lunes, 18 de julio de 2011

Hebreos 12:2 Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe.La vida Cristiana entera se resume en estas palabras: "Puestos los ojos en Jesú


La vida Cristiana entera se resume en estas palabras: "Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe". Tú empiezas la vida Cristiana por mirar a Jesús. Terminas la vida Cristiana mirando a Jesús. "Puestos los ojos en Jesús" describe la fe misma. Eres nacido de nuevo "puestos los ojos en Jesús". Tú vives la vida Cristiana "puestos los ojos en Jesús". Tú mueres como Cristiano "puestos los ojos en Jesús". Tú eres salvo de la culpa del pecado "puestos los ojos en Jesús". Tú vences al mundo "puestos los ojos en Jesús". Tus oraciones son contestadas "puestos los ojos en Jesús". Tú triunfas sobre la muerte "puestos los ojos en Jesús".
Y al hombre natural le es imposible hacer eso, aunque parece tan simple cuando ya lo ha hecho. Pero el hombre en su estado natural pone los ojos en cualquier otro lugar, menos en Jesús.
"Despreciado y desechado...y como que escondimos de él el rostro" (Isaías 53:3).

El deber del predicador es mostrarle al hombre natural la necedad de no poner los ojos en Jesús. ¿Cómo hacerlo? Lo hacemos al predicar acerca del vacío de la vida sin Jesús. Lo hacemos al dar ejemplos de aquellas personas que desperdiciaron sus vidas porque no lo quisieron mirar a Él. También lo hacemos al hablar sobre el Infierno y el tormento eterno. Lo hacemos al hablar del pecado y sus consecuencias. Lo hacemos al hablar de pecadores en las manos de un Dios airado. Lo hacemos al advertirles del pecado imperdonable.
Todas estas grandes verdades Bíblicas se predican para despertar al hombre natural, y mostrarle la falta de sabiduría y lo absurdo de no "poner los ojos en Jesús". Y, cuando la gracia de Dios le llegue a un hombre, él despertará y se dirá a sí mismo: "Qué necio fui al no mirar a Jesús".
En este simple sermón daré respuesta a tres pensamientos que quizá hayas tenido: "Yo soy ambivalente tocante a la salvación", "Yo no soy convertido porque no sé lo que se siente ser convertido", y "No soy convertido porque no amo a Jesús". Los tres son contestados por nuestro texto:
"Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe"
(Hebreos 12:2).

I. Primero, algunos de ustedes son ambivalentes tocante a Jesús.

Según el diccionario, la palabra "ambivalencia" significa "coexistencia de dos emociones o sentimientos opuestos como la atracción y la repulsión a algo". "Coexistir" quiere decir "que existen juntas, a la misma vez". La persona que dijo "estoy ambivalente" sabe muy bien el idioma. Esta persona sabe que la palabra "ambivalente" significa que está atraído a y repelido de Jesús a la misma vez. ¿Por qué se siente atraído y repelido al mismo tiempo? Es porque vacila entre dos opiniones, porque es "de doble ánimo" con respecto a Jesús.
(Santiago 1:8).
Así era el joven rico. Él quería a Jesús - pero al mismo tiempo quería vivir por el dinero. Él era ambivalente, él experimentó "la atracción y repulsión a" Jesús a la misma vez. Esto no es raro en la Biblia. Judas era ambivalente tocante a Jesús. Igual Nicodemo. Igual Pedro la noche antes que Jesús fuese crucificado.
Los primeros dos hombres, el joven rico y Judas, perdieron sus almas porque continuaron en la ambivalencia, simultáneamente repelidos y atraídos a Jesús, hasta que fue demasiado tarde.
Los otros dos hombres, Nicodemo y Pedro, resolvieron su ambivalencia y se lanzaron a Jesús por la fe.
"Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe"
(Hebreos 12:2).

¿A cuál par de hombres seguirás tú - al joven rico y a Judas, o a Nicodemo y a Pedro? Ultimadamente será el uno u el otro para ti, tal como lo es para toda la gente que simultáneamente experimenta la atracción y la repulsión a Jesús. Yo recuerdo el momento exacto en que dejé de ser ambivalente. Y tú también podrías hacerlo. Vete a Jesús no importa lo que pienses que te costará y tú también serás salvo en un instante.


II. Segundo, algunos de ustedes dicen que no son convertidos porque no
saben lo que se siente ser convertido.

Tu problema es que tú te miras a ti mismo, en vez de tener
"Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe"
(Hebreos 12:2).

Tú estás mirando tu propia conversión en vez de tener "Puestos los ojos en Jesús". Tú piensas que necesitas saber lo que "se siente" ser convertido. ¿No ves cuán absurdo es eso? La conversión "se siente" diferente en cada persona. No toda la gente siente lo mismo. Algunos son llenos de un gozo maravilloso cuando son convertidos. Otros sienten alivio. Otros no sienten casi nada. Lo que la gente siente en la conversión no es importante de ninguna manera. Lo único de importancia es Jesús. En la conversión, Jesús ya no es "despreciado y desechado". Tú ya no escondes el rostro "de él"
(Isaías 53:3). En vez de eso dirás con Tomás:
"¡Señor mío, y Dios mío!" (Juan 20:28).

Tú puedes retorcerte por meses, o aún años, buscando una "emoción". Pero estás mirándote a ti mismo, interiormente, en vez de ver exteriormente a Jesús. Si continúas mirando hacia adentro nunca serás convertido. Yo conozco a alguien que pasó veinticinco años buscando interiormente por la "emoción correcta". Una noche ella paró de verse por dentro y ¡miró hacia fuera a Jesús! Yo le dije: "No vuelvas a verte a ti misma. Ya no te examines. Ya te has examinado por veinticinco años. ¡Basta! ¡Ahora mira a Jesús! ¡Y sigue mirándolo! Cuando tengas dudas, examina a Jesús otra vez. Sigue mirándolo por toda tu vida - ¡y pronto lo mirarás en el Cielo!
"Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe"
(Hebreos 12:2).

Así que, te digo, no necesitas saber lo que se siente ser convertido. Deja de preguntártelo y de pensar en ello. En vez, mira hacia Jesús - afuera de ti mismo. Mira hacia Él, azotado y herido, crucificado y sangrando en la Cruz. Míralo a Él, resucitado y ascendido a la Gloria a la diestra de Dios el Padre. ¡Míralo a Él y eres salvo!

III. Tercero, algunos de ustedes dicen que no son convertidos porque no
aman a Jesús.

Este tipo de persona piensa que puede ser convertida si produce de sí mismo suficiente amor por Jesús. De nuevo, este tipo de persona se ve a sí misma, viendo si acaso él es lo suficientemente santo, viendo si acaso él ha amado a Jesús lo suficiente. Todo esto es salvación-propia. No eres salvo por ser santo ni por amar a Jesús. ¡No, no! Tú estás buscando dentro de ti mismo la prueba si acaso eres convertido o no. ¡Pero la prueba no está en ti! ¡La prueba está en Jesús!
"Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe"
(Hebreos 12:2).

Cuando el carcelero Filipense dijo:
"¿Qué debo hacer para ser salvo?" (Hechos 16:30), Pablo no dijo: " Ama a Jesús y serás salvo". ¡No, no! Pablo dijo: "Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo" (Hechos 16:31). La prueba de la conversión no es cuanto amamos a Jesús. ¡No, no! La prueba de la conversión es
"Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe"
(Hebreos 12:2).

"En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados"
(I Juan 4:10).

¡La salvación no viene por amar a Dios o por amar a Jesús! No porque nosotros lo amemos a Él, sino porque ¡Él nos amó a nosotros!
Deja de buscar la santidad, o la bondad, o el amor por Jesús en ti mismo. Tú nunca hallarás suficiente de estas cosas dentro de ti para convencerte de que eres salvo. En vez, mira hacia arriba, fuera de ti mismo, fuera de tu ser - mira a Jesús sólo, y Él te salvará por Su Sangre y justicia.
Tú nunca tendrás suficiente bondad, o santidad o amor para complacerte a ti mismo, y convencerte de que eres convertido. ¡Pero si miras afuera de ti mismo, y no te vuelves a ver, sino que miras fuera de ti a Jesús - serás salvo por Su Sangre y justicia en un instante! ¡Mira hacia Jesús!
"Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe"
(Hebreos 12:2).

Que ese sea tu tema. Que esa sea tu meta. Que esa sea tu salvación - y ¡nada más!
"Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe"
(Hebreos 12:2).

¡Mira a Jesús - no a ti mismo!
Mira al Cordero de Dios.
Mira al Cordero de Dios.
Él solamente puede salvarte,
Mira al Cordero de Dios.
Que Dios les continúe bendiciendo