miércoles, 2 de enero de 2008

Reexamen de la Iglesia Cristiana

PUBLICADO EN EL MORROCOTUDO

Hay dos verdades inapelables. 1. Cualquier iglesia da su primer paso cuesta abajo, cuando renuncia a su alta estimación de Dios y 2. La suprema demostración del pecador es no conocer su propio pecado.

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Escrito por Nelson Zenteno

El gran pintor Rafael, se encontraba pintando sus famosos frescos en una iglesia, cuando un par de líderes religiosos se detuvieron a observar y criticar: “El rostro del apóstol Pablo está demasiado sonrosado” comentó uno. “Es porque se sonroja al ver en que manos ha caído la iglesia” replicó Rafael.

El profeta Jeremías habría estado de acuerdo con esa respuesta. Dios habló a través de él: “¿Se han avergonzado de haber hecho abominación?...Ciertamente no se han avergonzado y ni aún saben tener vergüenza” (Jeremías 6:15 y 8:12).

Hay dos verdades inapelables: 1º. Cualquier iglesia da su primer paso cuesta abajo, cuando renuncia a su alta estimación de Dios y 2º. La demostración suprema del pecador es no conocer su propio pecado.
Frente a un nuevo año 2008 y bajo la nueva cobertura de ser una región, distintos estamentos han renovado su estructura, han adoptado nuevas estrategias, han reestructurado sus esquemas y en fin, el cambio se ha hecho notar.

Por ejemplo, el Regimiento Matucana cambió su letrero de entrada por “Brigada de coraceros” y eso significan cambios, como aumento en su dotación, llegada de más personal, “ginetas” más grandes, etc. En carabineros, también me informé que han habido cambios, y hasta tendrán un general para la región. En fin ,todos
Hacen un reexamen. Todos evalúan ,todos se preparan para enfrentar este nuevo desafío, todos buscan mejores estrategias, entonces me pregunté...¿Y la Iglesia? Creo firmemente que la iglesia cristiana necesita urgentemente un reexamen, una nueva estructura, y mejores estrategias que las tradicionales de su sistema eclesiástico. Anticipo que soy cristiano y que nunca ofendería ni dañaría a la novia de Jesucristo, pero creo que urge que hagamos un “mea culpa”, más todavía cuando sabemos que la venida de nuestro Señor Jesucristo se acerca.

Nuestro problema no es que el público haya descubierto de pronto que hay pecadores dentro de la iglesia, para vergüenza de los cristianos. A pesar de que el público sabe del pecado dentro de la iglesia desde hace mucho tiempo, la iglesia ha sobrevivido.

Hoy día, no somos como un grupo de niños sonrojados a la expectativa porque alguien nos atrapó quebrantando las reglas. Más que eso, parecemos un ejército derrotado, desnudo ante nuestros enemigos e incapaces de pelear, porque ellos han hecho un descubrimiento aterrador: La iglesia ha perdido su integridad.

Si este descubrimiento se limitara a saber que la iglesia se ha contagiado con hipócritas, todo lo que tendríamos que hacer sería quitarnos las máscaras , disculparnos y ser honrados. Sin embargo, la cuestión es mucho más profunda de lo que la mayoría de nosotros queremos admitir, porque la integridad involucra la naturaleza misma de la Iglesia en el mundo moderno. El diagnóstico es doloroso y el remedio costoso; pero la iglesia debe tener el valor de enfrentarse a ellos con toda honradez y hacer lo que sea necesario.

El mundo se pregunta: ¿Se puede confiar en la iglesia?. Durante siglos, la iglesia le ha estado pidiendo al mundo que reconozca sus pecados, se arrepienta y crea al evangelio. Hoy día, siglo 21, el mundo es el que insta a la iglesia a enfrentarse a sus pecados, arrepentirse y ser una iglesia genuina. Los cristianos afirmamos que no nos avergonzamos del evangelio de Cristo; pero tal vez el evangelio de Cristo está avergonzado de nosotros.
Hay dos evidencias que manifiestan la debilidad de la iglesia en su actuar contemporaneo: 1º. Es sal de la tierra, pero evidentemente no somos lo suficiente salados para ahuyentar la corrupción en el gobierno, sea nacional o regional; los grandes negocios, el deporte, o incluso, dentro de nuestros ministerios religiosos. y 2º. La iglesia es la luz del mundo, pero es evidente que esta luz es demasiado débil para tener mucha influencia en la gente de hoy día.

La iglesia Cristiana necesita un reexamen, porque últimamente ha dado claras evidencias que está enferma, evidenciando síntomas como: pastores homosexuales ministrando a multitudes, curas mancillando la inocencia de niños y niñas, líderes religiosos estafando, presentando proyectos estatales que nunca se realizan, pastores enriqueciéndose a costa de sus feligreses, personajes de alto perfil, declarándose cristianos como senadores, diputados, concejales y alcaldes, para luego enfrentarse al juez bajo acusación de estupro, estafas o robo.

Hace apenas un mes, me enteré que en el templo de una congregación se confrontaron dos bandos, con golpes de puños, improperios, y hasta balazos. Algo está funcionando mal y la iglesia debe encontrar el motivo. Debemos los cristianos hacer el reexamen y pedirle a Dios que sane nuestra iglesia. Aun es tiempo para que Jesucristo haga una cirugía en su amada. Más tarde, necesitaríamos un resucitador.

Jeremías escribió: “Yacemos en nuestra confusión y nuestra afrenta nos cubre(Jeremías 3:25). Creo que la crisis que enfrenta la iglesia hoy es similar a la que Jeremías y su pueblo encararon en los días anteriores a la cautividad babilónica.

Ahora podemos entender mejor porque Jeremías fue maltratado durante tantos años y porqué rechazaron su mensaje: porque fue capaz de delatar la religión falsa de su día y tuvo el valor de proclamar la verdad sobre la misma a pesar de que el hacerlo le trajo soledad, persecución y el martirio. Para los sacerdotes y profetas, fue un hereje; para los políticos y gente común del pueblo, un traidor. La gran mayoría de los creyentes se unían en sus costumbres religiosas, pero Jeremías marchaba siguiendo su propio estandarte.

Un día, el profeta Jeremías rompió el silencio y predicó un sermón valeroso, puesto de pié ante una de las puertas del templo. Este sermón está registrado en Jeremías 7:1 al 8:3 y si usted es cristiano, le suplico que lo lea. Imagínese como responderíamos hoy día siendo miembros de una congregación si escucháramos esta clase de predicación el próximo domingo:

“Mejoren vuestros caminos y vuestras obras y los haré morar en este lugar. No se fíen en palabras de mentira diciendo: templo de Jehova, templo de Jehova, templo de Jehova es este. He aquí, ustedes confían en palabras de mentiras que no aprovechan. Hurtando, matando, adulterando, jurando en falso e incensando a Baal y andando tras dioses extraños que no conocen. ¿Vendrán y se pondrán delante de mí en esta casa sobre la cual es invocado mi nombre y dirán: librados somos; para seguir haciendo todas esas abominaciones?. ¿Es cueva de ladrones delante de vuestros ojos esta casa sobre la cual es invocado mi nombre? (Jeremías 7:3-4, 8:11). Cueva de ladrones es un lugar donde los ladrones corren a ocultarse después de cometer sus fechorías. Una de las mejores maneras de cubrir nuestros pecados es asistir a un servicio religioso y representar la rutina de la adoración a Dios, evitando con todo cuidado cualquier sentimiento de arrepentimiento.

La religión de moda en los días de Jeremías era increíblemente semejante al cristianismo de moda en nuestros días. Por un lado, lo que la gente profesaba creer, tenía muy poca o ninguna influencia en su forma de vivir. Tenían una expresión pública de santidad ( reputación); pero carente por completo de poder moral o espiritual ( carácter). La religión prosperaba a medida que los pecados de la nación se hacían cada vez más profundos y el juicio de Dios maduraba.

Era el tiempo en que la religión constituía un “gran negocio” y el ministerio del templo prosperaba. Los pastores de ese tiempo y los falsos profetas comerciaban una versión popular de la religión que le daba a la gente las suficientes vivencias para que se sintieran felices; pero no la verdad completa que los santificara. Podían adorar a Baal un día y luego encaminarse al templo al día siguiente para adorar a Jehova, y nadie se atrevía a criticarlos a pesar de que a los adoradores de Baal se les permitía asesinar a sus propios hijos. Si esto le suena pagano, acuérdese que tenemos un alto índice de asesinatos de bebés que aún están en la matriz, y hay muchas personas religiosas que apoyan esta práctica o sencillamente no dicen nada.

¿Qué pensaba Dios de todo esto?... Jeremías clamó: “Cosa espantosa y fea es hecha en la tierra: Los profetas profetizan mentira, y los sacerdotes dirigen por mano de ellos, y mi pueblo así lo quiso. ¿Qué harán cuando llegue el fin?...(Jeremías 5:30-31). La nación estaba destruida por causa de sus profetas y las maldades de sus sacerdotes” (Lamentaciones 4:13).

Jeremías dejó para la posteridad los nombres de algunos de los “líderes espirituales”. de su día. Su jefe era Pasur (Jeremías 20) , un sacerdote que dirigía el ministerio del templo y que hizo todo lo posible por silenciar a Jeremías. Un día lo abofeteó y luego lo puso en el cepo. Otros son Ananías, Semaias, Acab y Sedequías. Estos cinco hombres , además de otros profetas falsos y sacerdotes hipócritas, fueron muy populares entre el pueblo. ¿Porqué?, porque solo se ocupaban de cosas superficiales y nunca se atrevieron a adentrarse a la raíz del problema, la necesidad urgente de arrepentimiento: “Curan la herida de mi pueblo con liviandad diciendo :paz, paz; y no hay paz. (Jeremías 6:14). La religión era nada más que una ayuda sobrenatural para que cada uno hiciera lo que deseaba: ganar dinero, asegurar una cosecha abundante, aumentar los bienes, sentirse bien, asesinar al contrincante odiado, triunfar sobre el vecino...¿Nos resulta familiar eso? .
Hoy día , al igual que en los tiempos de Jeremías , la gente está dispuesta a dejarse llevar por otros rumbos y hasta a apoyar y defender a la mismísima gente que los engaña y los destruye, y “Mi pueblo así lo quiso” (Jeremías 5:31). ¿Porqué?... porque la naturaleza humana prefiere seguir el camino fácil que evita tener que escuchar la palabra de Dios, arrepentirse y obedecer su voluntad. A esto se debe que la multitud sigue a Pasur y no a Jeremías; elige a Barrabás en lugar de a Jesús y lanza piedras a los verdaderos profetas y azota a los siervos de Dios. La multitud prefiere el camino ancho porque es más fácil, más rápido y mucha gente va por él.
Otro paralelo entre los tiempos de Jeremías y nuestro tiempo actual, es que muchos líderes eran hombres codiciosos, que explotaban la religión para su beneficio personal. Se gloriaban en su propia prosperidad y en la del templo y la nación . Después de todo ¿No eran ellos el pueblo escogido de Dios y no era la riqueza que poseían la prueba de su fidelidad y bendición de Dios? . (Es interesante notar que Pasur significa: rodeado de prosperidad).

Jeremías se atrevió a predicar sobre el décimo mandamiento : “Porque desde el más chico de ellos hasta el más grande, cada uno sigue la avaricia; y desde el profeta hasta el sacerdote, todos son engañadores” (Jeremías 6:13 y 8:10). “Más tus ojos y tu corazón no son sino para tu avaricia” (Jeremías 22:17). Cuando una persona es avara, está en peligro de quebrantar todos los mandamientos, “porque la raíz de todos los males es el amor al dinero” (1 Timoteo 6:10). Una vez que alguien comienza a codiciar, no le importa mentir, robar e incluso asesinar para obtener lo que desea.

Las riquezas y el ministerio han estado en conflicto dentro de la Iglesia desde que Ananías y Safira mintieron sobre la venta de su propiedad y Simón el mago intentó comprarle a Pedro el poder de impartir el don del Espíritu Santo.

Por último, si nuestros días son como los de Jeremías (y estoy convencido de que lo son), estamos viviendo una época de oprobio. También estamos viviendo una época en que Dios está a punto de juzgar a su pueblo. “porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios” (1 Pedro 4:17). Hay una verdad que nos debe hacer recapacitar antes de iniciar el nuevo año 2008; y es que Dios preferiría destruir su templo y permitir la destrucción de su ciudad Santa, antes que permitir que sus líderes promuevan el doblez religioso, y su pueblo apoye esto. Esperó décadas enteras antes de mandar su juicio, mandó repetidamente a sus mensajeros parta advertir a su pueblo; pero éste se negó a escucharlo. La infortunada influencia de los falsos profetas ,falsos maestros, falsos sacerdotes, y falsos pastores se extendió por toda la tierra hasta que casi todos se vieron afectados por ella. Escuchemos de nuevo las palabras de Dios a través de Jeremías: “Y en los profetas de Jerusalén he visto torpezas; cometían adulterios, y andaban en mentiras , y fortalecían las manos de los malos, para que ninguno se convirtiese de su maldad; me fueron ellos como Sodoma, y sus moradores como Gomorra... porque de los profetas de Jerusalén salió la hipocresía sobre toda la tierra. (Jeremías 23:14-15). No es de extrañar que haya tantos escándalos en nuestro país hoy día, cuando toda la tierra está tan infectada por la perversión moral y espiritual.

Así como no hay bendición mas grande que dios pueda enviar a una nación o a un pueblo que el concederles ministros , sacerdotes, profetas, maestros fieles, sinceros y rectos ; así también, la maldición mas grande es entregarlos a guías ciegos, no regenerados, carnales, tibios y mal preparados.

No obstante, encontramos que en todas las edades han habido lobos con piel de ovejas... y desgraciadamente el pueblo prefiere eso.

Es tiempo que los líderes cristianos entren al conclave, le saquen una radiografía a nuestra ciudad, ventilen sus “enfermedades y degradantes”, estudiemos sus causas, hagamos pactos de unidad, busquemos nuevas estrategias, identificando a nuestro único enemigo el diablo. Total, si Dios es con nosotros, ¿quién contra nosotros?

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