lunes, 24 de marzo de 2008

Resurrección, Despues de la muerte...¿Qué?

Resurrección: Después de la muerte, ¿qué?categorias: Columna - Sociedad - Local
Si bien la muerte de Cristo nos llena de la más honda tristeza, la resurrección nos llena de grande gozo... Por Nelson Zenteno
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Escrito por Nelson Zenteno
La resurrección de Jesucristo, junto con su complemento, la ascensión, fue el sello de aprobación del Padre sobre las pretensiones y la obra expiatoria de su hijo. Fueron los dos eventos que pusieron término a la vida terrenal del Salvador, produjeron el cambio de su estado de humillación por el de exaltación e iniciaron su ministerio celestial. La resurrección del Señor es el milagro más grande de la Biblia. Así es como Pablo lo expresa como la piedra fundamental de la fe cristiana (1ª Corintios 15:1-20). Si bien la muerte de Cristo nos llena de la más honda tristeza, la resurrección nos llena de grande gozo, porque sabemos que Cristo fue entregado a la muerte por nuestros pecados, pero resucitó para nuestra justificación (Romanos 4:25). Además, este milagro nos demuestra que Jesús es todo lo que decía ser: El hijo de Dios (Romanos 1:4); porque Dios no hubiera resucitado a un impostor. Sobretodo, nos muestra que Dios es capaz de levantar a los muertos, y así nos da la esperanza de la inmortalidad o vida eterna. El hombre es una trinidad que consta de cuerpo, alma y espíritu. Para nosotros es difícil entender este aspecto único del hombre. Permítame usted aclarar algo, a fin de que no haya confusión de ninguna clase en su mente. Cuando se produce la muerte física, el hijo de Dios continúa viviendo. Si Usted ha recibido a Cristo como su Salvador personal, si Usted ha aceptado su poder salvador, entonces usted es heredero de Dios y coheredero con Cristo. La mayor herencia, la más grande provisión, el supremo tesoro que cualquier hombre puede poseer en la vida eterna con Cristo. Si le viene la muerte al creyente en Cristo en este mismo momento, inmediatamente el alma y el espíritu se marchan de la tierra hacia la presencia del Señor. Las dos terceras partes de ese individuo abandonan el cuerpo instantáneamente. Sólo una tercera parte queda ahí en la tierra. Pablo llama eso “estar ausentes del cuerpo, y presentes al Señor” (2ª corintios 5:8). Eso sucede instantáneamente cuando el corazón da su último latido. Si en este mismo momento, mientras estoy escribiendo para Ustedes, mi corazón dejara de latir y la vida se saliera de mi cuerpo, aun antes que mi cuerpo se desplome de la silla en que estoy sentado, en una fracción de segundo, mi alma y mi espíritu estarían en la presencia del Rey a quien amo, adoro y sirvo, pero a quien; sin embargo, nunca he visto. Cuando Usted oiga que un hijo de Dios murió, incluido Nelson, no lo crea. Como somos nacidos de nuevo, estaremos en la presencia de El. Lo veremos por fin. Sólo una parte permanecerá en la tierra: el cuerpo. La carne será lo único que pondrán en el ataúd. Y cuando coloquen mi cuerpo en la tumba, eso será lo único que pondrán allí, pues mi ser real continúa viviendo. Estimado amigo, Jesucristo resucitó y es la primicia de lo que todos sus hijos harán también. El alma no duerme. El espíritu no duerme. Lo único que se mete en la tumba es el cuerpo. Nadie podrá nunca colocarme a mí, a mi ser verdadero y completo, a esa parte que es eterna, al espíritu y alma en la tumba. Permítame sacar afuera mi entusiasmo, no diga que estoy loco, pero yo nunca seré sepultado totalmente. Cristo me dio vida eterna. La muerte no puede tocarme. El fuego no podrá destruirme. Sólo mi carne será colocada en la tumba, un tercio de mí. Y aún esa parte de mí esperará la gloriosa alborada de la resurrección, cuando se reunirá con el resto de mí. Mientras yo esté en este cuerpo de carne, soy susceptible a la enfermedad, a la tristeza y a la aflicción. Este es un cuerpo de corrupción. Es un cuerpo mortal. Pero uno de estos días ya no será un cuerpo vil. Este cuerpo de corrupción será vestido de incorrupción. Lo mortal será vestido de inmortalidad. Los hijos de Dios resucitaremos, no con un cuerpo vil, sino con un cuerpo como el cuerpo de El, el cuerpo de nuestro maravilloso Jesús. Un día estaré en la gloriosa presencia del Señor, con un glorioso cuerpo nuevo. Cuando suene la trompeta del Señor, y los muertos en Cristo resuciten primero, y los que están vivos sean arrebatados para encontrarse con El en el aire, yo subiré y estaré con El para siempre. A los que amé y están muertos, no los perderé para siempre, ni estarán separados de nosotros permanentemente. Uno de estos días volveré a ver a mi papá. Uno de estos días volveré a ver a mi mamá. Uno de estos días voy a estar con mis seres amados. Yo no cambiaría esa gloriosa esperanza ni por un título mediante el cual se me entregue todo el mundo. Nuestro lugar en el cielo está preparado. Nuestra esperanza es segura. Estoy preparado para irme. Nos veremos en el otro lado... FOTO: bbaltimore

1 comentario:

  1. Yo perdí en un accidente de transito a mi hijo de 4 años, y me hace una gran falta, aveces siento que no voy aguantar tanto dolor, ya no tengo alegría, y lo único que me hace salir adelante es la esperanza que Dios nos dá, Dios me lo Dios y èl me lo quito, bendito y alabado sea...y se que el dìa que vuelva a estar con mi bebe, va a ser en un mundo maravilloso, en la vida que Dios nos prometiò...y se que solo Dios nos promete una vida sin sufrimientos, por eso agarremonos fuerte de las manos de Dios, y sigamos el camino de Jesús, amemoslo con todo nuestro ser, fuerza y corazon; y amemonos unos con otros sin rencores, envidias ni hipocrecìas,y así lo lograremos.....aunque lo q mas amemos aqui en la tierra se nos vaya, tenemos que estar firmes en nuestra fe, esperando la venida de Jesus, y ese dìa volverè a estar con mi hijo y mis familiares que descansaron con cristo, y alli ya nada ni nadie nos separarà jamas, porque ya no va existir la muerte ni la enfermedad....tengamos fe y esperanza...DIOS NOS AMA..!!! sueño con el dìa de que mi hijo me diga: "mami aqui estas, te quiero mucho". Dios es amor.

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