martes, 27 de mayo de 2008

el siervo de Dios y las riquezas

El siervo de Dios y las riquezas.

En el colegio salesiano donde no sólo estudié, sino que viví (Don Bosco), se me enseñó que el orgullo, el dinero y el sexo eran las armas principales del enemigo para arruinar un ministerio y que con frecuencia se presentan juntos.
Un líder religioso llega a ser famoso y rico, luego se llena de orgullo y más tarde se convierte en su propia ley y hace lo que le place. Después de todo, piensa él: ¿no pueden los siervos de Dios que han obtenido el éxito vivir por encima de su ley?...Dado el hecho de que el Señor fue humilde, pobre y puro, sería de esperar que sus discípulos siguieran su ejemplo; pero no siempre sucede así.
La secuencia nos resulta conocida. Primero un hombre o una mujer sienten el llamado a un ministerio y desean servir con sinceridad genuina. No obstante el ministerio requiere dinero. Incluso Jesús tenía amigos quienes le ayudaban a pagar sus deudas (véase Lucas 8:3) y Pablo aceptaba la ayuda económica tanto de iglesias (véase Filipenses 4:15-16) como de individuos(2 Timoteo 2:15-18). El ministerio requiere dinero; pero debemos ser cuidadosos de que el dinero no comience a apoderarse del ministerio. Cuando sucede eso, el ministerio se anula y las organizaciones se convierten en empresas de negocios religiosos. El dinero se transforma en un fin en si mismo y deja de ser el medio para alcanzar el fin.
Los ministerios radiales y más aún los de televisión, son medios costosos, de modo que no nos debe sorprender si los siervos que buscan estos medios, se preocupen por el dinero, sobre todo si llevan un estilo de vida extravagante por el que alguien tiene que pagar. Sin embargo, incluso el más modesto de los predicadores de televisión se ve obligado a satisfacer presupuestos descomunales con los que están tratando de servir sinceramente al Señor y que requieren dinero. La manera en que obtengan el dinero y la forma de administrarlo dependerá de su integridad.
Ahora bien, querido amigo, quiero advertir que existen por lo menos tres mitos con respecto al dinero y el servicio a Dios que debemos enterrar:
El primero de ellos es decir o pensar que el dinero no es ni bueno ni malo, que es neutral y que todo depende de cómo se utilice. Si esto fuera cierto, ¿por qué Jesús se refirió a las riquezas injustas (Lucas 16:9)? ¿Y por qué nos advirtió sobre “el engaño de las riquezas” (Mateo 13:22)? Él parece estar diciendo que la riqueza es contaminante y engañosa en si misma y que sólo Dios puede santificarla para usos nobles.
Alguien dijo: Detrás del dinero existen poderes espirituales invisibles, poderes que son seductores y engañosos, poderes que exigen una devoción absoluta.
La riqueza es peligrosa e incluso el cristiano más fervoroso puede encontrarse atrapado en la adoración a Mammón y ni siquiera darse cuenta de lo que está haciendo.
Mammón es la palabra aramea para la riqueza de todos los tipos. Proviene de una raíz que significa “aquello en lo que se confía” o “aquello que se confía”. Esto sugiere que el dinero es algo que Dios nos ha confiado, algo en lo que Dios no quiere que confiemos. El desea que confiemos en Él.
En su palabra declaró: “Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá a uno y amará al otro, o estimará a uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a mammón (las riquezas).
Mammón es la riqueza personificada y Cristo nos advirtió que no nos relacionemos con él en la forma en que nos relacionamos con Dios. No debemos esforzarnos por ponerlos en el mismo nivel en nuestras vidas. El dinero puede controlar nuestra atención y nuestro afecto si no somos cuidadosos.
El “señor dinero” posee muchas de las características de una deidad. Confiere seguridad, puede inducir culpa, nos da libertad, nos otorga poder y parece ser omnipresente. Sin embargo, lo más siniestro de todo es que ambiciona la omnipotencia.
El “señor dinero” reclama la lealtad y el amor que le pertenecen sólo a Dios, y posee el poder de atraparnos si no somos cautelosos. El dinero es un siervo maravilloso, pero un amo terrible, y sólo una devoción disciplinada hacia Dios nos permite mantener a mammón en su sitio correspondiente. En el mundo actual, el éxito se mide por el dinero y las posesiones, y es fácil que los cristianos apoyemos esos principios falsos si no nos cuidamos. Jesús dijo: “Mirad y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee”(Lucas 12:15). “Porque lo que los hombres tienen por sublime, delante de Dios es abominación”(Lucas 16:15).
Observemos que los líderes de las escrituras tuvieron sumo cuidado en mantener sus manos limpias en lo referente al dinero y las riquezas, y no aprovecharos su posición o autoridad para explotar a otros.
Escuchemos a Abraham cuando rehusó los despojos de Sodoma: “He alzado mi mano a Jehová Dios Altísimo, creador de los cielos y la tierra, que desde un hilo hasta una correa de calzado, nada tomaré de todo lo que es tuyo, para que no digas :Yo enriquecí a Abraham”(Génesis 14:22-23).
Escuchemos al profeta Samuel: “Atestiguad contra mí delante de Jehová y delante de su ungido si he tomado el buey de alguno, si he tomado el asno de alguno, si he calumniado a alguien, si he agraviado a alguno, o si de alguien he tomado cohecho para cegar mis ojos”(1 Samuel 12:3).
Escuchemos a Pablo cuando se dirigió a los pastores de Éfeso: “Ni plata ni oro ni vestido de nadie he codiciado. Antes vosotros sabéis que para lo que me ha sido necesario a mí y a los que están conmigo, estas manos me han servido. En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús que dijo: Más bien aventurado es dar que recibir”(Hechos 20:33-35).
Uno de los atributos necesarios para el ministerio es “No codicioso de ganancias deshonestas”(véase Tito 1:7). Por consiguiente, el pueblo de Dios tiene el derecho de saber si sus ministros manejan o no sus finanzas con sinceridad. Creo que esto se aplica a cualquier persona que por su propia voluntad vive del sostenimiento de otros y esto incluye a los ministros, ministerios radiales o de televisión, misioneros, evangelistas, profetas, apóstoles, pastores de iglesias locales, maestros, sacerdotes, y en fin, todo aquel que en su trabajo y mensaje, incluye el recoger el dinero de los demás a modo de ofrendas voluntarias, o como se está viendo ultimamente, valores pre establecidos para poder verlos y escucharles. Los siervos de Dios deben recibir el sostén adecuado porque “el obrero es digno de su salario”(Lucas 10:7); pero deben usar ese salario con sabiduría y estar listos para rendir cuentas exactas del mismo.
El siervo de Dios codicioso se convertirá ya sea en un charlatán o en un asalariado. Muchos charlatanes venden sus dones por dinero y utilizan su Biblia y su congregación del mismo modo en que un actor usa un libreto y una sala de espectadores. Es el que siempre renuncia cuando se le presenta un empleo más lucrativo. El asalariado trabaja por sueldo y hace lo que se espera de él; pero no más. Los días más importantes del mes son su día de pago y sus días de descanso y renuncia cuando se le presenta la oportunidad de un trabajo más liviano o cuando hay algún peligro que amenaza al rebaño (véase Juan 10:12-13). Pablo advirtió a Timoteo que la “raíz de todos los males es el amor al dinero”(1 Timoteo 6:10) y le ordenó que trasmitiera este mensaje a los ricos de su congregación.
Concluyendo mi querido amigo, el dinero no es neutral, sino esencialmente malo y debemos estar alerta ante sus poderes seductores. Es de particular importancia que los líderes de la iglesia eviten el amor al dinero: “Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; NO POR GANANCIAS DESHONESTAS, sino con ánimo pronto”(1 Pedro 5:2).

lunes, 26 de mayo de 2008

El evangelio de la "prosperidad"

Los siervos de Dios, llámense como se llamen o como usted quiera llamarlos, son mayordomos por designación divina a quienes se les “confía el evangelio”. Este es un gran privilegio; pero al mismo tiempo, una responsabilidad solemne. “Ahora bien, se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado fiel” (2 Corintios 4:2). Esta fidelidad implica por lo menos tres elementos que deben ser los correctos: el mensaje (nuestra exhortación no procedió de error), el motivo (ni de impureza) y el método(ni fue por engaño).
El mensaje debe ser el correcto y este mensaje es el evangelio de Jesucristo, el evangelio de la gracia de Dios. Existe un sólo evangelio y éste se centra en la muerte, sepultura y resurrección de Cristo Jesús. El evangelio (buenas nuevas) es “que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las escrituras; y que fue sepultado y que resucitó al tercer día, conforme a las escrituras” (1 Corintios 15:3-4). Los pecadores que se arrepienten y confían en Jesucristo son perdonados y Dios les concede el Don de la vida eterna.(véase 1 Juan 5:10-13).
Dios es tan celoso respecto a su mensaje que El mismo declara “anatema” a cualquiera que predica “otro evangelio”(véase Gálatas 1:6-9). Los que cambian su mensaje añadiéndole , quitándole o pervirtiéndolo, son maestros falsos que le son infieles al Señor y están en peligro de recibir su castigo. Su mensaje proviene “del error”.
El evangelio de la prosperidad de nuestros días está perfectamente acomodado a una sociedad como la nuestra que idolatra la salud, la riqueza y la felicidad. Las personas que predican este evangelio rebuscan por aquí y allí en el antiguo testamento, para extraer sus versículos comprobatorios; pero rechazan a sabiendas “todo el consejo de Dios”(Hechos 20:27). El “evangelio de la prosperidad” es un mensaje para la gente que busca una “solución rápida” para sus vidas; pero no un cambio permanente en su carácter. Pareciera ser que hay demasiados cristianos que desean disfrutar la sensación de sentirse bien; pero no están dispuestos a sufrir los inconvenientes de seguir el bien.
¿Porqué se preocupa tanto Dios porque prediquemos el mensaje correcto?. Porque Dios exige integridad y el evangelio falso la destruye. En primer lugar, el mensaje del evangelio se relaciona vitalmente con la naturaleza misma de Dios. Jesús no se limita a salvar, Él es el salvador. Cuando cambiamos el mensaje de Dios, cambiamos al Dios del mensaje. El “dios” de los predicadores de la “prosperidad”, no es el Dios de la Biblia o el Dios de la Iglesia histórica.
El evangelio “pop” de la “prosperidad trata de hacernos creer que la mayor preocupación de Dios es hacernos felices, no santificarnos y que se preocupa más por nuestro bienestar físico y material que por el moral y espiritual. El “dios de la prosperidad” es un mensajero celestial cuya única responsabilidad es responder a todos nuestros llamados y asegurarse de que estemos gozando de la vida.
Cuando escucho a estos predicadores hay varias preguntas que vienen a mi mente. De acuerdo con su teología,¿dónde está el Dios de Abraham, a quien se le pidió que sacrificara a su único hijo? ¿Dónde está el Dios de Isaac, que estuvo dispuesto a colocarse en el altar?¿Dónde está el Dios de Jacob, cuyos hijos le causaron dolor y vergüenza?¿Dónde está el Dios de Moisés, a quien le fue prohibido entrar a la tierra prometida por haberle robado la gloria a Dios?¿Dónde está el Dios de los apóstoles que fueron arrestados, azotados, martirizados y muertos porque seguían predicando a Jesús?¿Dónde está el Dios de nuestro Señor Jesucristo quien sufrió como nadie a sufrido jamás: “Herido de Dios y abatido”(Isaías 53:4).
No encuentro a ese Dios en sus predicaciones. ¿Por qué? Porque no se adapta bien a su mensaje. Predican un evangelio sin integridad, un mensaje incompleto, divorciado del mismísimo Dios que afirman representar. Un evangelio parcial no es evangelio, ya que no puede haber buenas nuevas cuando Dios mismo queda excluido de ellas.
Nuestra tarea no es decirle a la gente lo que desea escuchar, nuestra tarea es darles lo que necesitan del evangelio tratando de lograr que lo deseen.
El mensaje de la “prosperidad” aconseja al creyente de la actualidad a no pronunciar nunca palabras que signifiquen dolor, enfermedad, fracaso. Hace poco fui invitado a una cruzada y he aquí lo que un predicador les pidió a sus oyentes que repitieran en voz alta: “Todo lo que toco prosperará. No puedo fracasar. Nada de lo que toco fracasará. Todo lo que toco tendrá éxito. No sé lo que es el fracaso”.
Otros ofrecen buena cosecha y abundante, si antes siembras en sus manos dinero. Otros te ofrecen un 4x4 si es que eres capaz de regalar tu viejo peugeut. Otros te ofrecen que pares de sufrir si compras esto u otra cosa. Otros te ofrecen que sanarás, que encontrarás trabajo, que volverás a unirte al ser amado, etc., etc.
Al escuchar tales tonterías, uno comienza a preguntarse si realmente tenemos una traducción correcta de la palabra de Dios. Ciertamente no hay nada de eso en mi Biblia. Si resolvemos poner a Dios en servidumbre con respecto a todos nuestros caprichos, se convierte entonces en nada más que despensero bajo nuestras órdenes. ¿Y que ocurre entonces si mi plan fracasa? Bien, evidentemente debe ser culpa de Dios. Si no me dá exactamente lo que le pido, Él debe de haber fracasado en algún punto.
El evangelio de la “prosperidad” no sólo presenta una imagen distorsionada de Dios, sino que pervierte la doctrina bíblica de la persona y la obra de Jesucristo. Dios tiene el derecho de entablarle juicio a todos aquellos que predican el evangelio falso, porque el mensaje del evangelio le costó a Él su propio hijo. Jesús derramó su sangre para satisfacer la santa ley de Dios para que los pecadores perdidos pudiéramos alcanzar el perdón y reconciliarnos con Dios. Jesús no murió para darnos salud, riquezas y felicidad, murió para SANTIFICARNOS. El transformar el Calvario en una tarjeta de crédito santificada que nos da el privilegio de lanzarnos en una carrera hedonista es abaratar la obra que más le costó a Dios.
No obstante, los predicadores de la “prosperidad” no consideran que la conformidad con Cristo es la meta de la vida cristiana. Es muy probable que se sientan avergonzados cuando se enfrentan al hecho de que, de acuerdo con su mensaje, Jesús no fue un hombre de “prosperidad”. No era rico y pasó su vida identificándose con los pobres y marginados. Era “un varón de dolores y experimentado en quebrantos”(Isaías 53:3), no una celebridad que disfrutara una vida de extravagancias. Quizás me equivoque, pero creo que si Jesús estuviera en la tierra hoy día, condenaría los estilos de vida ostentosos y llamativos de estos predicadores de la “prosperidad” y sus discípulos. Cristo repudia el evangelio de la “prosperidad” con su vida, ministerio, enseñanzas y sobre todo con su muerte.
Los predicadores de la “prosperidad” nos presentan una imagen distorsionada de Dios, el Salvador, la fe Cristiana y también de la Iglesia. De acuerdo con ellos, la Iglesia de Jesucristo es una reunión de personas felices que disfrutan la vida. De acuerdo con mi Biblia, la Iglesia es la reunión de personas quebrantadas que buscan la santidad ante Dios y ser ayuda para un mundo necesitado. Sí, debe haber alegría y gozo cuando se congrega a adorar, pero también se deben compartir las cargas, limpiar las heridas y sanar los corazones quebrantados. No obstante, de acuerdo con el evangelio de la “prosperidad”, ¡LOS CRISTIANOS NO DEBEN PADECER EN ABSOLUTO!
La Iglesia es una familia que se congrega unánime para darse aliento, obtener alimento espiritual y disciplina. Es un ejército que se une para prepararse para la batalla y escuchar las órdenes de avance de Dios. Es un rebaño que busca la protección de Dios en un mundo peligroso, una esposa que expresa devoción por el esposo celestial, un grupo de siervos que busca la voluntad de su Maestro. Nos congregamos no para escapar de la vida, sino para equiparnos mejor y alentarnos para enfrentar sus cargas y batallas. En efecto, tenemos momentos de felicidad; pero esta no es nuestra meta suprema. Nuestros objetivos son la santidad y el servicio; la felicidad es apenas una “añadidura”.
Cuando la Iglesia predica el mensaje incorrecto, causa división y el ministerio pierde su integridad. No podemos divorciar nuestro mensaje de la naturaleza de Dios, lo que Él hizo en el calvario, lo que está haciendo hoy día en el mundo y lo que hará en el futuro. Sin embargo, eso es justamente lo que han logrado los voceadores de la “prosperidad”. Una vez que alguien se fabrica su propio evangelio, no pasará mucho tiempo antes que comience a practicarlo y entonces comienza a perder su integridad
La verdad triunfará siempre, y la verdad es que estamos aquí en este mundo para el deleite de Dios y que Él no está aquí para nuestro deleite. Es el glorioso plan de Dios el que saldrá finalmente victorioso y no el del hombre.



Abrí mi Biblia y leí 1ra.Tesalonicenses 2:3-5 :”Porque nuestra exhortación no procedió de error ni de impureza, ni fue por engaño, sino que según fuimos aprobados por Dios para que se nos confiase el evangelio, así hablamos; no como para agradar a los hombres, sino a Dios que prueba nuestros corazones. Porque nunca usamos de palabras lisonjeras, como sabéis, ni encubrimos avaricia; Dios es testigo”.

viernes, 16 de mayo de 2008

El Prejuicio

Teoterapia para Usted: El Prejuicio
categorias: Columna - Sociedad - Local

Déjeme aclarar algo: Cuando el Cristianismo no nos muestra al hombre tal como Dios lo ve, ya no es Cristianismo.
Por Nelson Zenteno Leído 41 veces


La debilidad humana es tan antigua como el hombre; pero tan actual como el noticiero de hoy. El hombre es intolerante para con su prójimo. A través de los siglos, esa falta ha oscurecido las páginas de la historia con odio, luchas encarnizadas y guerras. Hoy mismo, la guerra amenaza en distintos lugares del globo y barrer con la humanidad de la faz de la tierra. Nuestra ignorancia de los objetivos o virtudes de los demás, el hecho de que no los descubrimos o de que nos negamos a tolerarlos, nos conducen al pleito, el odio y hasta el asesinato. Y cuando esa incomprensión dura más que lo suficiente, esas personas, o familias, partidos políticos, clubes deportivos, ciudades, credos religiosos y hasta naciones, se vuelven demonios ante nuestros ojos y nosotros también ante los ojos de ellos. Un día encontré un recorte de periódico desteñido, que servía de papel mural en una vieja casa del interior. Era una forma de discurso, probablemente dirigido a un grupo militar hace más o menos cincuenta años o más. Sin embargo, el mensaje de un escritor desconocido es más oportuno para hoy de lo que fue antes. Decía lo siguiente: “Cuando usted llegue a conocer a un individuo, conozca sus gozos y sus preocupaciones; Cuando llegue usted a entender las cargas que él lleva, cuando haya entendido la lucha que él libra y las dificultades que tiene en su camino, Entonces descubrirá que él es diferente de lo que usted pensaba que él fuera ayer. Usted descubre que las faltas de él son tri- viales; no hay mucho que inculparle . Al individuo del cual usted se burló, cuando solo conocía su nombre. Usted está pronto para ver la falta en el estilo del prójimo distante. Y usted puede señalar todos los errores de él y aún burlarse de él por algún tiempo. Y los prejuicios suyos se abultan y crecen sus odios más violentos, Y mientras habla acerca de los fracasos de aquel hombre, usted no sabe lo que está haciendo. Pero cuando usted se acerca un poco a él, y se tocan las manos y juntan sus hombros, Usted descubrirá que los rasgos que odiaba, realmente no son tan grandes. Cuando usted llegue a conocer a un individuo, conozca sus disposiciones de ánimo y sus caprichos, Comience a descubrir la textura del lado espléndido de él. Comience a entenderlo y deje de burlarse y de despreciarlo, Porque con el entendimiento desaparecen todos los prejuicios. Comience a hallar sus virtudes y deje de hablar de sus faltas, Pues rara vez odia usted a un individuo cuando lo conoce bien. Cuando usted llegue a conocer a un individuo y entienda su manera de ser, Entonces las faltas de él realmente no importarán, porque usted habrá hallado por fin; mucho que puede alabar. No sé quién escribió estas palabras, pero son tan frescas como el “morrocotudo” de hoy . Luego de leerlas, comencé a pensar. Jesús revela a nuestro Padre. También revela a nuestro hermano. Él levanta el velo de nuestros ojos prejuiciados y nos permite ver el valor infinito que hay en todos los hombres de todas las razas, de todos los colores y de todas las clases. Los gentiles no constituyeron problemas para Jesús, sino que representaron posibilidades. Toda persona que vive en esta región, en especial los que decimos creer en Dios, necesitamos un fresco bautismo del amor de Dios en nuestro corazón, para convertir nuestras creencias en una revelación de posibilidades para nuestra ciudad de Arica, en vez de convertirla en algo que apoya nuestros prejuicios y produce desunión , rivalidades y hasta odio en algunos corazones. Déjeme aclarar algo: Cuando el Cristianismo no nos muestra al hombre tal como Dios lo ve, ya no es Cristianismo. Es muy fácil ser pequeño. Podemos ser pequeño en nuestras ideas, en nuestros proyectos, en nuestra manera de pensar, en nuestra religión, en nuestra actitud hacia la gente, en nuestro empeño, en nuestro trabajo, en nuestra visión, en nuestro amor. Le pido a Dios que en esta hora, cuando es tan importante el futuro de nuestra región, cuando hay tanto que está en juego, cuando hay tanto que hacer y hacerlo bien; nos olvidemos de nosotros mismos y nos entreguemos a la grandeza. Nos olvidemos de nuestros prejuicios y nos dediquemos a la grandeza. Debemos olvidarnos de nosotros mismos, para que Él pueda utilizarnos. “Para mí el vivir es Cristo y Cristo es amor”. Recuerdo las palabras de Jesús que se hallan escritas en Juan 13:34,35: “Un mandamiento nuevo les doy: Que se amen unos a otros, como yo los he amado, que también se amen ustedes unos a otros. En esto conocerán todos que son mis discípulos, si tuvieren amor los unos con los otros”.De ahora en adelante, cuando veas a un ser falto de amor, falto de cariño, falto de posibilidades; antes que florezcan tus prejuicios, piensa un momento: ¿Lo animaste tú?...él es un hermano del hombre, Y va llevando toda la carga que puede. ¿trataste de averiguar lo que necesitaba de ti? ¿O simplemente lo dejaste que siguiera desconcertado? ¿Sabes lo que es estar perdiendo una batalla, cuando una Animación a tiempo pudiera arreglarlo todo? Recuerden que somos hijos de Dios y que debemos vivir en Cristo y que Cristo es amor. No hay excusas.

lunes, 5 de mayo de 2008

gobernadores, políticos, politiqueros...

Teoterapia para Usted: Gobernadores, Políticos, Politiqueros...categorias: Columna - Sociedad - Local
No son menos los comentarios que se ventilan a causa de nuestros gobernantes, a tal punto de tratarlos de ladrones, ninguno sirve para nada, no hay que reelegirlos más. Contra esos sentimientos, le ofrezco la Palabra de Dios. Por Nelson Zenteno
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Escrito por Nelson Zenteno
Toda persona tiene un problema en sus manos. Ese problema es la vida. Más aún si decidió gobernar en la vida de los demás. Sí señores, cada uno tiene el problema de su propia vida en sus manos. Y le prometo algo: Si usted no sabe que hacer con su vida, la vida hallará algo que hacer con usted. El Dios Todopoderoso sabía lo que estaba haciendo cuando lo hizo a usted. Tenía un propósito para usted y su vida. A fin de que usted llevara a cabo ese propósito. Él le dio la maravillosa capacidad de desarrollar la fe, confianza o certeza, o como usted la llame. De modo que el hombre que no tiene fe, confianza o certeza, está derrotado antes de comenzar. El doctor Wernher von Braun, el hombre que desarrolló la industria del espacio, dijo: “Hoy, más que nunca antes, nuestra supervivencia (la suya, la mía y la de nuestros hijos) depende de nuestra adhesión a los principios éticos”. Luego continuó diciendo: “El creer en Dios nos da la fuerza moral y la guía que necesitamos virtualmente para toda acción de nuestra vida”. Nosotros esperaríamos que palabras de esta naturaleza vinieran de un predicador del evangelio. Pero salieron de la pluma de uno de los más grandes científicos del mundo. La fe es una fuerza tan grande, tan poderosa, que cuando se la recibe en el alma y se vive por medio de ella, puede encargarse de ustedes a través de cualquier situación. No estoy hablando en forma liviana, pues estoy plenamente consiente de que hay muchos gobernadores, (políticos o politiqueros), que en este mismo momento están llenos de dolor, aflicción, dudas y conflictos. Sin embargo, estoy hablando precisamente a esas personas: a las que tengan un sentimiento de completa derrota y desesperación. No son menos los comentarios que se ventilan a causa de nuestros gobernantes, a tal punto de tratarlos de ladrones, ninguno sirve para nada, no hay que reelegirlos más, ineptos, demasiados viejos o demasiados jóvenes, perezosos, aprovechadores, violadores, etc. Quiero que ustedes sepan algo. Contra estos sentimientos, contra su sentimiento de absoluta derrota, contra su dolor, contra su dificultad, contra su duda, les ofrezco el poder de la tremenda Palabra de Dios. Si ustedes tienen fe, nada les será imposible. La confianza y certeza es una fuerza tan poderosa que cuando se la recibe en el alma y se vive por ella, puede encargarse de ustedes a través de cualquier circunstancia de la vida. Se han descrito millones de palabras con respecto al éxito. Pero creo que si estos millones de palabras se pudieran comprimir en unas dos palabras breves y significativas, estas serían: fe e iniciativa. Por supuesto, la Biblia habla de esto en términos un tanto diferentes. En Santiago 2:26, la Biblia dice: “Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta”. No hay nada que se parezca tanto a un cadáver, sin espíritu, como la fe sin obras. Esto nos lleva directamente al sitio en que vivimos, a una ciudad con grandes perspectivas, ahora región, mejores fondos y recursos, en el prisma de los inversionistas, en los planes de los empresarios, en visión continental y hasta mundial, pero, con gobernantes (políticos o politiqueros) desinflados, sin iniciativa, guiados por los chismes y el que dirán, metidos en peleas de conventillo y gastando sus energías en contenciones baratas. Evitando la elección de un Alcalde que tanta falta le hace a la comuna, con el pobre pensamiento de que: “soy yo o ninguno”, dejando acéfala y para la risa a una ciudad que lo único que quiere es abrir sus alas y remontar un mejor vuelo, ciudad que un día confió su voto y respaldo a aquellos que ahora ven por sus propios intereses personales y partidistas. Cualquiera puede desear el éxito, pero se necesita iniciativa para hacer que ocurran las cosas. La fe y el deseo no son suficientes. Ustedes pueden tener toda la fe del mundo, pero si lo único que hacen es afirmar que tienen fe, confianza, certeza y sentarse a desear que algo ocurra, se quedarán, se quedarán sentados desde ahora hasta el día del juicio y nada sucederá. La fe sin obras los dejará a ustedes en un estado en que no realizarán nada. Ustedes tienen que poner el esfuerzo para obrar. Se necesita más que nunca alguien con iniciativa. De materiales exactamente iguales, un hombre con iniciativa construye un palacio, en tanto que otro edifica una choza. Y a menudo el que hace su choza tiene envidia del que ha trabajado duramente para construir su mansión y lo critica. Conozco a muchos individuos que han fracasado, que tienen más capacidad mental y cuerpos físicos más fuertes que los que han tenido éxito. Pero carecieron de iniciativa para lograr el éxito. No hay limitaciones para lo que pueden realizar la fe y la iniciativa. Absolutamente ningunas. Mientras su fe esté puesta en Dios y esté intacta, todas las reservas de poder están a su disposición. “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13). No hay excepción. Esa es la Palabra de Dios. Ustedes pueden arriesgar su propia vida basado en ella. Pero, escúchenme por favor señores gobernantes (políticos o politiqueros): Dios no hará nada para ayudarles a Ustedes a fin de que suceda lo que quieren, si ustedes no se levantan de la silla y salen para comenzar a hacer algo con respecto a eso. La fe sin obras, la fe sin iniciativa, está muerta. Pero con el poder de Dios y la iniciativa de ustedes, las oportunidades no tienen límites. Como ustedes ven, señores gobernantes (políticos o politiqueros), el camino más seguro para enfrentar el trabajo que tenemos por delante, consiste en trabajar, trabajar, siempre un poco más que cualquier otro en el deber que nos corresponde. La ciudadanía, gente común están buscando constantemente hombres o mujeres que hagan lo que no es común. Hombres y mujeres que piensen y tengan iniciativa. Hombres y mujeres que llamen la atención por el hecho de que hacen más de lo que se esperaba de ellos. Estos hombres y mujeres no tienen dificultad para hacer sentir lo que valen. Se destacan entre sus compañeros. Hay mucho lugar para ellos en esta linda tierra abundante de eterna primavera. ASÍ ES QUE, COMIENCEN USTEDES A TRABAJAR. FOTO: chilledsalad _______________________________________________________