abraham. Él dijo: ”Soy polvo y ceniza”.

Observemos a Moisés. Observemos la relación que tuvo con Dios. Observemos la cercanía de Moisés con Dios, el favor que Moisés disfrutó de Dios. Sin embargo, Moisés le dijo a Dios: ”¿Quién soy yo para que vaya al faraón y saque de Egipto a los hijos de Isrrael?”.

Consideremos a Salomón, el hombre más sabio de la tierra. Aún en la actualidad se cita a Salomón en los tribunales. Sin embargo, Salomón dijo:”Yo soy joven, y no sé como entrar ni salir”.

Esa es, amigo mío, la real sabiduría. Cuanto más sepa el individuo, tanto más comprende lo poco que sabe. La persona que piensa que lo sabe todo, es ignorante. Es ignorante la persona que nunca acepta consejo. Es ignorante la persona a quien no se le puede decir nada. Cuanto más Usted sepa, cuanto más comprenderá que sabe muy poco. Esa fue la razón por la cual Salomón, con toda su sabiduría dijo:”Soy joven y no sé como entrar ni salir”.

Pensemos en David. Escribió la mayoría de los Salmos, y en ninguno de ellos se puede hallar ninguna clase de mención en el sentido de que él fue el que mató a Goliat. El dejó que eso lo comentaran otros. El individuo que está espiritualmente seguro, el que tiene fortaleza espiritual, no tiene que andar proclamando sus propias hazañas. No. Anda suavemente. Anda tranquilamente. Sabe que depende absolutamente del poder de Dios.

Aún así digo que esta lección de la humildad es la más difícil de aprender. Y esta es la razón por la cual fue la última lección que Jesús enseñó a sus discípulos antes de marcharse.

Creo que Ustedes conocen muy bien este incidente. El había alcanzado a oír la conversación de los discípulos en cuanto a quien sería el mayor en el reino de Dios. El maestro, muy apaciblemente se ciñó una toalla, como un esclavo, y se puso de rodillas. El, que era tan Dios como si no fuera hombre, que tenía todo el poder en el cielo y en la tierra, les lavó los pies a los discípulos. Luego les dijo:”Porque ejemplo les he dado, para que como yo les he hecho, ustedes también lo hagan”.

Los grandes hombres no tienen que preocuparse por dejar monumentos. Dios nunca ordenó que algunos de sus hijos dejen grandes monumentos de ellos mismos cuando se marchen de este mundo. El monumento más grande que un cristiano puede dejar, es el haber conducido a un alma a los pies de Cristo, a través de su humildad.

Después de Pentecostés, Mateo tomó una pluma para escribir uno de los evangelios. Pero mientras escribía, mantuvo por completo a Mateo fuera de vista. El se llama a si mismo ”el publicano”. Se humilló a si mismo y ensalzó a Jesús.-Lucas escribió otro evangelio y actualmente sería el Doctor Lucas, pero usted no encuentra el nombre de él en todo lo que escribió, menos su título. Juan se mantuvo escondido al decir:”Uno de sus discípulos , al cual Jesús amaba”. Y Pablo, al más grande de todos los santos, al hablar de si mismo dijo:”Soy menos que el más pequeño de todos los santos”.Cuando habló acerca de los pecadores, decía:”Yo soy el primero”.

Eso, estimados amigos, es HUMILDAD.