martes, 17 de junio de 2008

egolatría...el amor a si mismo

Egolatría…el amor a si mismo.

No creo que haya habido jamás una generación tan egoísta como la presente. Realmente nuestra ciudad está viviendo “la generación del yo”. Su preocupación principal es amarse a si misma en todas sus insidiosas manifestaciones. Eso explica en gran medida porque nuestra Arica está en confusión y caos mirando su futuro.
La filosofía del egoísmo se ha esparcido por todo el ámbito político como un voraz incendio que consume las mejores cualidades de la conducta humana. La nobleza de las personas, demostrada por la preocupación de los demás y el trabajar para el bienestar de los semejantes, prácticamente se ha extinguido en nuestra cultura hoy día. Basta ver los comentarios en el diario morrocotudo, y ¿qué leemos?: difamación, ofensa, denigración, faltas de respeto, malos deseos, creencia de chismes, contenciones y lo que es más destructivo; abrir el ropero de lo personal e íntimo del oponente.
En gran medida, la responsabilidad por estos trágicos eventos se encuentra en la iglesia contemporánea. Esta declaración puede ser chocante, pero sin embargo es la verdad.
El concepto de los seres humanos amándose a si mismos es tan antiguo para el mundo .El deseo de poner los propios intereses primero, por encima de todo, no ha disminuido desde que Caín mató a Abel en un arrebato de ira y envidia.
Lo que debemos recordar es que el claro llamado de Dios en Cristo corta diametralmente a través de esta actitud antigua de agresividad. Caín usó un palo o una quijada de burro, no lo sé; pero en la actualidad se usa la tecnología del Internet para actuar de la misma manera, y muchas veces con la cobardía e hipocresía del seudónimo que deja todo en el anonimato. Jesús nos dijo claramente que debemos amar a nuestros enemigos, bendecir a los que nos maldicen, hacer bien a los que nos odian y orar por los que nos persiguen.
Pero la gran mayoría no lo hacemos.
Para la gran mayoría de los seres humanos, la realidad es “que el pez más grande se come al más chico”. Así, convertimos nuestra hermosa Arica en una jungla, donde para llegar arriba, al poder, de cualquier forma, sin importar a quien pisoteemos en el camino. La consideración más importante es: “¿Qué ventaja le puedo sacar a eso?”
Cuando decía que hacer responsable a la iglesia contemporánea parecería chocante, no lo es tanto, cuando algunos líderes de la iglesia buscan poder, prestigio y prominencia en los estrados. Muchos líderes de toda clase, incluso cristianos, están de acuerdo con el “síndrome del éxito” a toda costa, aunque éste sea contrario al sistema de Jesucristo.
Así que no es difícil entender como el concepto del amor a sí mismo cae tan bien en nuestra Arica contemporánea.
Cualquiera que hoy se atreva a sugerir que el carácter de Dios es totalmente opuesto al del hombre moderno es considerado fuera de foco y anticuado. Cuando un vocero sincero dice a esta generación que Dios, revelado en Cristo, es la suprema abnegación y el supremo altruismo se nos ríen en la cara, nos desprecian y nos consideran excéntricos.
Después de todo, las palabras de moda, tanto en la sociedad como en muchos círculos cristianos, son “mi dignidad”, “mi satisfacción”, “mi realización”, “mi autoestima”, que se resumen en una sola palabra: Egolatría .
Gran parte de nuestros líderes se han conformado a este mundo y el resultado final es que ahora tenemos una cómoda iglesia que descansa feliz. Ya no enfrenta el reto de ver al pueblo de Dios como un cuerpo de creyentes en guerra, manteniéndose firme en territorio enemigo y luego marchando hacia la victoria mientras vence las fuerzas del mal que se oponen a Cristo. Aplican el dicho popular que dice “Si no puedes vencerlos, únete a ellos”. Porque ciertos conceptos y estrategias seculares cautivan rápidamente a las masas en el mundo, se asume que se puede usar el mismo enfoque y estrategia en la iglesia.
Para entender como sucede todo esto, es necesario que entendamos claramente las consecuencias de la “egolatría” y alertar al lector en cuanto al peligro de este sutil fraude.-

La egolatría , irremediablemente lleva al egoísmo y éste produce una personalidad cuya mayor preocupación es el interés personal. El carácter se corrompe porque siempre mira hacia adentro para complacer los intereses y deseos personales. Esto se hace sin considerar el respeto que merecen los demás ni el daño que pueda causar tal conducta.
Esta es la filosofía de vida que dice: “¿Qué ventaja le puedo sacar a eso?”. “¡si tengo ganas lo hago, si no, no!”. “¿Qué me importa?”
Este punto de vista no tiene sentido alguno de responsabilidad hacia los demás y los que lo siguen, no se preocuparán por el bien de la comunidad de Arica. No tienen intenciones de hacer ninguna contribución de valor por los ariqueños. Al contrario, les sacarán todo el jugo posible hasta dejarlos secos.
Esto es diametralmente opuesto al llamado de Cristo de sobrellevar los unos las cargas de los otros. Como pueblo de Dios, tenemos la obligación de levantar al caído, de ayudar a los oprimidos, de llevar descanso al cansado, de restaurar a los afligidos de Arica.
La egolatría si se complace y satisface, produce mucho orgullo. La persona ególatra casi siempre tiene actitudes arrogantes, una cierta altanería en su comportamiento y es difícil de llevar. Hay un elemento de defensa en tal persona que mantiene a los demás alejados., Les cuesta aceptar sugerencias.
Estos atributos son totalmente opuestos a la humildad y mansedumbre que Dios, nuestro Padre, considera de mucha importancia. En realidad Él está en contra de la persona orgullosa. Tampoco se digna residir en la persona altiva de corazón. ¿Cómo puede hacerlo, cuando la voluntad de estas personas está contra de su voluntad?
La egolatría lleva a una conducta cruel que causa enormes daños. Por ejemplo, en el área de las relaciones sociales y gobiernos políticos comunales, provinciales y nacionales , que pueden ser tan hermosas, la persona o área interesada usará a los demás para su propia satisfacción personal. No solamente degrada a la otra persona sino que destruye la integridad del ofensor.-
Cristo nos insta a abstenernos de tales cosas. El desea lo mejor para nosotros. Sin embargo, nuestros líderes nos quieren hacer creer que es posible manchar la pureza y al mismo tiempo permanecer puro. ¡qué mentira!
La egolatría siempre termina en un descontento crónico. Uno se ha colocado a si mismo en un pedestal. Vive constantemente preocupado de que puedan quitarlo de allí, insultarlo y humillarlo. No hay paz ni contentamiento.
Sin embargo, Cristo nos llama a aprender de Él .Es Él quien puede producir en nosotros un espíritu contrito y un corazón humilde. Es él quien nos ofrece descanso y alivio de la tortura de la egolatría . La egolatría es una antítesis del carácter de Cristo. ¿nos sorprende entonces descubrir que tal comportamiento es una afrenta a la santidad amorosa de un Salvador , compasivo y que se preocupa de nosotros?¿Nos podemos dar cuenta de por que Dios dice que una vida como ésta está en densas tinieblas, esclavizada al pecado y a si misma?. ¿Vemos porqué tal conducta contrista a Dios y al Espíritu Santo?. El Espíritu Santo es el que convence al mundo de pecado, justicia y juicio venidero.
Esta es la única manera posible en la que un individuo egoísta y ególatra puede ser cambiado en un hijo de Dios abnegado y desinteresado. Es el milagro de volver a nacer.
Tal alma, sobrecogida de amor y gratitud por la generosidad de un Dios tan amoroso y lleno de gracia, no puede hacer otra cosa que amar a Cristo. El deseo que la mueve ahora, por encima de todos los demás, es hacer la voluntad de Dios, obedecer sus instrucciones y vivir con Él en gozosa armonía.
En su fuerza salimos a servir a nuestra generación y ya no lo hacemos como adoradores a nosotros mismos. Ahora amamos a nuestros semejantes y con gozo estamos dispuestos a dar nuestra vida por ellos, así como Jesús dio su vida por nosotroas.

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