domingo, 20 de noviembre de 2011

Consejos para una vida feliz.


  1. Cásate con la persona correcta (de ello depende el 90 % de tu felicidad… o tu miseria)
  2. Trabaja en algo que te guste (que lindura que cobres por algo que disfrutas)
  3. Da a la gente más de lo que espera (lo agradecerás cuando ellos hagan lo mismo contigo)
  4. Conviértete en la persona más positiva y entusiasta que conozcas (¿vaso medio lleno o medio vacío? tú decides)
  5. Aprende a perdonarte y a perdonar a los demás (en ese orden)
  6. Se generoso (hay tantas cosas como una sonrisa o un abrazo que podemos brindar sin costo alguno)
  7. Ten un corazón agradecido (saber dar las gracias no es nocivo para tu salud)
  8. Persistencia, persistencia, persistencia (otras 3 "P" por aplicar)
  9. Disciplínate para ahorrar un poco cada día (no olvides que de grano en grano llena la gallina el buche)
  10. Trata a los demás como desearías que te trataran a ti. (la regla de oro).
  11. Comprométete a mejorar constantemente (no dejes que los años pasen en balde)
  12. Y que la mejoría sea de calidad (que valga la pena el tiempo que inviertas)
  13. Por encima de los bienes materiales, que tu felicidad esté plantada en las relaciones que tienes con los demás
  14. Se leal (aunque seas competidor, se leal)
  15. Se honesto (no hay cosa oculta que no se llegue a saber)
  16. Toma la iniciativa (para recorrer 1,000 kilómetros hay que empezar dando el primer paso)
  17. Aprender a reconocer tus errores (¡vaya trabajo!)
  18. Asume la responsabilidad de las cosas que te corresponden (c/u es el arquitecto de su propio destino)
  19. Se audaz y valiente (que al final de la vida no lamentes no haber intentado algo)
  20. Trata bien a las personas que amas (pareciera fácil pero más de una vez se complica)
  21. No hagas algo de lo que tu madre no se sintiera orgullosa.

miércoles, 12 de octubre de 2011


REFLEXIÓN PARA TODOS.

“Un hombre edificó su casa. Y la embelleció con un jardín interno. En el centro plantó un roble. Y el roble creció lentamente. Día a día echaba raíces y fortalecía su tallo, para convertirlo en tronco, capaz de resistir los vientos y las tormentas.
Junto a la pared de su casa plantó una hiedra y la hiedra comenzó a levantarse velozmente. Todos los días extendía sus tentáculos llenos de ventosas, y se iba alzando adherida a la pared.
Al cabo de un tiempo la hiedra caminaba sobre los tejados. El roble crecía silenciosa y lentamente.
— ¿Cómo estás, amigo roble?, preguntó una mañana la hiedra.
—Bien, mi amiga, contestó el roble.
—Eso dices porque nunca llegaste hasta esta altura —agregó la hiedra con mucha ironía—.Desde aquí se ve todo tan distinto. A veces me da pena verte siempre allá en el fondo del patio.
—No te burles, amiga —respondió muy humilde el roble—. Recuerda que lo importante no es crecer deprisa, sino con firmeza.
Entonces la hiedra lanzó una carcajada burlona.
Y el tiempo siguió su marcha. El roble creció con su ritmo firme y lento. Las paredes de la casa envejecieron.
Una fuerte tormenta sacudió con un ciclón la casa y su jardín. Fue una noche terrible. El roble se aferró con sus raíces para mantenerse erguido. La hiedra se aferró con sus ventosas al viejo muro para no ser derribada. La lucha fue dura y prolongada.
Al amanecer, el dueño de la casa recorrió su jardín, y vio que la hiedra había sido desprendida de la pared, y estaba enredada sobre sí misma, en el suelo, al pie del roble. Y el hombre arrancó la hiedra, y la quemó.
Mientras tanto el roble reflexionaba:
—Es mejor crecer sobre raíces propias y crear un tronco fuerte, que ganar altura con rapidez, colgados de la seguridad de otros.”

Es una tremenda lección que nos desafía a ser hombres y mujeres de carácter, que cuando vengan esos momentos difíciles, oscuros podamos nosotros permanecer firmes como el roble. Dios quiere ese carácter capaz de decirle a la tentación: No tentaré al Señor mi Dios. Dios quiere ese carácter capaz de decirle a los reinos de este mundo: Solo a Dios adoraré y a El solo serviré. Que podamos tener esa capacidad para esforzarnos y no desanimarnos. Que podamos ser determinantes con los sueños que queremos lograr. Que podamos conocer nuestras limitaciones pero también toda nuestra potencialidad.

La elección es tuya. Puedes pasarte el día esperando a que algo suceda en tu vida o puedes cultivar o desarrollar tu carácter mediante las promesas de Dios. Tú tienes la promesa de que Dios está contigo, es tiempo de mostrar carácter y salir adelante en su matrimonio, en sus finanzas y en todo lo que emprenda. Recuerda las palabras de David: “Sean mi protección la integridad y la rectitud, porque en ti he puesto mi esperanza.” Salmo 25:21

domingo, 11 de septiembre de 2011

ORGULLOSO


A veces, ¡cuando te sientes importante!
A veces, cuando tu ego florece;
A veces, cuando das por sentado
Que eres el mejor del lugar;

A veces, cuando sientes que tu ida
Dejará un vació que no puede llenarse
sigue simplemente estos consejos
Y observa cómo se humilla tu alma.

Toma un balde y llénalo de agua
sumerge tu mano hasta la muñeca
sácala, y el hueco que queda
es la medida de cuánto serás extrañado.

Podrás salpicar con gozo cuando entres
podrás remover el agua con abundancia
pero deja de moverte y en un minuto observarás
que su aspecto es quieto como antes.

La moraleja de este ejemplo pintoresco
es hacer simplemente todo lo mejor que puedas
Y sé orgulloso de ti mismo, pero recuerda
Que no hay un hombre indispensable.

Dios no despide a nadie excepto a los que están llenos de ellos mismos.

1 Pedro 5:5
Dios resiste a los soberbios, pero da gracia a los humildes.

lunes, 18 de julio de 2011

Hebreos 12:2 Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe.La vida Cristiana entera se resume en estas palabras: "Puestos los ojos en Jesú


La vida Cristiana entera se resume en estas palabras: "Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe". Tú empiezas la vida Cristiana por mirar a Jesús. Terminas la vida Cristiana mirando a Jesús. "Puestos los ojos en Jesús" describe la fe misma. Eres nacido de nuevo "puestos los ojos en Jesús". Tú vives la vida Cristiana "puestos los ojos en Jesús". Tú mueres como Cristiano "puestos los ojos en Jesús". Tú eres salvo de la culpa del pecado "puestos los ojos en Jesús". Tú vences al mundo "puestos los ojos en Jesús". Tus oraciones son contestadas "puestos los ojos en Jesús". Tú triunfas sobre la muerte "puestos los ojos en Jesús".
Y al hombre natural le es imposible hacer eso, aunque parece tan simple cuando ya lo ha hecho. Pero el hombre en su estado natural pone los ojos en cualquier otro lugar, menos en Jesús.
"Despreciado y desechado...y como que escondimos de él el rostro" (Isaías 53:3).

El deber del predicador es mostrarle al hombre natural la necedad de no poner los ojos en Jesús. ¿Cómo hacerlo? Lo hacemos al predicar acerca del vacío de la vida sin Jesús. Lo hacemos al dar ejemplos de aquellas personas que desperdiciaron sus vidas porque no lo quisieron mirar a Él. También lo hacemos al hablar sobre el Infierno y el tormento eterno. Lo hacemos al hablar del pecado y sus consecuencias. Lo hacemos al hablar de pecadores en las manos de un Dios airado. Lo hacemos al advertirles del pecado imperdonable.
Todas estas grandes verdades Bíblicas se predican para despertar al hombre natural, y mostrarle la falta de sabiduría y lo absurdo de no "poner los ojos en Jesús". Y, cuando la gracia de Dios le llegue a un hombre, él despertará y se dirá a sí mismo: "Qué necio fui al no mirar a Jesús".
En este simple sermón daré respuesta a tres pensamientos que quizá hayas tenido: "Yo soy ambivalente tocante a la salvación", "Yo no soy convertido porque no sé lo que se siente ser convertido", y "No soy convertido porque no amo a Jesús". Los tres son contestados por nuestro texto:
"Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe"
(Hebreos 12:2).

I. Primero, algunos de ustedes son ambivalentes tocante a Jesús.

Según el diccionario, la palabra "ambivalencia" significa "coexistencia de dos emociones o sentimientos opuestos como la atracción y la repulsión a algo". "Coexistir" quiere decir "que existen juntas, a la misma vez". La persona que dijo "estoy ambivalente" sabe muy bien el idioma. Esta persona sabe que la palabra "ambivalente" significa que está atraído a y repelido de Jesús a la misma vez. ¿Por qué se siente atraído y repelido al mismo tiempo? Es porque vacila entre dos opiniones, porque es "de doble ánimo" con respecto a Jesús.
(Santiago 1:8).
Así era el joven rico. Él quería a Jesús - pero al mismo tiempo quería vivir por el dinero. Él era ambivalente, él experimentó "la atracción y repulsión a" Jesús a la misma vez. Esto no es raro en la Biblia. Judas era ambivalente tocante a Jesús. Igual Nicodemo. Igual Pedro la noche antes que Jesús fuese crucificado.
Los primeros dos hombres, el joven rico y Judas, perdieron sus almas porque continuaron en la ambivalencia, simultáneamente repelidos y atraídos a Jesús, hasta que fue demasiado tarde.
Los otros dos hombres, Nicodemo y Pedro, resolvieron su ambivalencia y se lanzaron a Jesús por la fe.
"Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe"
(Hebreos 12:2).

¿A cuál par de hombres seguirás tú - al joven rico y a Judas, o a Nicodemo y a Pedro? Ultimadamente será el uno u el otro para ti, tal como lo es para toda la gente que simultáneamente experimenta la atracción y la repulsión a Jesús. Yo recuerdo el momento exacto en que dejé de ser ambivalente. Y tú también podrías hacerlo. Vete a Jesús no importa lo que pienses que te costará y tú también serás salvo en un instante.


II. Segundo, algunos de ustedes dicen que no son convertidos porque no
saben lo que se siente ser convertido.

Tu problema es que tú te miras a ti mismo, en vez de tener
"Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe"
(Hebreos 12:2).

Tú estás mirando tu propia conversión en vez de tener "Puestos los ojos en Jesús". Tú piensas que necesitas saber lo que "se siente" ser convertido. ¿No ves cuán absurdo es eso? La conversión "se siente" diferente en cada persona. No toda la gente siente lo mismo. Algunos son llenos de un gozo maravilloso cuando son convertidos. Otros sienten alivio. Otros no sienten casi nada. Lo que la gente siente en la conversión no es importante de ninguna manera. Lo único de importancia es Jesús. En la conversión, Jesús ya no es "despreciado y desechado". Tú ya no escondes el rostro "de él"
(Isaías 53:3). En vez de eso dirás con Tomás:
"¡Señor mío, y Dios mío!" (Juan 20:28).

Tú puedes retorcerte por meses, o aún años, buscando una "emoción". Pero estás mirándote a ti mismo, interiormente, en vez de ver exteriormente a Jesús. Si continúas mirando hacia adentro nunca serás convertido. Yo conozco a alguien que pasó veinticinco años buscando interiormente por la "emoción correcta". Una noche ella paró de verse por dentro y ¡miró hacia fuera a Jesús! Yo le dije: "No vuelvas a verte a ti misma. Ya no te examines. Ya te has examinado por veinticinco años. ¡Basta! ¡Ahora mira a Jesús! ¡Y sigue mirándolo! Cuando tengas dudas, examina a Jesús otra vez. Sigue mirándolo por toda tu vida - ¡y pronto lo mirarás en el Cielo!
"Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe"
(Hebreos 12:2).

Así que, te digo, no necesitas saber lo que se siente ser convertido. Deja de preguntártelo y de pensar en ello. En vez, mira hacia Jesús - afuera de ti mismo. Mira hacia Él, azotado y herido, crucificado y sangrando en la Cruz. Míralo a Él, resucitado y ascendido a la Gloria a la diestra de Dios el Padre. ¡Míralo a Él y eres salvo!

III. Tercero, algunos de ustedes dicen que no son convertidos porque no
aman a Jesús.

Este tipo de persona piensa que puede ser convertida si produce de sí mismo suficiente amor por Jesús. De nuevo, este tipo de persona se ve a sí misma, viendo si acaso él es lo suficientemente santo, viendo si acaso él ha amado a Jesús lo suficiente. Todo esto es salvación-propia. No eres salvo por ser santo ni por amar a Jesús. ¡No, no! Tú estás buscando dentro de ti mismo la prueba si acaso eres convertido o no. ¡Pero la prueba no está en ti! ¡La prueba está en Jesús!
"Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe"
(Hebreos 12:2).

Cuando el carcelero Filipense dijo:
"¿Qué debo hacer para ser salvo?" (Hechos 16:30), Pablo no dijo: " Ama a Jesús y serás salvo". ¡No, no! Pablo dijo: "Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo" (Hechos 16:31). La prueba de la conversión no es cuanto amamos a Jesús. ¡No, no! La prueba de la conversión es
"Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe"
(Hebreos 12:2).

"En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados"
(I Juan 4:10).

¡La salvación no viene por amar a Dios o por amar a Jesús! No porque nosotros lo amemos a Él, sino porque ¡Él nos amó a nosotros!
Deja de buscar la santidad, o la bondad, o el amor por Jesús en ti mismo. Tú nunca hallarás suficiente de estas cosas dentro de ti para convencerte de que eres salvo. En vez, mira hacia arriba, fuera de ti mismo, fuera de tu ser - mira a Jesús sólo, y Él te salvará por Su Sangre y justicia.
Tú nunca tendrás suficiente bondad, o santidad o amor para complacerte a ti mismo, y convencerte de que eres convertido. ¡Pero si miras afuera de ti mismo, y no te vuelves a ver, sino que miras fuera de ti a Jesús - serás salvo por Su Sangre y justicia en un instante! ¡Mira hacia Jesús!
"Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe"
(Hebreos 12:2).

Que ese sea tu tema. Que esa sea tu meta. Que esa sea tu salvación - y ¡nada más!
"Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe"
(Hebreos 12:2).

¡Mira a Jesús - no a ti mismo!
Mira al Cordero de Dios.
Mira al Cordero de Dios.
Él solamente puede salvarte,
Mira al Cordero de Dios.
Que Dios les continúe bendiciendo

miércoles, 1 de junio de 2011

Vieja y Arrugada


"De verdad que hoy fue un día interesante en la escuela", le dijo Andrés a su mamá quien estaba ocupada limpiando el refrigerador. "¿Verdad?", preguntó la madre. "¿Qué hiciste hoy?" "Tuvimos una charla acerca de la eutanasia", dijo Andrés. "Yo pensaba que la eutanasia era un grupo de la China". La madre se rió. "Cuéntame más de esa charla". "Bueno, la señorita García, mi profesora, nos preguntó qué debiéramos hacer con las personas mayores en nuestro país, explicó Andrés. Ella quiere que escribamos acerca de qué creemos que se debe hacer. Nos dijo que algunas personas piensan que debemos dejar de pagar por el cuidado de estas personas y dicen que debemos ponerlos a dormir con una droga cuando llegan a viejos y ya no son útiles, a lo cual llamó muerte digna. Eso es lo que es la eutanasia". "¿Y qué es lo que vas a escribir?", le preguntó la mamá. "No sé", contestó Andrés. "Yo pienso que está mal, pero la gente a favor de la eutanasia dice que las personas mayores no quieren vivir". La madre se quedó pensando por un momento mientras limpiaba el estante del refrigerador. Luego sacó una naranja del refrigerador y se la pasó a Andrés. "Antes de que te pongas a escribir, ¿por qué no tomas una merienda?", le propuso. "Cómete esta naranja". "¡Mamá!" exclamó Andrés. "¿Por cuánto tiempo ha estado esto allí? ¿Cinco años? Está vieja y de color café y toda arrugada". "Pártela y ábrela", le propuso la madre. Andrés obedeció y con gran asombro encontró que la naranja estaba jugosa y dulce. "Está deliciosa", le dijo. "Vaya, y estuviste a punto de botarla; te hubieras perdido de una delicia". "Mamá, ¿estás tratando de decirme algo con esta naranja?", le preguntó Andrés receloso. "Cuando hagas tu escrito sólo quiero que recuerdes que viejo no significa inútil", le dijo la mamá. "Aun cuando una persona parezca inútil, es valiosa para Dios y nos puede dar la oportunidad de practicar la bondad y la amabilidad y cuidarlos con amor. Dios no los recompensa". S.N. Has escuchado a la gente hablar acerca de la eutanasia, o muerte digna. Esto es asesinato. Recuerda que toda la vida humana es especial para Dios. Éxodo 20:13 No matarás.