domingo, 8 de agosto de 2010

CONTINENCIA…“Viejos remedios” que todavía hacen bien. (especial para jovencitos de 12 a 17 años) 1ra parte.

“Quién tiene la voluntad, tiene la fuerza” dijo hace miles de años el griego Menandro de Atenas: “Eso que busco y pocas veces encuentro, eso que quiero pero que no alcanzo, eso que me haría falta, pero es escaso. Quiero fuerza de voluntad, quiero ser capaz de hacer algo, de terminar algo, de no rendirme porque lo vea racionalmente perdido. Me he dado cuenta de que todas mis experiencias pasadas, todos mis fracasos se podrían haber resuelto, podrían incluso haberme mejorado el presente y el futuro si hubiera sido algo mas insistente y no me hubiera dejado guiar por la frustración y la ambición”
Permítanse, los jóvenes, primero que todo, excusar a nosotros los adultos, por la deuda gigantesca contraída al no brindarles la verdadera y amorosa paternidad, el tiempo necesario para aclararles todas sus curiosidades y lo más grave: aconsejarles a “rendirse sin luchar.”
Frente a tanta problemática: la libre opción sexual, el sistema pornográfico y vulgar, frente a la promiscuidad de embarazos no deseados, frente al alcoholismo en aumento, frente a la drogadicción y tabaquismo, frente al alejamiento de figuras paternales, frente a tanta presión y depresión en que viven, con anorexias, bulimias, intentos de suicidio, delincuencia, comportamiento anti social, fracaso y defraudo eclesial, etc., etc.; no encontramos una solución más fácil que hacerle campaña al uso del “condón”, invitándolos directamente a “rendirse sin luchar”. (usa condón y asunto arreglado)
El rendirse antes de tiempo, rendirse sin luchar, rendirse sin darse la oportunidad de saber que tal vez pudiste ganar, en definitiva es un acto mediocre, cobarde y denota una total falta de energía y gusto por la vida y por lo que existe en ella.Muchas veces, dejamos de lado cosas buenas por miedo, por flojera, por desidia y lo único que eso nos acarrea en el futuro son frustraciones, amarguras y viviremos con la eterna incógnita de "y si yo hubiera?"Que triste vivir así ¿no?Es mas fácil dejar las cosas de lado que luchar, pero a lo largo de tu existencia, conforme creces y te das cuenta de la enorme capacidad que tienes para obtener lo mejor, creo que vale la pena luchar por tus objetivos, ser osados, pero también saber entender cuando algo no es para ti, sin embargo, no te quedarás con la duda de lo que pudo haber sido, si le hubieras echado mas ganas a la vida.
Basta de un prefacio tan largo y vamos de frente al campo de batalla: “¿PUEDEN LOS JÓVENES PASAR LOS AÑOS DE SU JUVENTUD ANTES DE CASARSE SIN GOZAR DE UN MODO U OTRO DEL PLACER SEXUAL?”
No hay que responder tan rápidamente, por que bien decía mi abuela hace muchos años: “la castidad no hace reír más que a los imbéciles”.
Los médicos, especialmente los urólogos, los padres de familia, los maestros de buen nombre y todo buen consejero, hablan con respecto de la continencia de los jóvenes, porque saben que es el remedio preventivo por excelencia. La castidad antes del matrimonio es el medio más seguro de escaparse de cualquier enfermedad venérea, SIDA, o problemas sociales serios, seguridad que tiene su precio, pero que procura grandes ventajas.
¿Quién es más hombre o mujer, el que se abandona y se deja vencer en cada ocasión, o el que, por el contrario, prefiere permanecer más fuerte que el ciego instinto del deseo? La práctica de la castidad desarrolla el carácter, ya que es el resultado de un método de existencia que pide al principio grandes esfuerzos de voluntad; poco a poco, sin embargo, disminuyen las dificultades y la castidad termina siendo un asunto de entrenamiento.
El disoluto termina siendo un sensual para quien tan sólo cuentan los goces carnales. Éstos apagan, sofocan todos sus sentimientos elevados. Ignoran la bondad y la delicadeza. No creen en el desinterés ni en la virtud de las mujeres. No saben de tener un corazón noble. Les caracteriza una palabra terrible que quiere decir cansancio, usura, derrota: es un “hastiado”.
El joven que resiste sus pasiones sabe por excelencia que existen alegrías más profundas que las de la sensualidad. No confunde el placer con la felicidad. No se ríe de los pensamientos nobles. Al contrario, quiere que su vida sea bella y fecunda. Es generoso. ¿Cuál de los dos es más digno de estima?...
Los jóvenes que frecuentan prostitutas ó que sus amistades son “fanáticas de a todo sí”, creen conocer a la mujer. En realidad, cegados por su egoísmo de buscador de placeres, mal preparado para el amor verdadero, ignora casi todo lo que hay en el corazón femenino.
El joven casto, por el contrario, ha tenido la costumbre de respetar a la mujer y de respetar al amor.
La mujer para él no es un instrumento de placer, sino su compañera y su igual. Por tanto, tendrá a futuro para ella toda clase de atenciones. Él sabe que el amor es un don mutuo, una consagración de cada uno a la felicidad del otro. Las primeras efusiones de un corazón intacto que él ofrecerá a su joven esposa serán para ella el mejor testimonio de amor.
Ya oigo tu objeción: “Todo está bien; la continencia tiene muchas ventajas, pero…¿es posible? ¿puede un joven normal abstenerse de toda actividad sexual hasta el día de su matrimonio?
Con la casi unanimidad del cuerpo médico, padres responsables, sacerdotes, pastores, consejeros y maestros respondemos que SÍ, sin ninguna duda. Y te explicaré las razones de esta afirmación, pero es tema de la segunda parte…

No hay comentarios:

Publicar un comentario